Haber crecido en una familia latina es algo que nos llena de orgullo y nos identifica culturalmente. En una sociedad tan diversa nos hacemos sentir por nuestro idioma, costumbres, recetas, tradiciones y forma de ser que son muy peculiares y nos representan donde quiera que estemos. Si creciste entre padres y abuelos latinos sabrás que somos los más fiesteros y amigables, pero también nos enseñaron reglas de disciplina desde muy chicos.
MamásLatinas: Personalidades latinas que pueden inspirar a nuestros hijos a alcanzar sus sueños
No importa la edad que tengas, siempre serás la eterna consentida de tus padres. Esperarás por los domingos para esas reuniones alrededor de la mesa que se prolongan por horas y terminan en fiesta. Tu abuela será la mejor curandera del mundo y tendrás tantos tíos y primos que difícilmente los recordarás a todos.
Sabrás que crecer como latino es una experiencia maravillosa cuando adviertas que tienes todos estos aspectos en común con latinos de nacionalidades distintas y que ni siquiera lo habías internalizado. El orgullo hispano está más presente que nunca y vale la pena celebrarlo. Mira estas 20 señales de que fuiste criado por padres latinos.
Desde muy temprana edad aprendiste a permanecer en silencio ante los regaños de los adultos y a nunca cuestionar nada.
Para las familias latinas, el respeto a los mayores es algo fundamental. Y no me refiero solamente a los regaños de los padres, los niños latinos de mi generación aprendimos a muy temprana edad que había que guardar silencio cuando cualquier adulto (hasta los vecinos) nos regañaban.
Llegar tarde a la fiesta es una costumbre comúnmente aceptada.
En los hogares latinos se suele decir a los invitados que la fiesta o reunión es un par de horas más temprano, procurando que estén a la hora deseada por el anfitrión. Es tan común que la gente llegue tarde que la hora de invitación rara vez se cumple. Nada de reloj militar cuando se trata de nuestra gente.
Tu abuela siempre está preocupada por tu salud.
Las abuelas son esa otra madre que la vida nos da y cuando se trata de las latinas ellas pretenden que te cuides todo el tiempo. Insisten en que lleves el suéter y la bufanda para evitar resfriarte, te coloques medias y no se te ocurra caminar descalza por la casa. La abuelita hará lo posible porque estés protegida contra cualquier enfermedad.
Tu mamá procura que salgas equipada con todo lo necesario.
Ella lo vivió con tu abuela y ahora es la encargada de que salgas a la calle con todo lo que requieras para que estés sano y salvo. Desde el paraguas y la comida hasta ese suéter que no puede faltar. No importa en qué época del año te encuentres, a tu madre no se le escapará ni un detalle de lo que debes llevar contigo.
Se toman muy en serio las comidas familiares.
Es típico ver a toda la familia reunida alrededor de la mesa disfrutando de los más suculentos platillos recién salidos de la cocina de mamá o de la abuela. Nada como esperar a que llegue el domingo para poder estar todos juntos, incluso aquellas personas que se vuelven parte de la familia aunque no lo sean. Es una de las tradiciones que más nos gustan de ser latinos.
La cocina es algo que disfrutamos al máximo.
Si algo nos caracteriza a los latinos es la tradición de preparar los más ricos platillos de nuestros países para compartir entre familiares, amigos y vecinos. Tamales, arepas, pasteles, tortillas, alcapurrias, tostones y empanadas son tan solo algunas de las delicias que forman parte de nuestra cultura culinaria. Dicen que el amor entra por la cocina y eso muy cierto.
Nuestras comidas se caracterizan por su gran toque de sabor y condimento.
La comida sin adobo o chile no es nuestra. Lo que para nosotros no está muy picanten para un extranjero es un plato súper condimentado. Sin duda, eso es algo que nos caracteriza. Por eso, se dice que el latino tiene sazón que se refleja en la alimentación.
Tu familia es numerosa y te cuesta recordar los nombres de todos.
Seguramente te ha pasado que tienes un montón de tíos y primos que ni siquiera conocías. Es por eso que en las reuniones familiares te dedicas a socializar con todos ellos, aunque jamás en tu vida los hayas visto. Al cabo de un rato sentirás que han estado allí toda la vida.
Adoras conversar con tu madre por teléfono.
Tu madre es esa persona que te entiende y te conoce como nadie. Cuando conversan por teléfono la gente voltea a verte por la efusividad y emoción que transmites. De repente alzas la voz y ni cuenta te das porque así de especiales son los momentos con mamá, incluso a la distancia.
Salir a comer con tu familia es épico.
Si cuando salen a comer se pasan horas en el restaurante y un almuerzo se convierte en tremenda celebración es porque ese espíritu alegre nos acompaña a todas partes. Seguramente todos lo pasan genial y lo que es mejor, terminan haciendo amigos en otras mesas. ¿Quién dice que no se puede hablar con perfectos desconocidos?
Hay cosas muy peculiares que hace tu familia.
En esas salidas a comer notas que tus tías y primas no pueden dejar de llevarse todo lo que les llama la atención. Desde las servilletas, sobrecitos de azúcar y salsa soya hasta esos pequeños envases de mermeladas son una debilidad que de ninguna forma son ignorados si caben en algún bolso.
La disciplina es un atributo de tus padres.
Por muy consentidores que sean tus padres te han disciplinado para seas una buena persona. Desde que estabas chico sabías cuando hacías algo que estaba mal. Además, conoces muy bien lo que implica las palabras chancleta y cinturón.
La fiesta de quinceañera es súper importante para tu familia.
Tus padres buscaron la manera de hacerte unos 15 años memorables, así hayan tenido que endeudarse por varios años para pagarlo. La foto bailando el vals con tu padre ocupa un lugar especial en el salón principal de la casa y por ahí tienen guardados varios de los centros de mesa, así como el vestido espectacular que te mandaron a hacer para la ocasión. Tu iniciación en sociedad no podía ser más inolvidable.
Tus padres no fueron permisivos para algunas cosas.
Es probable que tus amistades no latinas podían quedarse a dormir en otra casa, algo que para tus padres era simplemente inadmisible. Algo que supiste entender en su momento, así te haya tocado tener que mentirles a tus amigas para darles alguna excusa que sonara creíble.
Te tocó pasar unas festividades muy distintas a otros niños.
Mientras los demás iban disfrazados de los personajes de moda en carnavales o Halloween a ti te tocó al menos en una ocasión llevar un traje de La Chilindrina, El Chavo del Ocho o El Chapulín Colorado. Obviamente, tuviste que explicar mil veces de qué ibas vestido. Te daba orgullo decirlo aunque los no latinos no lo entendieran muy bien.
A veces tus familiares se exceden en las fiestas.
Que alguno de tus tíos o primos se exceda con la bebida y termine tirado en un sofá no es algo que sorprenda. Más bien todo lo contrario. ¿Sería normal que al menos alguien no acabe con unas copas de más y su consecuente resaca?
Algunos de los ideales de nuestros padres son anticuados.
Si te tocaba lavar la vajilla pero a tu hermano no porque eso eran "cosas de niñas", eres parte de una familia hispana. Aunque se trate de una idea obsoleta, ya que hoy día todos hacen de todo por igual, para tus padres eso era lo correcto. Tu hermano en cambio haría otras cosas como podar el césped y sacar la basura.
Te enseñaron a celebrar la vida a cada instante.
Cuando viajes a tu país de origen será normal que tú y tu grupo familiar aplaudan y celebren apenas el avión toque tierra como una manera de honrar los antepasados. No importa que hayas nacido en Estados Unidos ni cuántas veces viajes al que haya sido el hogar de tus padres. La celebración será un ritual para ustedes.
Las abuelas siempre tendrán la cura para todo.
El Vicks VapoRub se emplea por toda la familia como la poción mágica que cura cualquier mal, como les enseñó la abuela. Desde el resfriado y el dolor de cabeza hasta el malestar de garganta e incluso las quemaduras. Seguramente no faltará un pote de estos en el cajón de medicamentos de primera necesidad.
Tus padres siempre sabían como consolarte.
Algo que se quedó en tu memoria para siempre fue el canto de tus progenitores, "Sana, sana colita de rana", cada vez que hacías una travesura y acababas lastimándote. Una canción de cuna que los niños latinos conocen muy bien e incluso les ha funcionado para sentir alivio.
Tus padres harían lo que sea por apoyarte.
No importa la edad que tengas siempre serás su eterno "bebé", por lo que puedes saber que cuentas con tus padres incondicionalmente a los 20, 30 y 40. Acércate a ellos por un consejo, una ayuda o lo que necesites y te dejarán saber lo mucho que te aman.
