
Alrededor de los 2 años, el cerebro de los niños evoluciona a un ritmo acelerado. Empiezan a usar las palabras para decir lo que quieren y a manifestar una opinión, pero se frustran si no logran expresarse o si las mamás nos “interponemos” en sus planes.
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Entonces, sus emociones colapsan y aparece el lado “terrible” de los 2 años. Nos desafían, cambian de humor repentinamente y hacen berrinches. Lo primero que tienes que saber es que todo esto es normal y saludable para esta etapa.
Cuando su pequeña llegó a los 2 años y medio, Agustina pensó que se había salvado de los famosos y ‘terribles dos’, de los cuales todo el mundo habla. Pero no… A los pocos meses, Isabella empezó a montar escenas en centros comerciales y en supermercados, a rebelarse contra la hora del baño, la comida, la siesta, la ropa… ¡contra todo! Se volvió, directamente, intratable. “¿Qué hice mal?”, pensaba Agustina desesperada. Para transitar, de la mejor manera, esta etapa apunta estas valiosas recomendaciones que recopilamos de diversos especialistas.
Pero antes de seguir leyendo, te invitamos a escuchar este episodio de nuestro pódcast 'Mamá Dice' con consejos para lidiar con 'los terribles 2 años' de tu hijo.
1. Ajusta tus expectativas.

El hecho de que tu niño ahora sepa cómo caminar, hablar y alimentarse, no significa que esté listo para recibir instrucciones complicadas o para autorregular sus emociones. Así que ármate de paciencia y recuerda que tratas con un pequeño que está comenzando a entender el mundo.
2. Intenta mantener una rutina estable.
Esto es fundamental porque una rutina puede hacer que todo sea más predecible y familiar. Procura que coma y se vaya a dormir siempre a la misma hora. Los berrinches o rabietas suelen aparecer cuando están con apetito o con mucho sueño, así que evita las salidas o actividades en esos horarios.
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3. Ten un plan de recompensas y de límites.
Celebra las buenas conductas y trata de ignorar, en lo posible, los comportamientos que quieras desalentar. También mantén las reglas claras. Comunícale qué es lo que no está permitido hacer en la casa o en algún lugar público y sé coherente. No permitas algo hoy para prohibírselo mañana. Puede funcionar enfocarse en el comportamiento que sí debe tener, como decirle: Los crayones son para dibujar en el papel, la silla es para sentarse, etcétera.
4. Enséñale a calmarse, pero no en medio de su rabieta.

Cuando estén tranquilos, muéstrale cómo las respiraciones profundas pueden ayudarlo a tranquilizarse. Así, cuando tenga un ataque de furia, podrás recordárselo y decirle: “Tu cuerpo ahora no está en calma; respira conmigo, como te enseñé”.
Poco a poco y con paciencia aprenderá a regular sus emociones. Pero recuerda que también te observa, así que sería positivo que puedas mostrarle cómo tú te calmas con las respiraciones cuando estás alterada.
5. Si responde que “no” a todo, dale dos opciones.
Esta es una forma de darle un poco de control, pero no todo. Por ejemplo, en lugar de preguntarle: “¿Te quieres poner un abrigo?” y abrir un debate sobre si hace frío o calor, si sweater o chaqueta, etcétera, mejor pregúntale:
“¿Prefieres el sweater rojo o el azul?”.
Es una estrategia que también podría funcionar con otras tareas, como si quiere lavarse los dientes con música o en silencio, si quiere comer con la cuchara roja o con la blanca, etcétera.
6. Redirige su atención.
Cuando empiece a portarse mal, a pelear con sus hermanitos o a hacer lío en una tienda, distráelo con algo o proponle un juego sencillo en el lugar. De esta forma, se enfocará en eso nuevo que le propones.
7. Reduce riesgos y discusiones.

Es agotador repetir todo el tiempo “no toques”, “no hagas esto”, “no te acerques”… Por eso intenta que el lugar donde tus niños pasan la mayor parte del tiempo sea seguro y apto. Que tengan las cosas a su alcance, que puedan caminar tranquilos y descubrir el mundo por sus propios medios que, en definitiva, es lo que quieren. Dales a probar un poco de libertad, ¡y todo estará bien!
No es tarea de un día.
Por último, recuerda que en la crianza los días son largos, pero los años pasan volando. Así que ya irás aprendiendo las estrategias que te funcionen para esta etapa, que, eventualmente, pasará. Pronto tendrás que aprender nuevas formas de interactuar y comunicarte con tu hijo. Mientras te guíes por el amor, todo va a estar bien.