Existen muchos mitos alrededor de los Trastornos del Espectro Autista (TEA, por sus siglas en español) y que son riesgosos en el sentido de que interfieren en los procesos de inclusión. Además de que nos dan una idea equivocada sobre lo que es, provocando una posible etiqueta que invita a la separatividad innecesaria que afecta a todo niño o adulto que lo padece. Es por ello que aquí te comparto algunos mitos que se han creado alrededor de estos trastornos.
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Es muy importante saber que la Asociación Americana de Psiquiatría ha hecho énfasis en los puntos relevantes que caracterizan los Trastornos del Espectro Autista, mismos que están englobados en manifestaciones que aparecen antes de los dos años y que van siendo evidentes en cuanto dificultades de comunicación e interacción, así como en comportamientos repetitivos y estereotipados.
Todo esto que te menciono genera dificultades en el desempeño en las diferentes áreas de vida del niño o adulto que lo padece, aunque no los incapacita para tener una vida donde se sientan cómodos y puedan ser funcionales. Tomar conciencia implica estar informados para así evitar cualquier tipo de exclusión o rechazo. Por lo tanto, checa estos mitos que te comparto.
Escucha estos datos importantes sobre el autismo en este episodio de nuestro podcast 'Mamá Dice':
Mito: Los niños con Trastorno del Espectro Autista tienden al berrinche y a ser malcriados.
El déficit que tienen en la comunicación oral y en los procesos de intercambio generan dificultades de comunicación verbal y de expresión emocional a través de la palabra. Es por ello que esto puede provocar baja tolerancia a la frustración y por lo tanto la única forma de expresión con la que cuentan es a través de las conductas, lo cual parecería un berrinche e incluso muchos podrían referirse a su manifestación de la frustración como producto de una mala crianza. Sin embargo, de fondo lo que necesitan es comprensión del proceso comunicativo ante el cual se sienten imposibilitados.
Mito: Las personas que padecen autismo siempre estarán aisladas y encerradas en sí mismas.
Esto viene de un círculo vicioso que se puede romper con la inclusión. Los conflictos del lenguaje y los problemas de interacción no impiden que busquen comunicarse a su manera. Ellos tienen el deseo de integrarse, aunque sea por intérvalos, debido a la saturación de estímulos. Por lo tanto, esto no les quita la inquietud por formar parte del grupo. Sin embargo, al no ser comprendidos desde sus necesidades diferentes pueden aislarse por la falta de integración que los otros impiden por la falta de entendimiento ante lo que requieren o por la incomodidad que sienten ante sus dificultades de comunicación.
Mito: Muchos padres ante la falta de aceptación por el diagnóstico asociaban el sufrimiento fetal con el autismo de sus hijos.
El sufrimiento fetal puede traer muchas consecuencias, pero solo a nivel cognitivo y ninguna investigación lo ha relacionado con las condiciones bioquímicas del cerebro o incluso fisiológicas que se han detectado en el TEA, por lo que el sufrimiento fetal no sería una causa que provoque las manifestaciones de este espectro.
Mito: El autismo es consecuencia de la vacuna triple viral.
Existe un componente de esta vacuna que durante mucho tiempo fue asociado desde sus efectos adversos como un posible causante de autismo. El mito se volvió tan grande que muchos padres decidieron no vacunar a sus hijos debido a la mala prensa que se le dio. Sin embargo, con el paso del tiempo varias investigaciones han aclarado que el nivel de toxicidad de dicho componente de la vacuna no llega a niveles que puedan ser causales de este trastorno.
Mito: El Trastorno del Espectro Eutista es hereditario.
Aún no se conoce un origen concreto y eso lo vuelve un síndrome multifactorial. Ha sido un trastorno que se ha estudiado durante mucho tiempo y las investigaciones aún no arrojan datos determinantes al respecto. Sin embargo, en el caso de la herencia, solo el 11 % de los casos detectados con este espectro se deben a alteraciones genéticas o cromosómicas. Esto implica que la herencia no puede ser determinada como la única causa que lo genera. Por lo tanto, es importante que no generalicemos.
Mito: Las personas que padecen Trastorno del Espectro Autista están totalmente imposibilitadas a comunicarse.
Si bien es cierto que tienen deficiencias en los procesos interaccionales de comunicación, no significa que no tengan formas alternativas para establecer comunicación desde sus propios intentos. Las formas naturales de comunicación como el hecho de mirar a los ojos, tener expresiones faciales y gestos que son incongruentes con lo que dicen, son parte de dichas alteraciones. Sin embargo, pueden darse a entender e incluso intentan comprender el entorno desde un tipo diferente de comunicación. Esto depende del grado del trastorno.
Mito: Todos los niños y adultos con autismo son genios.
Pueden tener talentos especiales, aunque no es una norma. De hecho, muchas investigaciones aclaran que sólo una de cada diez personas con autismo tiene alguna habilidad extraordinaria que pudiera considerarse de niños superdotados. Esto implica que no debemos generalizar. Las personas con autismo desarrollan distintas habilidades tanto numéricas, musicales como de destrezas visuales. Sin embargo, no es algo que suceda con toda la población que tiene este diagnóstico.
Mito: Muchos piensan que el autismo es sólo un problema psicológico o de conducta.
Los Trastornos del Espectro Autista no son un diagnóstico que esté relacionado con problemas de conducta, emocionales y socio afectivos. Estos sólo son efectos o consecuencias de lo que en realidad es un trastorno del desarrollo que de acuerdo con las más recientes investigaciones, comienza desde el embarazo. No es algo que se desarrolle por procesos del ambiente. Su origen es neurobiológico y tiene una evolución crónica.
Mito: El autismo es el resultado de padres que son extremadamente fríos y distantes emocionalmente de sus hijos.
Es muy interesante como un mito puede crearse debido a conjeturas de lo que se observa de manera conductual en los niños y adultos que lo padecen. El hecho de que sean tan sensibles al contacto físico ha llevado a mucha desinformación en el sentido de la causa y muchos concluyen que este rechazo a los acercamientos está relacionado con una especie de maltrato y distanciamiento de los padres cuando es algo totalmente falso.
Mito: Es un padecimiento del que se recuperan a la larga y con el paso del tiempo.
Esto es parte de la negación de muchos padres quienes tienen dificultades para aceptar que necesitan descartar el diagnóstico y evitan acudir de forma temprana por miedo a afrontar la realidad. El problema con ello es que no reciben la atención e intervención temprana que requieren, lo cual puede retrasar aún más el proceso en el entrenamiento de habilidades de desarrollo cognitivo y de lenguaje.
Mito: Está consciente y comprende perfectamente todo lo que se dice en su presencia.
Esto es falso, ya que el proceso de lenguaje va desde la incapacidad de expresarse hasta la de entenderlo tanto en su significado como en su significante. Así que no logra entender el sentido figurado, las metáforas o incluso las bromas. Es por ello que cuando su entorno social, principalmente en la adolescencia, hace bromas de su condición está abusando de la incapacidad que tiene para comprender lo que ocurre y aunque no siente exclusión desde el nivel emocional, sigue siendo una forma de exclusión independientemente de cómo lo viva.
Mito: Ignoran a las personas porque les conviene hacerlo así.
Es muy importante comprender que cuando las personas se sienten ignoradas por alguien que padece este trastorno no deben tomarlo como algo personal ya que cuando lo viven de esta forma no están siendo empáticos al grado de creer que el niño o el adulto está actuando así a propósito. Las dificultades en el proceso de comunicación les impiden codificar adecuadamente la información que reciben y en ocasiones deciden aislarse por distorsión de lo que perciben. Pueden escuchar, pero no interpretar lo que se les está diciendo, dando la apariencia de que ignoran.
Mito: Es una enfermedad que no tiene cura.
Te repito que no es una enfermedad sino un trastorno del desarrollo y más que hablar de una cura, hay que hablar de un tratamiento continuo. Esto debido a que el trastorno no desaparece y requiere de intervenciones específicas que les ayuden a mejorar su calidad de vida por lo que es necesario un tratamiento diseñado y estructurado a sus necesidades, a fomentar las habilidades de comunicación al igual que de interacción que le permitan tener una adecuada integración a pesar de su condición.
Mito: Todos los niños que no hablen después de los cuatro años pueden ser autistas.
Falso, existen otras causas que podrían estar causando retrasos en el lenguaje y que deben ser diagnosticadas por un especialista. Las dificultades de comunicación no son la única manifestación de este espectro. En realidad por ello se le llama “espectro”, porque son muchas las manifestaciones que se pueden dar en distintas etapas del desarrollo y que se suman a las dificultades con el lenguaje. Es por ello que ante cualquier sospecha debes acudir con el especialista para que sea él quien haga el diagnóstico indicado.
Mito: Las personas con autismo no pueden ser independientes, requieren de sus padres toda la vida.
Eso no es cierto en todos los casos, depende del nivel del trastorno. Muchos son perfectamente funcionales e independientes y pueden ser autónomos en cierta medida si forman parte de una red de apoyo que fomente la inclusión. Sin embargo, en otros casos más severos es verdad que sí requieren el apoyo o la supervisión de un cuidador para que puedan estar acompañados en su vida cotidiana. Todo depende del grado.
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