Es muy común encontrar en redes sociales, canciones o hasta en poemas, hermosas letras dedicadas a los bebés que están por nacer. Sin embargo, nos dimos a la tarea de buscar esas cartas que madres, ginecólogas, pediatras y hasta psicólogas han escrito instintivamente, cartas de bebés antes de nacer dedicadas a sus madres; sin duda un hermoso ejercicio, un profundo trabajo terapéutico y de introspección. ¿Qué crees que quisiera decirte tu bebé desde tu vientre? Aquí te presentamos varias de estas cartas.
Carta a mamá desde el útero
Escrita por Miriam Al Adib Mendiri, ginecóloga
Querida Mamá:
Esa paz que respiras cuando te quedas embelesada acariciando esas montañitas que formo en tu barriga, esa felicidad que tienes en esos momentos cuando estás pensándome, visualizándome… Es algo maravilloso que no te puedo explicar, pero lo siento en todo mi cuerpo y lo guardo como un tesoro en mis células.
No sé dónde termina mi cuerpo y dónde empieza el tuyo. Sé que me amas, que quieres lo mejor para mí, sé que a veces tienes miedo de que algo no vaya bien en algún momento, que no salga todo como esperabas, pero ¿sabes?, tú eres la mejor madre que yo pueda tener, pase lo que pase quiero que siempre recuerdes los momentos de paz que tienes cuando me piensas y nos vinculamos.
No te sientas culpable por nada, sigue tu instinto, no hagas caso a los miles de consejos que te dan por ahí sin tú ni siquiera pedirlos. Me da igual que me compres un carrito de última moda o que me pintes la habitación de colores, me da igual lo que te recomiende la vecina o lo que digan los manuales para criar niños, quiero decirte que cuando yo salga de tu útero, lo único que deseo es estar pegadito a ti todo el tiempo, que sigas siendo mi mundo como lo eres ahora, que me acaricies, me abraces, me hables bajito y me cantes, dormirme sintiendo tu calor y el ritmo de tu respiración, igual que lo siento ahora dentro de ti, pero sobre todo quiero que estés feliz disfrutando de nuestro vínculo.
No te entristezcas con los discursos de gente que te etiqueta como buena o mala madre, eres MI MADRE, esa gente no se ha enterado aún de que mi mundo eres tú. Si no puedes tener el parto que deseabas tener, si por cualquier circunstancia no puedes darme el pecho, si algo se complica, si a veces todo se te hace cuesta arriba, si crees que en algo has metido la pata… pase lo que pase siempre te querré. No quiero que sufras nunca culpándote por cosas que crees podrías haber hecho mejor, estaré dispuesto a seguir recibiendo todo tu amor como siempre, no necesito una madre abnegada, sino una madre feliz, para que gocemos juntos de cada minuto de nuestra preciosa historia.
A veces lloraré porque no podré expresarme de otra forma cuando necesite algo, a veces no sabrás qué me pasa, pero cuando me ponga muy nervioso no dejes que los demás se metan en nuestras vidas, ni que te digan lo que tienes que hacer conmigo, porque tú vas a saber mejor que nadie lo que es mejor para mí, tienes una sabiduría escrita en tu cuerpo, síguela, si te agobian los demás diles que te dejen tranquila.
Si lo crees conveniente quédate a solas conmigo o con quien tú desees que esté con nosotros; tú y yo, tranquilitos, nada me calmará más que eso, disfrutaré de tus caricias, de tu piel, de tu voz suave, de que sigas sintiéndome como lo haces ahora cuando te embelesas tocándome a través de tu barriguita.
Da igual que el embarazo sea fruto de reproducción asistida, incluso si el óvulo es de alguien que te lo ha donado, eso no me importa nada, nos comunicamos igual, tú eres la que orquestas, organizas y moldeas la información que tengo en mis genes, y mis células también te hablan, muchas quedarán por siempre impregnadas en tu cuerpo. Cambiará tu cuerpo, tu cerebro, tu forma de ver el mundo, aunque habrá quienes no te entiendan, no dejes que los demás te digan cómo tienes que sentir o cómo cuidarme, ya lo sabemos nosotros, porque ya tenemos nuestra comunicación única y especial.
No permitas que te engañen, que te arrebaten tu instinto, tu intuición o como queramos llamar a esta sabiduría que está escrita en lo más profundo de nuestros cuerpos desde tiempos inmemoriales. No tengas miedo a nada, mamá, sabrás adueñarte de cada uno de nuestros momentos, sabrás hacerlo mejor que nadie. Más allá de todo cuanto pueda suceder, cuando no hay miedo, el amor fluye, nuestros cuerpos ya lo saben, saben que nada es tan poderoso ni tan grande como el amor.
Te quiero, mamá.
Una carta que te ayudará a comprender las etapas del embarazo
*Escrita por Lorraine H. Newman, neuro-educadora materno-infantil
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¡Hola, mamá! Hoy puedo sentirte, porque en mi cuerpo recorren tus sentimientos, tus emociones y tus vivencias. Si te preocupa mi futuro, lo sabré. Si estás feliz o te sientes culpable por mi presencia, también lo sabré. Recuerda que éste es mi lugar, en donde se inicia mi visión de la vida. Piensa que dependo mucho de tu comunicación y del vínculo tuyo conmigo, yo sabré si me deseas o no, porque es aquí donde empieza a formarse mi “yo” más profundo.
Sé sincera madre y cuéntame ¿crees que soy alguien que te complica la vida por quedarte embarazada sin quererlo? Si es así, esto repercutirá en mi futura personalidad, porque puedo llegar a sentirme un estorbo en la sociedad ¿Acaso es papá quien no quiere saber de mí? Entonces dile pues que en mi futuro puedo tener dificultades con mi parte masculina, con la autoridad y con mi capacidad de tomar decisiones.
Mamá también recuerda que, si soy deseado, esperado y amado, todos estos buenos sentimientos repercutirán para bien de mi autoestima y de mi felicidad. Piensa que, si tú estás bien con tu vida, yo también lo estaré. Tus pensamientos y emociones fluyen por tu sangre y son parte de mi alimento.
Mamá ayúdame a amarte, a comprenderte y a ser una buena persona contigo y con el resto de mi familia. Ayúdame a realizarme dándome amor y también a darme un deseo realizable. Quiero que veas y sientas los cambios y transformaciones que vivo dentro de ti, que veas cómo soy feliz cuando tú lo eres, aunque también siento miedo y enojo. Yo ya soy otra persona que me muevo bastante y que mi sexo ya está determinado, así como lo está también gran parte de mis características físicas y mentales.
A los dos meses de mi existencia ya sé que empiezas a ser consciente de mi presencia, porque ya comenzó el desarrollo de mi sistema nervioso, además mis conexiones cerebrales se van uniendo, poco a poco, gracias a tus vivencias y emociones. Mis brazos, pies y oídos empiezan a brotar y mis ojos empiezan a formarse.
Acuérdate que en el tercer mes se van formando mis órganos, como son los riñones, el hígado y los pulmones. Los médicos ya me llaman feto, aunque no sé por qué yo sigo siendo el mismo. Mis huesos empiezan a formarse y si quieres que sea fuerte y sano, aliméntate muy bien, come alimentos que contengan vitaminas, minerales, ácido fólico y ácidos omega 3, que son imprescindibles para mi potencial desarrollo como ser humano.
Te darás cuenta de que entre los tres y seis meses es un periodo más tranquilo. Tú empiezas a notar tu barriguita y espero que te sientas orgullosa de tenerla y que la luzcas ante todo el mundo. Mi cerebro empieza a transmitir mensajes y puedo comunicarme contigo. Se empiezan a formar mis uñas, el pelo y hago pipí, además ya me puedo chupar los dedos. Empiezo a reaccionar ante los ruidos, al dolor y a la música estridente. Ya escucho tu voz y empiezo a enterarme de lo que ocurre en el exterior, aunque no lo entiendo.
Después de mis seis meses mis ojos perciben la luz y también percibo los olores. Soy feliz aquí dentro porque me muevo, aunque sé que a veces no te gusta mucho mi ritmo, porque no te dejo dormir por las noches.
A los ocho meses ya puedo sonreír, doy patadas y puedo diferenciar sabores. Soy una persona que siento y que puedo demostrar alegría. Al final de este mes me pongo en posición para nacer.
Sé que a los nueve meses ya estás cansada de llevarme, quizá te peso mucho. Te comprendo, sólo debo decirte que vayas al parto con confianza y tranquila de que nada malo pasará. Mientras más relajada estés, más fácil será mi nacimiento. Acuérdate que todo está bien y que yo soy el que elijo nacer y sé cuándo me conviene hacerlo.
¡Gracias, mamá por ser mi madre y darme la vida! Gracia papá por acompañarme en esta etapa de mi vida y por tu ayuda, recuerda que también soy parte de ti y te lo digo para que no te pongas celoso de mamá. Lo que quiero es que esta experiencia sea inolvidable para los tres: mamá, papá y yo.
¡Nos gustan los alfileres! Carta de un bebé a punto de nacer
Escrita por Coraline Calzaslargas (pseudónimo), una joven de 16 años se pone en el lugar de un bebé.
Sé que mi llegada les hace mucha ilusión; nueve meses de espera como persona, más todos los años pensados y reflexionados como proyecto, hacen de mí algo muy especial. Lo sé. Yo también tengo muchas ganas de llegar (aunque aquí dentro no se está nada mal). He oído que ahí fuera hay muchas cosas increíbles y maravillosas: lugares, personas, libros, saberes e infinidad de aventuras que tendré que ir descubriendo poco a poco.
Supongo que estarán un poco nerviosos: yo también. Dentro de unos días nos veremos por primera vez en persona y comenzaremos a recorrer un camino largo, bonito y puede que a veces un poco duro (intentaré no dar más guerra de la necesaria, aunque no prometo nada…).
Es emocionante saber que, solo por el hecho de existir, se me concede el amor incondicional de dos personas, su amistad, su cariño, su paciencia y su perseverancia. Sin embargo, hay algo que me preocupa enormemente; en la revista mensual que nos hacen llegar a todos los bebés de entre -3 y 36 meses, continuamente aparecen testimonios de niños que afirman “no poder equivocarse”, pese a todos sus esfuerzos. Y esto no es lo más grave, sino que a continuación exponen la ausencia de autoaprendizaje como principal consecuencia de esta problemática. Cada vez son más las noticias que llegan a nuestros oídos sobre los “niños-hámster” y la enorme tristeza que les azota al verse obligados a deshacerse demasiado tarde de su bola aislante, de su burbuja; esa que con tanto miedo y cautela han construido sus padres para arroparles y evitar su contacto con la sociedad y el mundo real.
Me asusta mucho pensar en la imposibilidad de cometer errores, de equivocarme, de hacerme daño y de que los demás me lo hagan. Me asusta imaginar una vida monótona y aburrida, sin aventuras, sin nada nuevo que descubrir por mí mismo, sin preguntas (y con demasiadas respuestas que a lo mejor necesito encontrar yo solo), sin inquietud y a veces, incluso sin libertad. ¡Me asusta tanto que se asusten! Comprendo que tengan miedo, que quieran hacerlo bien y que intenten protegerme de todas esas cosas tan horribles de las que siempre hablan los mayores. Lo entiendo perfectamente. Pero como su hijo, me siento en la obligación de hacerles saber, antes de mi inminente llegada, que deseo equivocarme. ¡Sí! ¡Quiero equivocarme!
Quiero equivocarme un montón de veces, y aprender algo nuevo de cada experiencia. Quiero equivocarme un montón de veces, y descubrir poco a poco de qué está hecho ese mundo tan grande al que me van a llevar. Quiero equivocarme un montón de veces, y sentirme capaz de volver a empezar, de volver a intentarlo. Quiero equivocarme un montón de veces para crecer, para saber ayudar a los que se equivocan y poder ser libre.
Quiero equivocarme un montón de veces para conocerme mejor. Pero, sobre todo, quiero equivocarme un montón de veces para saber que siguen a mi lado y para descubrir lo mucho que lo estarán durante toda mi vida. Por eso, les pido amablemente que me concedan el privilegio de equivocarme, de caerme y de hacerme daño; de probar, de preguntar y de responder cuando llegue el momento; de soñar, de descubrir y de vivir. No quiero que su miedo se convierta en mis obstáculos, y mucho menos, que me nombren titular de él. ¡No me gustan las burbujas! ¡No quiero ser un niño-hámster! Quiero ser libre y disfrutar de mí y del mundo con todas sus pinceladas, con todos sus colores… Si me los ocultan, es probable que nunca pueda llegar a pintar el mío. Y una vida sin color es fácil de teñir para el ajeno…
Prometo llevar siempre conmigo una cajita de alfileres.
¡Los amo!
Mamá, hablé con Dios y esto fue lo que me dijo
Autor/a: Desconocido/a
Me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra, pero ¿cómo viviré allá siendo tan pequeño y débil? Entre los muchos ángeles escogí a dos que te esperan, contesto Dios.
Pero aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír y eso basta para mi felicidad, ¿podré hacerlo allá? Esos ángeles te cantarán y sonreirán todos los días y te sentirás muy feliz con sus canciones y sonrisas.
¿Y cómo entenderé cuando me hablen si no conozco el extraño idioma de los hombres?
Esos ángeles te hablaran y te enseñaran las palabras más dulces y tiernas que escuchan los humanos.
¿Qué haré cuando quiera hablar contigo? Esos ángeles juntaran tus pequeñas manos y te enseñaran a orar.
He oído que en la tierra hay hombres malos, ¿quién me defenderá? Esos ángeles te defenderán, aunque les cueste la vida.
Pero estaré siempre triste porque no te veré más, me sentiré muy solo.
Esos ángeles te hablaran de mí y te mostraran el camino para volver a mi presencia, dijo Dios.
En ese instante una paz inmensa reinaba en el cielo, pero ya se oían voces terrestres; y entonces el ángel con lágrimas en los ojos le dijo a Dios sollozando:
Dios mío, si ya me voy, dime su nombre … ¿Cómo se llaman? Dios: Su nombre no importa, tú les llamarás mamá y papá.
Carta a papá
Autor/a: Desconocido/a
Hola, papá, hoy quiero hacerte una carta desde la pancita de mamá, ya falta poquito para conocernos y hasta acá puedo sentir todo el amor que sienten con mi llegada.
Hoy escucho tu voz y me emociona mucho saber que te conoceré muy pronto. Ya quiero sentir cómo me abrazas, reconocer tu aroma y verte a los ojos. Tal vez te pongas un poco nervioso con mi tamaño, pero no te preocupes, yo confío en ti y sé que sabrás cargarme y cuidarme, te necesito junto a mí, necesito sentirte cerca.
Siempre escucho que le dicen a mamá que ojalá tenga tus ojos, mamá dice que eres guapo, espero parecerme a ti en algo, pero sobre todo espero aprender de ti muchísimas cosas.
Me encanta que me hables, ¿sientes todas las pataditas de emoción que doy cuando lo haces? Son sólo para ti, papi, porque reconozco el amor con el que lo haces, y también percibo cómo se emociona mamá cuando está cerca de ti, y eso a mí me hace sentir muy feliz y especial.
También quiero agradecerte por estar cerquita de mamá, por cuidarla, por no dejarla sola, por aguantar sus enojos y la locura que provocan las hormonas en ella, todos viviremos tantos cambios que nos costará un poco adaptarnos a nuestra nueva vida juntos, pero sé que lo lograremos, ten paciencia.
Por último, quiero decirte que tengo muchas ganas de conocer el mundo a tu lado, quiero que me lleves de aventuras, que me leas en las noches cuentos, que me abraces cuando tenga miedo y que logremos tener una relación bonita de padre e hijo, sé que tú me enseñarás miles de cosas y espero yo enseñarte también.
Por ahora aquí todo va tranquilo, tal vez allá afuera muchas cosas no me van a gustar y puede que llore un poquito más de lo que les gustaría, pero es parte de mi desarrollo, además será una gran prueba de paciencia para ustedes.
Nos vemos más pronto de lo que crees, papi, duerme mucho, sé que es un consejo porque escucho que todo el tiempo se lo dicen a mamá.
Te amo desde ahorita y para siempre, tu bebé.