Mamás Sin Filtros: Cómo evitar que nuestros miedos afecten a nuestros hijos

‘Mamá exagerada. ¿Yo? ¡Nooo, cómo crees!’ Eso fue lo que le contesté a una de mis hermanas cuando me hizo la clara observación de que me estaba obsesionando en el cuidado de mis hijos. Incluso me dijo que a veces parecía bastante asfixiante y que debía parar. Y es que cuando tu vives la situación dentro de la película, te es muy difícil ser objetiva y darte cuenta de los errores que comentes. Quienes están afuera ven la escena mucho más clara y con otra perspectiva. Justo éste fue mi caso. Así que no me quedó más remedio que bajar la guardia y aceptar el comentario bien intencionado de mi familia. Por eso, en esta nueva edición de Mamás Sin Filtros, te comparto mi experiencia de temor basado en los pensamientos catastróficos y como tuve que aprender a aquietar mi mente para no contagiarles mis miedos.

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La línea entre ser precavida y ser sobreprotectora es muy fina. A mi me ha quedado claro que la mente tiene el poder de transformar la calma en la peor de las tormentas. Si no me rendía ante el hecho de que la vida está llena de riesgos que mis hijos “deben” atreverse a tomar, esa resistencia en mí, los iba a perjudicar.

Reconocer que crecen, que sus intereses son otros, que quieren probar nuevos caminos y sobre todo que quieren sentirse cada vez más independientes, es el gran desafío al que me enfrento todos los días como mamá de dos grandiosos adolescentes. Así que te comparto un poquito de cómo lo intento.

Si alguien muy querido te hace una observación en tu labor como mamá, reflexiónala.

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Foto Karina Suárez MSF

Ningún ser querido te va a decir algo con mala intención. Quizá te suene algo intrusivo, pero date la oportunidad de tomar lo mejor de cada comentario porque puede ser algo positivo para ti y tus hijos. En mi caso, decidí asimilar y abrir mis oídos y mi mente al comentario. Efectivamente puse más atención en mi forma y manera de expresar mis miedos y descubrí cosas de las que no me había percatado.

De inmediato noté que es mi miedo, no es de ellos y no tenía por qué cargárselos.

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Me queda claro que mi miedo les resulta molesto porque es limitante ante sus ganas de poner a prueba su potencial o incluso de explorar nuevos caminos. Estoy consciente de que no se trata de dejarlos a la deriva, pero sí de permitirles desarrollar nuevas capacidades y entre ellas que puedan aprender a medir las consecuencias de cada decisión sin darse por vencidos antes de intentarlo.

Reconocí que estaba exagerando y busqué consejos.

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Foto Karina Suárez MSF

La única forma en que yo lo logré fue poniéndome en el lugar de mis hijos porque comprendí que yo en su lugar pensaría que estoy siendo un poco obsesiva e incluso molesta. Sólo poniéndome verdaderamente en sus zapatos logré un verdadero reconocimiento de mi actitud exagerada. Escuchar mi tono de voz, el contenido de lo que digo e incluso la forma tan catastrófica de ver las cosas fue un freno importante para mí.

Salte de la escena, como si le pusieras pausa a la película.

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ClaudioVentrella/iStock

Nada mejor que ver las escenas en perspectiva, analizar la trama del momento como si estuvieras en el cine viendo una película. Así puedes poner pausa y ser muy consciente de cómo estás actuando y de cómo reaccionan los demás también. Cuando yo comencé a practicar este consejo que leí en una revista para padres y madres, fui incrédula, pero lo puse en práctica y me maravillé de los resultados.

Entendí el poder de las frases y pensamientos catastróficos.

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Karina Suárez MSF

Toda frase es una especie de mandato o decreto y si proviene de nosotras las madres, esto empeora aún más porque el efecto va directo a depositarse en la seguridad y confianza de nuestros hijos. La autoconfianza que pueden tener depende en gran medida de la seguridad que deposites en ellos y de las veces que los dejes intentar. A veces se equivocarán, sin embargo tienen tu respaldo para encontrar otros caminos. Pero deben hacerlo por ellos mismos.

Comencé a pensar y a sentir lo que sí quería que pasara y no lo que no quería o temía.

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Karina Suárez MSF

Enfocar mi pensamiento y encausarlo también fue una sugerencia que me ha ayudado mucho. Es algo que leí por ahí en un articulo bien interesante y en donde se resalta la importancia de llevar el pensamiento y la imaginación a lo que sí queremos que pase y concentrarnos en ello. De esa manera desprogramamos aquellos pensamientos catastróficos que toman fuerza por la atención que les ponemos.