Las heridas de la infancia aparentemente cicatrizan con el tiempo, sin embargo, van formando la personalidad de tus hijos e incluso la tuya si es que durante tu niñez también experimentaste alguna. El dolor no se va, más bien se esconde o enmascara, convirtiéndose en miedos que se enraízan en el carácter e impiden vivir de manera plena. Por ello que es necesario que conozcas dichas heridas y sus efectos, ya que si tienes que tomar una nueva ruta en las formas y estilos de crianza en tus hijos, estás en muy buen tiempo.
Mas en MamásLatinas: Las terribles consecuencias del maltrato psicológico y emocional en los niños
Las heridas psicológicas tienen diferentes formas de expresarse y dependen mucho de qué tan profundas o superficiales fueron. Existen experiencias que dejan huellas emocionales muy marcadas y existen otras que dejan huellas no tan profundas, aunque al final tienen efectos importantes.
Los niños comienzan a interpretar la realidad dependiendo de las experiencias que van viviendo y es desde la etapa de la infancia donde comienzan a configurar las formas de vivir la vida. Cuando adultos intentan resolver los asuntos que se quedaron inconclusos o viven los mismos escenarios con diferentes personajes.
Ahora puedes escuchar el contenido de MamásLatinas dondequiera que estés, a través de nuestro podcast Mamá Dice. Cada episodio contiene tips para la mujer y consejos prácticos enfocados en la crianza positiva y saludable. Escúchanos en tu plataforma de podcast favorita.
La herida que provoca un gran temor al abandono.
Los niños necesitan sentirse seguros, protegidos y acompañados por un cuidador responsable y amoroso, que vele por su seguridad además de que los cobije en sus necesidades básicas y emocionales. Cuando por diferentes circunstancias los pequeños se sienten solos en el camino aprenden a velar por sus necesidades. Sin embargo, lo hacen con temor, duda y una sensación constante de incapacidad, ya que tienen que estar en estado de alerta todo el tiempo por temor a no sobrevivir en un mundo que para edades tan tempranas podrían considerar que está regido por la ley del más fuerte.
Consejo: Busca formas para contrarrestar la posible sensación de vacío y soledad.
En ocasiones las heridas de la infancia pueden repetirse de manera inconsciente generación tras generación por lo que tienes que revisar tus propias lesiones e identificar si estás repitiéndolas en tus hijos, aunque no sea de manera intencional. A veces las madres tienen que ausentarse por cuestiones de trabajo o aunque están presentes, son más bien periféricas porque están distantes emocionalmente. Es por ello que debes revisarte y encontrar formas alternativas de hacerte presente en la vida de tus hijos, de acompañarlos y de cobijarlos emocionalmente pasando tiempo de calidad con ellos. Si te es difícil, no dudes en buscar ayuda profesional.
La herida emocional causada por maltrato físico o psicológico.
Cuando un niño sufre maltrato en sus diferentes manifestaciones comienza a gestarse en él un sentimiento de insuficiencia e incluso de duda sobre sus capacidades. Se cuestiona qué es lo que hay malo en él para no ser digno del amor de sus padres. Al igual que todas las heridas, muchas veces son producto de una repetición de patrones de crianza que debes frenar. Puede ser mamá, papá o un tutor el responsable directo del maltrato. El problema con ello es que la baja autoestima comienza a desarrollarse desde edades muy tempranas y la inseguridad o la actitud defensiva puede convertirse en parte de su personalidad adulta.
Consejo: Evita cualquier tipo de maltrato a tus hijos ya sea por parte de ti como mamá o por parte de otros.
Si tienes que sanar tus propias heridas y descubrir que existen diferentes formas de crianza a las conocidas, es importante que te des la oportunidad de probar un camino diferente. Primero con tu niña interior tratándote bien a ti misma, aprendiendo a ser una madre saludable para tu propia niña interior herida y así, después lograrás esto con tus hijos. Si tú no los maltratas, no los expongas al maltrato de otros, es decir de su padre, pareja o cuidadores.
La herida provocada por el rechazo directo o indirecto de los padres.
Cuando lo niños sienten que no son aceptados por sus padres pueden pensar y sentir que algo malo hay en ellos de manera que esto los mete en un profundo sentimiento de dolor ya que cuando sus progenitores no empatizan con ellos, no logran hacer una conexión adecuada o incluso no permiten la cercanía. Por eso, crecen con la idea equivocada de que serán despreciados por todos los que los rodean. Debido a ello pueden desarrollar conductas que a lo largo de su vida los lleven a confirmar y a reconfirmar que serán rechazados por todos, buscando relaciones insanas y pertenencia en grupos en los que no serán aceptados.
Consejo: Dale aprobación y busca la forma de conectarte emocionalmente.
Si descubres que algo en tu interior te impide tener la conexión que te gustaría sentir hacia tu hijo y que has puesto todo tu empeño para lograrlo, pero lo que haces es repelerlo, es necesario que busques la causa. Si tuviste depresión posparto, si estás proyectando algo de ti a través de él, si te recuerda a alguien o a algún evento de tu vida, si estás enojado con él por ser producto de un embarazo no deseado. Tienes que resolver estos sentimientos en ti para después poder lidiar de forma genuina con tus hijos y buscar ayuda de un terapeuta si así lo requieres.
Herida como consecuencia de una sensación de traición de mamá o papá.
Esto sucede cuando los padres hacen constantes promesas que no cumplen y descalifican las esperanzas del niño. No le dan importancia al acuerdo establecido pensando que los niños se tienen que adaptar. Sin embargo, al mismo tiempo están formando incredulidad y falta de confianza en su palabra. Los niños pueden sentirse traicionados constantemente y por lo tanto comienzan a desconfiar de todos los que les rodean. A la larga, es posible que establezcan relaciones personales donde desconfíen todo el tiempo.
Consejo: Cumple lo que prometes, por muy insignificante que parezca.
No descalifiques los anhelos de tus hijos y dales la seguridad que necesitan de ti. Ellos deben sentir que eres un padre confiable porque de ello depende su confianza en el mundo. Cualquier compromiso que haces con ellos es necesario llevarlo a cabo. Recuerda que también eres su modelo para seguir y están aprendiendo estos hábitos de ti. Así que, si esperas que también cumplan sus promesas debes ser congruente.
La herida de la humillación debido al constante maltrato psicológico que descalifica sus capacidades.
En otras notas te he hablado de que el maltrato psicológico es algo a veces muy sutil pero que deja huellas profundas en el desarrollo de la salud emocional de tus hijos. La humillación se puede dar a través de frases que descalifican sus capacidades, haciéndolos sentir inferiores, poco inteligentes o hábiles en su vida. Pueden ser comentarios sarcásticos a manera de broma o una ofensa directa en la que es clara la descalificación. Esto produce inseguridades y baja autoestima ya que siempre les creerán a las personas que más aman: “sus padres”.
Consejo: Sé una madre y padre que críe hijos felices, no hijos perfectos y dales la libertad de ser ellos mismos.
Cuando eres demasiado exigente y estricta colocando muchas expectativas de perfección en ellos no estás notando que tienen una personalidad propia que debes respetar. Ningún ser humano es perfecto y si bien los padres tenemos la responsabilidad formativa en nuestros hijos, también la responsabilidad de su educación emocional. Cuando te conviertes en la madre ogro que espera que todo esté hecho a la perfección, puede volverte la madre que nunca esta contenta con los logros de sus hijos y dañar su auto concepto.
La herida de la injusticia que viven a través de una constante imposición a sus hijos.
Son esas acciones con las que tus hijos pueden sentir que no los estás respetando como individuos, en donde descalificas sus gustos y quieres que entren en un molde en el que no están cómodos sintiendo tus imposiciones en todo momento. Les dices como vestirse, hablar, jugar, que decir, como decirlo, que hacer y como hacerlo. Puedes volverte un padre asfixiante pensando que es por su bien. Sin embargo, estas gestando en ellos mucho enojo debido a que sienten que no es justo que les pidas que se conviertan en quienes no son.
Consejo: Necesitas trabajar sobre tu tolerancia y flexibilidad
No quiere decir que te vayas a volver un padre excesivamente permisivo, significa que puedes darte la oportunidad de conectarte con la verdadera esencia de tus hijos y disfrutar de su verdadero ser. Conocerlos a fondo y respetar su personalidad, su temperamento, sus gustos, su forma de ver la vida. Por supuesto que puedes poner límites, es tú responsabilidad como padre. Sin embargo, no cruces la línea en donde estás desdibujando su verdadero yo. Esto podría traer consecuencias a futuro porque se volverían personas muy rígidas e incuso con cierto nivel de amargura innecesario.
La herida que se genera por conductas de sobre protección hacia ellos.
Cuando les das todo a tus hijos, cuando les impides tropezar, cuando no quieres que resuelvan, les estás quitando potencial y al mismo tiempo herramientas valiosas para su vida futura. Tus hijos son seres independientes que tienen que formarse para la vida porque algún día van a volar. Si te sientes culpable cuando ves que están en sus batallas, estás percibiendo la vida de manera equivocada. Tú no puedes pelear esas batallas por ellos porque cuando les toque hacerlo por sí mismos no sabrán cómo lograrlo. Así que no los hieras de esa forma, aunque creas que les haces un bien.
Consejo: Dales la oportunidad de poner a prueba sus capacidades y sus habilidades.
Esto significa que habrá momentos en que deberás dejar que prueben un poco de la adversidad para que confíen en sí mismos, en su creatividad y en sus habilidades de resolución. De esta forma los preparas para el mundo y pueden sentir que tienen esa capacidad para enfrentar lo que sea, para echar a andar su imaginación y encontrar respuestas a los problemas. Para ello, trabaja sobre tus sentimientos de culpa y busca cuál es el motivo de raíz por el cual los consideras débiles. Siempre hay algo detrás de la sobre protección.
La herida que se crea con los mensajes que dan los padres y madres del: “si vas bien, pero… te falta”.
Esto significa que nunca es suficiente para ti, que por más que traten de llenar tus expectativas, papá o tú siempre van a encontrar un error en el acierto. La forma en que educan es a través de esperar siempre el resultado final sin reconocer los progresos por lo que el mensaje que hay detrás puede convertirse en nunca vas a llegar tan alto como espero. Y una de dos, o tus hijos se convierten en una mini versión de mamá o papá en su mundo social, o prefieren no intentar nada con tal de no recibir la desmotivación que les provocan tus comentarios.
Reconoce los progresos de tus hijos tanto o más que el resultado final.
Cada expectativa que colocas en ellos debe contener la dosis de respeto necesaria hacia su personalidad y su esencia, hacia sus gustos y motivaciones. Cuando ellos luchan por algo y van avanzando se emocionan y buscarán tu reconocimiento y aprobación, a veces con una mirada, con una palmada de apoyo en la espalda o con un comentario de reconocimiento ante los pequeños logros. Si no lo haces de este modo, puedes afectar su vida futura ya que nunca estarán satisfechos con lo que hacen y formaran una voz interior muy crítica.
Escucha estos consejos en nuestro podcast.
Mamá Dice es el podcast de consejitos de maternidad de MamásLatinas. Escúchanos de lunes a viernes en tu plataforma de podcasts favorita. Son cortos y se adaptan al estilo de vida de cualquier mamá.