Aunque la frase “los tiempos cambian” suene muy trillada, no deja de ser una gran realidad. Lo que antes era considerado una verdad absoluta ha evolucionado y las formas de crianza no son la excepción. Hemos aprendido mucho de lo que nuestras abuelas o madres nos han enseñado sobre la maternidad, y apreciamos esas enseñanzas. Sin embargo, debemos pasar todo por el filtro de lo que es funcional para nuestros hijos en el mundo en el que vivimos. Nuestra brújula interior siempre nos indicará la forma adecuada, solo que tenemos que estar dispuestas a renunciar a los aprendizajes que llevamos cargando y soltar lo que ya caducó. Incluso, estas creencias obsoletas podrían perjudicar la salud emocional y mental de nuestros hijos. Es por ello que aquí te comparto algunas formas de crianza que aprendimos de nuestras abuelas y que podrían afectar la infancia de tus hijos aunque no sea tu intención.
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La responsabilidad que tenemos con nuestros hijos es de proveerles un ambiente en el que crezcan sanos física y emocionalmente. Para lograrlo es importante que estés atenta a la personalidad de tus hijos. En la crianza existen pautas que no necesariamente son recetas de cocina que funcionan para todos. Lo que antes era un método basado en la obediencia absoluta desde el premio, el castigo o incluso la mirada fulminante que hacía que nos mantuvieramos quietos de inmediato, puede tener otro tipo de efectos emocionales.
No quiero decir que no pongamos límites a nuestros hijos. Al contrario, estos son sumamente necesarios. Aunque eso sí, las formas de ponerlos han cambiado por completo al vivir en una época diferente con otras necesidades a las de las generaciones pasadas. También es importante considerar y enfatizar que muchas cosas de las que nuestras abuelas nos enseñaron son importantes y siguen estando vigentes porque fomentan el acercamiento, el contacto y la unión familiar. Mi propuesta es solamente que revises cuáles ya no se adaptan a la actualidad, así que pon atención a esto que te comparto.
Ahora puedes escuchar el contenido de MamásLatinas donde quiera que estés, a través de nuestro podcast Mamá Dice. Cada episodio contiene tips prácticos enfocados en la crianza positiva y saludable. Escúchanos en tu plataforma de podcast favorita.
Crianza tradicional: Educar a tus hijos varones para que sean los provedores y a tus hijas para que sepan todo sobre el cuidado del hogar.
Aunque esto es cosa del siglo pasado, no dejan de existir familias o madres que aún conservan esta visión que divide y fomenta el machismo en los roles. Hablar de las cosas que son para niñas o de las que son para niños puede coartar las capacidades de tus hijos. No olvides que los pequeños quieren cumplir las expectativas de mamá o papá y son capaces de dejar de desarrollar sus talentos con tal de sentirse aceptados. Si bien es cierto que en la actualidad esto ya no es tan efectivo debido a las rebeliones directas o indirectas hacia la cultura patriarcal, siguen existiendo formas sutiles en las que todavía se hace diferencia en los roles de género.
Consejo para la crianza actual: Evita clasificar las actividades que son para niñas o para niños.
Si tus hijos quieren explorar un camino que “solo” es considerado para el genero masculino o femenino, dales cuerda y empújalos ha hacerlo. Obsérvate y acepta cuando tienes prejuicios con ellos en referencia a los roles de género. A mí, me ocurrió cuando mi hijo se compró una sudadera de colores pastel y me sentí extraña a nivel interno por los prejuicios que venimos cargando socialmente por tantos años. Lo bueno es que me percaté y antes de emitir un comentario, guardé silencio para revisar lo que me estaba sucediendo. Es por ello que antes de que hables o digas algo que represente un juicio, tomes un tiempo de reflexión.
Crianza tradicional: Lo vas a hacer así, porque lo digo yo y te callas.
En la crianza tradicional de generaciones anteriores las familias eran muy extensas y a las madres de esas épocas no les alcanzaba el tiempo para personalizar la atención a sus hijos ya que había muchas cosas por atender. Como por ejemplo tenía que hacer la limpieza del hogar, preparar los alimentos del día, atender a la pareja (debido al pensamiento machista), tener todo listo para cuando papá llegara a casa, entre otras responsabilidadades. Es muy probable que los niveles de paciencia de las madres de esos tiempos fuera mínima. Es por ello que por efectos prácticos y para poder pasar a lo que sigue, fuera necesaria la obediencia inmediata. Así todo funcionaba de forma organizada aunque fuera del ambito emocional y socioafectivo.
Consejo para la crianza actual: Puedes ser determinante y firme en los límites pero siempre explica el por qué y el para qué.
Darle el lugar a los niños implica ponerles límites y al mismo tiempo tomarlos en cuenta tanto en opinión como en la importancia de que cuestionen para que desarrollen un pensamiento crítico. Hoy día quizá no se pronuncie la frase ¨los tiempos cambian¨ tal cual, sin embargo, las formas sutiles se derivan al hecho de poner normas intransigentes o de no dar respuesta a los cuestionamientos naturales de todo niño o adolescente. Es probable que las razones que les des no las comprendan debido a la etapa que están viviendo. Recordemos que su cerebro sigue en proceso de maduración y en ocasiones esto limita el pensamiento abstracto. Es por ello que debes ser muy clara y concreta en la indicación sobre la conducta que esperas. Dar una explicación breve que entiendan o no, ya lleva implícito que los tomas en cuenta. Esto es algo que va a tener efectos positivos en su autoconcepto, sobretodo que vengan de un mensaje sin palabras que les diga: “lo que sientes es importante”.
Crianza tradicional: Hay que darles un bofetón o una buena nalgada a tiempo para que no se rebelen.
La creencia de las madres de generaciones anteriores de que con golpes se controlaba la conducta, hasta cierto punto era funcional. Claro, con el temor al castigo físico se obtenía obediencia absoluta. A veces era solo una mirada fulminante que simbolizaba lo que la madre estaba pensando para poner el castigo pertinente después. De esta manera seguir instrucciones se daba solo frente a las figuras de autoridad, pero se propiciaba que se generara desobediencia total cuando el ojo vigilante no estaba prensente. Lo cual implica el desarrollo de muchas represiones internas que tarde o temprano buscaban fuga a través de hacer las cosas a escondidas, con el subsecuente sentimiento de culpa del niño o adolescente.
Consejo para la crianza actual: Los golpes son innecesarios, no podemos educar desde la agresión.
Hoy en día las formas de crianza provenientes de la violencia son consideradas una forma de maltrato. La Unicef y la Organización Mundial de la Salud se han preocupado mucho por establecer programas basados en la paz y el equilibrio necesario donde no cabe la violencia. Educar a nuestros hijos con el corazón es todo un reto, para empezar porque implica cambiar la percepción de que los niño no son soldados que deben obedecer. Esto ha creado mucho resentimieto interno a lo largo de los años y por lo tanto tiene efectos a largo plazo en la personalidad y las decisiones de vida cuando los niños o los adolescentes se convierten en adultos, creando así una cadena generacional donde las heridas de la infancia pueden verse reflejadas en el futuro.
Crianza tradicional: No puedes distraerte con novios o novias, pues no quiero un embarazo.
Recuerdo que mi madre me platicaba que esto era lo que mi abuela le decía constantemente y le tenía prohibido tener novio para que eso no la fuera a distraer de sus actividades escolares. Sin embargo, no fue la única, muchas de sus amigas vivían lo mismo y aunque ya no es una prohibición común, todavía existe mucha desinformación en cuanto a hablar con los hijos de sexualidad, embarazo y métodos anticonceptivos. Muchas madres y padres temen abordar temas de pareja debido a esta herencia de pensamiento con la que venimos cargando. El mensaje oculto del “no quiero que te distraigas” era el miedo de muchas madres y padres a que sus hijas tuvieran un embarazo a a temprana edad. Preferían desaparecer la posible causa de algo inesperado que enseñarles a afrontarlo con responsabilida por ser un tema tabú.
Consejo para la crianza actual: Es sumamente importante que brindes toda la confianza a los adolescentes y los guíes en una adecuada educación sexual.
Fuera de todo prejuicio, debe ser normalizado hablar con tus hijos de sexualidad desde sus diferentes etapas de crecimieto. No basta con lo que les enseñan en el colegio. Ahí solo ven la parte anatómica y los procesos de reproducción. Pocas veces se tocan temas que tienen que ver con los afectos y el amor o enamoramiento. No te pongas una venda en los ojos y si te cuesta trabajo abordar estos temas con tus hijos, busca especialistas que te puedan ayudar a saber cómo debes abordar estos temas. Es importante que ellos confíen en ti y que todas las decisiones referentes a su sexualidad estén guiadas por una madre consciente.
Crianza tradicional: Si hace berriche, enciérralo en una habitación oscura o échale agua para que se calme.
No es crítica a las abuelas. Ellas no sabían todo lo que esto podía representar en el desarrollo de los temores infantiles. Eran consejos pasados de generación en generación que seguramente aprendieron de sus padres y madres. Sin embargo, esto es violencia ya que hoy sabemos que no podemos aislar a los niños por el hecho de que tienen dificultades de autorregulación. Además, en épocas pasadas no se tenía la información suficiente sobre los procesos de maduración neurológica y desarrollo cerebral como para saber que los niños tienen sus propios procesos de autorregulación. Influye mucho el temperamento, la genética y la capacidad para adaptarse a los cambios. Claro que en generaciones anteriores esto no lo sabían. Las formas utiles en la actualidad pueden estar relacionadas con la falta de contención, la indiferencia o el método de los premios y castigos, algo que tampoco es funcional.
Consejo para la crianza actual: Acompaña a tu hijo en su proceso de autorregulación , primero comprendiendo que un berrinche es parte de su desarrollo y que no lo hace para molestarte.
Los niños que tienen entre 1 y 3 años de edad hacen berrinches porque no saben cómo expresar adecuadamente sus emociones. No lo hacen a propósito, lo que sucede es que en esta etapa de desarrollo no cuentan con las herramientas para una adecuada gestión de emociones y pueden recurrir al llanto. Pueden ser muchas las causas, desde tener sueño, agotamiento, sentirse aburridos hasta estar saturados de estímulos. Lo importante es que primero comprendas qué le está sucediendo. Ahora bien, para que puedas hacer un manejo adecuado sin colapsar en el intento, es una edad en la que necesitas establecerle una rutina a tu hijos para que no se sientan a la deriva. Tampoco quieras que sea un niño extremadamente bien portado, debes ser realista y mantener la calma aún en medio del caos. Si sientes que te rebasa, pide apoyo de papá y lee información al respecto que te pueda ayudar. Hoy día puedes encontrar buenos libros que pueden guiarte en este tema.
Crianza tradicional: Ahora que llegue tu papá le voy a decir lo mal que te has portado.
El agotamieto y la creencia de que los hijos obedecen desde el miedo hacía que muchas de nuestras abuelas y madres utilizaran a la figura paterna como alguien a quien debía temérsele ya que era el único que aparentemente podía poner órden y disciplina cuando las madres ya no podían hacerlo. Hoy día sabemos que esto no es así. Ambas figuras, tanto mamá como papá, pueden poner límites amorosos y al mismo tiempo ser una figura que brinde protección desde la empatía. Es terrible cuando los hijos temen a los padres porque pueden sentirse en una jungla donde impera la ley del más fuerte y volverse inseguros, tímidos o irse al extremo contrario donde se convierten en niños rebeldes y con resentimiebto a la figura del padre.
Consejo para la crianza actual: Ambos deben estar involucrados en la crianza y ambos necesitan ser una figura amorosa y de autoridad al mismo tiempo.
Hoy día la crianza no debe ser exclusiva de mamá, esto es parte de los cambios sociales que estamos atravesando con la intención de encontrar un balance y evitar que los roles de género encasillen a la madre como la única responsable de la crianza. La madre y el padre deben sentirse un equipo de apoyo mutuo. No importa si están juntos, lo relevante es que ambos unifiquen el criterio educativo y sean congruentes en las normas y límites que ponen en casa. Este trabajo en equipo produce armonía que da la seguridad y confianza necesaria a los niños para sentirse en un ambiente cálido, confiable y en el que también deben seguir normas e indicaciones.
Crianza tradicional: No cargues tanto al bebé, déjalo llorar, lo vas a mal acostumbrar.
La falta de información e investigaciones sobre el tema del contacto afectivo y de la atención implicaban que los bebés generaran un estilo de apego que no siempre era el sano. La cantidad de actividades que tenían que desempeñar y la cantidad de hijos a los que tenían que cuidar, representaban una labor exhaustiva en muchos sentidos. En ocasiones era casi imposible poder tener en brazos al bebé todo el tiempo a menos de que se tuviera ayuda extra para ello. El punto es que la naturaleza es sabia y no es que haya que bien acostumbrar o mal acostumbrar a un bebé. Se trata de que sienta que sus necesidades son atendidas y el llanto es una forma de comunicar dichas necesidades. Cargarlo mucho puede ser parte de sus necesidades, algo que lo lleve a sentirse seguro, cobijado y protegido.
Consejo para la crianza actual: Puedes cargar al bebé todo lo que necesite con la intención de desarrollar un estilo de apego seguro.
Las bases de la confianza ante el mundo se dan en nuestras primeras etapas de vida, es la etapa donde hay total vulnerabilidad porque la supervivencia de un bebé depende totalmente de sus cuidadores principales. Recuerda que en otras notas te he platicado que la personalidad se conforma por el temperamento y el carácter. El temperamento es algo genético y determina en gran medida la escencia de tu bebé. Si tu bebé se calma entre tus brazos, dale ese tiempo, si tu bebé quiere dormir contigo acúnalo, ese calor y protección es fundamental en su sensación de arraigo y seguridad.
Consejo Final: Toma lo mejor de cada estilo de crianza siempre en función de las necesidades de tu hijo y tu familia.
Es importante que hagas un filtro entre lo que a ti te funciona y lo que no. Siempre enfocándote en el respeto, el amor y la protección. Hoy día existe mucho más información sobre crianza y sin que caigas en la obsesión por ser la madre perfecta porque eso no existe. Date la oportunidad de probar formas diferentes, evita repetir patrones disfucionales que incluso tú puedes recordar con enojo o frustración. No hagas más de lo mismo y conéctate con tus hijos que de ahí parte todo.
*Karina Suárez Fernández es psicóloga clínica, psicoterapeuta de profesión y madre de dos. *
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