El suicidio es un lamentable acto al cual recurren muchas personas con el fin de terminar con su dolor emocional. Sabemos que es un tema difícil, y aunque no es algo que les ocurre a todos, es importante que como padres estemos alerta ante cualquier foco rojo, sobre todo en la adolescencia que es una etapa donde se presentan tantos cambios en su cerebro. Es por esto que en MamásLatinas decidimos abordar este tema porque nos interesa que conozcan las señales de alerta ante la conducta suicida en los hijos adolescentes y las formas en que podemos ayudarlos.
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Como psicóloga clínica, como psicoterapeuta y sobretodo como mamá de dos adolescentes, me es imprescindible decirte que, de acuerdo con la OMS, el suicidio es la cuarta causa de muerte entre adolescentes por lo que sensibilizarnos ante este tema es algo muy necesario. Para empezar, hay que olvidar un poco aquel pensamiento de que los chicos o niños que hablan sobre quitarse la vida lo hacen porque quieren llamar la atención. No es así, te invito a que quitemos ese estigma que se ha generado en torno a los avisos sutiles que los chicos dan por lo que la primera forma de ayuda es tomar en serio todas las amenazas de suicidio y buscar tratamiento inmediato. En esta información que te brindo encontrarás señales que no debes dejar pasar y las formas en cómo puedes apoyarlo en el camino.
Escucha este episodio de nuestro podcast Mamá Dice, con consejos sobre cómo hablar con nuestros hijos sobre el suicidio cuando ocurre en nuestra familia:
Señal: Habla con frecuencia sobre desaparecer.
Si tu hijo adolescente habla continuamente de la muerte y hace bromas o pregunta qué harías si se muriera, no lo tomes a la ligera. Es posible que no esté teniendo buenos mecanismos de afrontamiento ante las situaciones de estrés que se están presentando en su vida. Incluso puede sentirse presionado por cuestiones sociales, escolares, de pareja, familiares y quizá no se sienta con la fortaleza emocional suficiente para afrontarlo.
Apoyo: Ayúdalo a expresar lo que siente sin juzgarlo y busca ayuda profesional.
Muchas veces lo que puede ser simple para ti, no lo será para tus hijos e incluso lo que tú resolverías de forma inmediata, ellos pueden no hacerlo igual. De hecho, pueden sentir que el mundo se les viene encima y que no tienen la capacidad de enfrentar los retos. Aprende a escucharlos sin descalificar sus emociones. Evita decirles que exageran o que ya se les pasará, o peor aún que son cosas de la edad y que el tiempo los aliviará. Habla con ellos. Un ejemplo puede ser decirles “entiendo por lo que me cuentas” que te sientes muy angustiado, lo veo en tu mirada, gracias por compartirme y confiar. Puedes decirme todo lo que sientes y yo te voy a escuchar para que juntos busquemos la solución. Eso sí, la primer solución debe ser acudir con un profesional de la salud mental que los oriente a todos como familia.
Señal: Está tomando riesgos de mucha imprudencia.
Más allá de ser una conducta “natural del adolescente“ al no medir las consecuencias de sus acciones, notas que cada vez lo hace con más frecuencia. Es como si buscara el peligro en todo. Es una forma indirecta en la que está avisando de forma sutil que su vida no le importa mucho. Se pone en continuo riesgo con conductas como conducir con imprudencia y a alta velocidad o caminar por callejones oscuros a altas horas de la noche, por ejemplo.
Apoyo: Acércate emocionalmente y pregúntale para qué lo hace.
Es importante que no le restes importancia a su conducta. Pensar que son cosas de la adolescencia es solo una manera de negarte que algo está sucediendo por temor a afrontar aquello que le pasa. Quizá no sabes cómo acercarte y sientes que prohibiéndole las cosas va a cambiar la conducta o quizá sientas que es sólo rebeldía y que castigándolo se le va a pasar. No siempre es tan simple, así que lo mejor es que si tienes sospechas de que se está poniendo en la boca del lobo, acércate y hazle saber que esas conductas te preocupan, que si no quiere hablar contigo pueden buscar ayuda con un profesional de la salud mental y acompáñalo.
Señal: Tiene excesiva desesperanza hacia el futuro.
Casi todas sus conversaciones giran en torno a sentir que nada vale la pena, que nada cambiará, que no será capaz de lograr sus metas. Todo esto acompañado de falta de motivación y con mucha tristeza en sus palabras. Esto va más allá de un día decepcionante o de una personalidad pesimista, ya que se está convirtiendo en un hábito que antes no tenía. Además, deja de hablar de sus proyectos futuros y pareciera no tener metas a corto ni a largo plazo.
Apoyo: Intégralo a un deporte donde se practique la competencia.
Además de que el ejercicio contrarresta la depresión, puede ser una oportunidad para encontrarle un sentido a su vida. Es importante que lo acompañes los primeros días sin ser invasiva. Es una forma de hacerle saber que estás ahí sin que le resulte molesto. Es por ello que acompañar no significa presionar o agobiar con tu presencia. Además, lo recomendable es que tu acompañamiento sea progresivo hasta que se desenvuelva por sí mismo poco a poco en dicha actividad.
Señales: Se lastima de forma sutil o evidente.
El cutting es una forma en la que tu hijo busca regular la ansiedad que está sintiendo. Además, al agredirse siente un alivio temporal debido a que maneja el dolor emocional a través del físico como una forma de dejarlo salir. No es una conducta sana. Por lo tanto hay que poner atención en ello sin que tu hijo sienta una desaprobación inmediata por lo que está haciendo. Es natural que te sientas preocupada, aunque lo mejor es que antes de soltar el regaño, respires, te calmes y le pidas que hable del tema, de qué es lo que siente cuando le dan ganas de cortarse y de los momentos en los que siente la necesidad de hacerlo. Hazle saber que te preocupas y que lo que quieres es que se sienta bien por lo que tendrán que pedir ayuda profesional.
Apoyo: Busquen juntos un grupo de terapia de apoyo.
Es muy importante que tu hijo comience una terapia. Un tratamiento que puede ser útil son los grupos de apoyo en donde chicos que practican el cutting como una forma de descarga y de regulación de la ansiedad, puedan compartir sus experiencias sintiendo la comprensión de otros que pasan por lo mismo. Debe ser un grupo guiado por un profesional de la salud mental ya sea un psicoterapeuta de grupo o un psiquiatra que los escuche y al mismo tiempo les enseñe técnicas de gestión emocional en las que puedan tener otras herramientas de descarga que no sean la agresión corporal.
Señal: Cambios abruptos en su rendimiento escolar.
Sus mecanismos de afrontamiento ante el estrés son muy limitados y es posible que esté siendo víctima de bullying. Su falta de motivación le impide tener la energía suficiente para defenderse del abuso de poder de sus compañeros. Para que sepas qué es lo que está pasando, es muy importante que como padres estén al pendiente de las causas de su bajo rendimiento escolar y estén en constante comunicación con los orientadores y profesores de su escuela. Es muy difícil que tu hijo te cuente directamente cuando algo así está pasando aunque tu referente principal para saber que algo no está bien, es su bajo rendimiento escolar, sumado a otros elementos que te he mencionado en puntos anteriores.
Apoyo: Programa citas mensuales en el colegio.
Pase lo que pase, aunque sientas que tu hijo está mejorando, es muy importante que no sueltes el seguimiento en conjunto con la escuela. Ahí pasan gran parte de su día y los que pueden estar en continua observación de sus experiencias y la forma en cómo interactúan con otros, son sus maestros. Ellos podrán estar atentos a lo que sucede en sus momentos de integración e intervenir cuando lo consideren necesario, sobretodo si está siendo víctima de acoso. Si tú y el colegio hacen trabajo en equipo, pueden evitar que esto tenga efectos más nocivos en la salud mental y emocional de tu hijo.
Señal: Se desborda emocionalmente y no puede parar.
Te das cuenta de que cada vez le es más difícil gestionar su tristeza, frustración o enojo. Incluso puede que te parezca exceso de sensibilidad o berrinches cuando se trata de frustración. Sin embargo, es posible que se esté desbordando debido a que ha acumulado una gran cantidad de asuntos pendientes en su mente y en su vida con las que siente que ya no puede lidiar. Pueden ser desilusiones que nunca ha platicado con nadie, traumas que se están destapando como un abuso, o cierta desesperanza que ha ido acumulando con el paso del tiempo hasta convertirse en depresión, sobretodo cuando hay antecedentes de depresión clínica o de suicidio en la familia.
Apoyo: Es imprescindible llevarlo a un médico de la salud mental.
A pesar de que estamos en pleno siglo XXI y que la ciencia ha avanzado a pasos agigantados, aún existen muchos estigmas con respecto a visitar a un psiquiatra o incluso con respecto a tomar los fármacos que pueden ser de gran ayuda para regular la neuroquímica cerebral. Aunque no es necesario que existan antecedentes de suicidio o depresión en la familia, es muy importante tener una visión y panorama clínico que aporte beneficios a la salud mental de tu hijo. A veces un fármaco temporal, sumado a la psicoterapia y al deporte pueden ser la salvación ante las ideas suicidas y la pérdida de sentido de vida. No lo dejes al tiempo y mejor actúa a tiempo.
Señal: Tuvo una fuerte desilusión amorosa y no se para de la cama.
Es a partir de un evento que le representa una pérdida dolorosa y un desprendimiento o desapego que comienza a tener conductas que llaman tu atención. Ya no se arregla, no cuida su higiene personal, habla de que su vida no tiene sentido sin la persona de la que se desvinculó y ha abandonado por completo el interés en otras áreas de su vida. Se aisla, no quiere convivir con nadie, ya no se integra socialmente y al mismo tiempo se siente solo. Es posible que esté viviendo un duelo prolongado y la ruptura lo haya llevado a sentirse rechazado, por lo mismo, su autoestima es muy baja, mostrando signos de dependencia emocional.
Apoyo: Evita decirle que ya llegará otro amor a su vida y busca atención psicológica.
Seré muy reiterativa en cuanto a la búsqueda de apoyo profesional debido a que los factores de riesgo requieren el seguimiento de un psicoterapeuta. A veces los padres pueden pensar que es algo que se le pasará con el tiempo y que es una experiencia de decepción que se irá cuando se vuelva a enamorar. Sin embargo, si tu hijo está viviendo un duelo muy prolongado que le está impidiendo retomar su vida e incluso ha cambiado por completo su estado de ánimo no bastará con sentir que el tiempo lo cura todo. Es necesario el apoyo de un terapeuta que los oriente en conductas de desapego y que además les ayude a manejar su duelo de forma adecuada.
Señal: Pronuncia o escribe muchas frases de despedida.
Puede que escriba cartas de despedida a la familia o amigos sin mencionar que se va a quitar la vida. Aunque son escritos donde parece que se está despidiendo, a veces hay frases de gratitud o un adiós donde expresa su dolor. Frases como: Cuando yo no esté quiero que…, acuérdate siempre de mí aunque ya no esté más… son despedidas sutiles que anuncian su desajuste emocional y ante lo cual debes estar muy pendiente.
Apoyo: Habla a sus amigos e investiga si pasa por un mal momento.
Si tu intuición de mamá te dice que algo no está bien por todo lo que últimamente está expresando, debes hacerte caso y acercarte a sus amigos más cercanos para saber si algo malo está aconteciendo en su vida. Muchas veces los amigos en el ánimo de ser leales pueden callar, aunque si tú les expresas claramente tu preocupación y sospechas, seguro te cuentan. Es importante que también lleves las cartas con un terapeuta especializado para que te oriente y acudas junto con tu hijo a cualquier centro de prevención de suicidio de tu localidad.
Escucha cómo ayudar a tu hijo adolescente cuando siente que su mundo se le viene encima en nuestro podcast.
Mamá Dice es el podcast de consejitos de maternidad de MamásLatinas. Escúchanos de lunes a viernes en tu plataforma de podcasts favorita. Son cortos y se adaptan al estilo de vida de cualquier mamá.
Si estás teniendo pensamientos suicidas, estás pensando en hacerse daño o te preocupa que alguien que conoces pueda estar en peligro de hacerse daño, llama a la Línea Nacional de Prevención del Suicidio al 1-800-273-TALK (8255) o a la Línea Directa de Suicidio: 1-800-SUICIDE (1-800-784-2433), ambos con personal de profesionales certificados en respuesta a crisis, o llama al 911.