Te cuento que la Organización Mundial de la Salud (OMS, por sus siglas en español) cada año se preocupa por reafirmar el derecho de todo niño a crecer en un ambiente saludable. Y es que todo aquello que amenace directa o indirectamente su estabilidad emocional tendrá efectos en el futuro de su salud y en el bienestar del mundo. Para nuestros hijos, el calor de hogar representa sensación de protección, de cobijo y de seguridad y esto proviene del amor que mamá y papá generen. Esto no quiere decir que la vida en casa tenga que ser siempre color de rosa o que todos deban estar siempre sonrientes. Sin embargo, la calidez se puede lograr aún en los momentos más difíciles y eso depende de ti. Así que para que mantengas un hogar cálido para tus hijos, toma en cuenta estos tips que te comparto.
Más en MamásLatinas: Temas de los que no debes hablar frente a tus hijos pequeños.
El exceso de estrés que los niños podrían vivir debido a las peleas, los gritos o incluso la indiferencia de los padres, podrían tener efectos importantes en su desarrollo cerebral y que a la larga se verían reflejados en sus capacidades y habilidades. Por ello, el calor de hogar es indispensable.
Además, no olvidemos que el desarrollo de la autoestima y del autoconcepto de nuestros hijos depende en gran medida de la forma en cómo se perciban a través de lo que tú les dices, pero sobre todo de cómo se lo dices. Así que la felicidad de tus hijos depende mucho del entorno que les proporciones.
Necesitas crear un clima de respeto en el que todos hagan un pacto de no agresión.
La gestión emocional es muy importante en ‘todos’ los miembros de la familia, empezando por mamá y papá que son quienes ponen el ejemplo. Eso significa que a pesar de que alguno experimente frustración, rabia o impotencia, es importante que usen formas adecuadas de descarga emocional, evitando los gritos u ofensas. Lo mejor es que resuelvan cualquier tipo de conflicto cuando estén en condiciones emocionales para hacerlo.
En casa debes fomentar la cooperación y jamás la competencia o la comparación.
Es muy importante que no hagas comentarios donde compares actitudes entre hermanos, mensajes como: ‘tu hermano jamás me responde de esa forma’ o ‘tu hermana no me da tantos problemas en la escuela’ impiden que haya una actitud colaborativa. Al contrario, puede generar rencores e incluso baja autoestima en alguno de ellos. La calidez va acompañada de una actitud de apoyo incondicional. Si tienen puntos débiles, apóyense todos desde sus fortalezas, evitando la crítica o juicio que señale las debilidades de cada uno.
Necesitas ser conciliadora y no juez, si tus hijos pelean, no te pongas de parte de ninguno.
Es muy importante que tus hijos aprendan a resolver sus conflictos entre hermanos, no importa la edad que tengan. Claro, habrá momentos donde será indispensable que intervengas. Sin embargo, es básico que tu actitud sea neutral, que escuches con atención la versión de ambos y que pongas un límite basado en la situación que los mete en conflicto. Puedes pedirles que hagan un acuerdo y si no lo logran, retira el objeto del conflicto que puede ser el juguete, el videojuego o el juego de mesa.
Es importante que al menos una vez a la semana pasen tiempo de calidad como familia.
El tiempo de calidad implica la disposición de todos para convivir sanamente, donde pueden reír, jugar, brincar y cantar. Te sugiero que cada semana cada uno de ustedes sea el encargado de planear el día familiar y las actividades que realizarán ese día. Túrnense el liderazgo del día y hagan un acuerdo de respetar las actividades que cada quien proponga. La idea es que tanto tú, como papá y tus hijos tengan sus propuestas el día que les corresponda planear y que todos se adapten para disfrutarlo.
Tengan un código especial de sentimientos en un poster que esté en casa para que puedan hablar de sus emociones.
Como te decía en un principio, la armonía no tiene que ver con que estén alegres todo el tiempo. Habrá momentos de tensión o de complicaciones puedan cambiar el estado de ánimo en cada uno de ustedes. Sin embargo, el calor de hogar se basa en la confianza que cada uno tenga de expresar lo que siente y cómo se siente. Si tú colocas un poster en la pared cada uno sabrá indicar cómo se siente y después, cuando estén tranquilos, podrán platicar al respecto si así lo desean.
Es importante tener un espacio en casa que sea el de la risa.
Pueden hacerse cosquillas, contar chistes, ver películas de comedia o incluso hacer juegos divertidos. Crear ese espacio físico ayudará a tus pequeños a conectar y a asociar que ahí es el lugar exclusivo de diversión y que pueden acudir a él cuando se sientan tristes o incluso con el ánimo decaído. De esta forma sabrán que ese espacio les puede inyectar una nueva energía. La risa llena de endorfinas, relaja el cuerpo y genera salud en el organismo.
Evita resolver los problemas con gritos o amenazas, tus hijos deben darte propuestas de solución.
Quizá te sientas molesta y con muchas ganas de descargar tu coraje con ellos. Tal vez hicieron una travesura muy grande o incluso se metieron en un conflicto mayor. Sin embargo, es importante que antes de tocar el tema con ellos te des un espacio de tiempo en el que puedas descargar esa furia corriendo, haciendo ejercicio o incluso saliendo a caminar. Para resolver ese conflicto lo importante es que les pidas opciones de solución y que se hagan responsables de lo ocurrido, pero el diálogo tiene que darse en un momento de tranquilidad de tu parte.
Eviten tocar temas delicados o quejarse de algo durante la cena.
Es importante que las situaciones que requieran resolverse se eviten en momentos de convivencia. Es importante que no expresen quejas durante el momento en el que todos están sentados en la mesa y mucho menos que lo tomen como una oportunidad para reprenderlos o regañarlos por algo. Busca un momento especial en conjunto con papá para que puedan abordar los asuntos pendientes o aquello que quieran conversar. El momento de la cena no es el óptimo para ello.
Evita discusiones de pareja frente a ellos, podrían vivir un momento de estrés innecesario.
Como te decía, no se trata de meterlos en una burbuja y hacerles creer que la vida es color de rosa, sin embargo, cuando tengas que resolver asuntos de pareja, hazlo a puerta cerrada. Quizá tus hijos te pregunten por que papá y tú están disgustados y puedes decirles que están molestos pero que ya lo resolverán de la mejor manera, que a veces los adultos tienen desacuerdos, pero no des detalles de lo ocurrido porque tus hijos no deben estar involucrados.
Enséñalos a ser empáticos, es la clave de un hogar cálido.
En ocasiones tendrás que retirarles privilegios como consecuencia del incumplimiento de alguna norma. Lo importante es que no lo vean como castigo sino como una consecuencia natural de aquello que no cumplieron. Quizá se enojen mucho contigo y es normal, así que evita hacer comentarios como: ‘fue tu culpa, tú te lo buscaste’ o ‘es lo que mereces por no cumplir’. Al contrario, hazle saber que comprendes que esté enojado, que tú en su lugar te sentirías igual pero que son las normas y hay que seguirlas.
Que su habitación sea un espacio agradable para ellos.
No solo se trata de inculcarles la disciplina por tener un espacio limpio y ordenado, se trata de que les permitas acomodar las cosas como ellos se sientan cómodos. Quizá su forma de decorar no sea de tu agrado pero no olvides que son niños y están aprendiendo. Dales la oportunidad de crear su espacio como ellos quieren a cambio de que mantengan el orden y la limpieza. Es un intercambio justo en el que se sentirán tomados en cuenta.
Estimúlalos a ser mejores evitando señalar siempre sus errores.
Claro que hay cosas que nuestros hijos deben mejorar, es parte natural de su desarrollo. Sin embargo, es necesario que estimules sus avances haciendo énfasis en sus progresos y preguntándoles cuál es el siguiente paso que quieren llevar a cabo para avanzar en sus metas. Ellos deben sentir que el camino a seguir es parte de la meta a alcanzar y se sentirán llenos de energía si los impulsas desde el progreso y no desde lo que les falta. Debes ser muy cuidadosa en el planteamiento.
Cuando tus hijos no quieran hablar, no los obligues, quizá solo necesiten un abrazo.
En ocasiones los niños no saben poner palabras específicas a lo que sienten, a veces solo están cansados, mal humorados o agotados del día y claro, nosotras como mamás empezamos a echar a volar la imaginación y empezamos a preocuparnos demasiado al grado de querer obligarlos a hablar. Puede crearles más calidez si se sienten respetados en ese espacio así que solo pregúntales: ¿Quieres que te escuche, o solo quieres que te abrace? Déjalos elegir.
Usa aromas agradables e hipoalergénicos en casa, sobre todo esencias que los puedan relajar.
Cuando sientas que el ambiente está un poco tenso porque quizá alguno de ustedes no tuvo un buen día, haz que el entorno se sienta cálido poniendo un poco de música instrumental a bajo volumen y al mismo tiempo recurre a un difusor de esencias que puedan ayudar a que el entorno se sienta cálido a pesar de la tensión.
Al menos un día al mes tengan un momento familiar para compartir lo mejor que les paso.
Es una manera indirecta de desarrollar en tus hijos el hábito de la gratitud. De esta forma al tener una conversación familiar y cálida todos podrán expresar su aprendizaje del mes y tus hijos notarán que también papá y mamá tienen momentos que compartir. Es importante que eviten desacreditar lo que los niños dicen, sus aprendizajes y momentos vividos pueden ser básicos, pero para ellos son valiosos así que validen lo que cada uno de ellos les comparten.