Hagamos un ejercicio de terapia, imagina que tienes seis años y que tus padres están durante todo el día llenándote la cabeza de frases imperativas como: "No quiero que juegues con ese niño", "cómete toda la verdura", "tengo que corregir tu tarea que está mal hecha". Ahora dime ¿Qué sentiste? Te paso algunos consejos para que fomentes la seguridad en tus pequeños.
Lee más en ¿Qué más?: 5 Tips para motivar a tus hijos tras una derrota deportiva
Reflexiona sobre tus propias expectativas
¿Acepto a mi hijo tal como es? ¿Estoy consciente de sus capacidades y limitaciones? ¿Tomo en cuenta sus necesidades?. Identifica si tus expectativas sobrepasan la realidad de su etapa y de sus ritmos de aprendizaje. No sobre exijas, no te desconectes de su esencia.
Evita la competencia
No sientas que tu hijo está en desventaja cuando lo comparas con los logros de otros, respeta su ritmo. Deja de lado la necesidad de sobresalir a través de él. La triste realidad es que muchas madres y padres buscan hijos perfectos sólo para sentirse reconocidos en su labor. ¡No caigas en eso!
No pierdas de vista tu verdadero rol de mamá
Tu labor se fundamenta en el amor y en la aceptación, no te obsesiones por cambiarlo para que llene tu lista de requisitos del buen hijo y eso te haga sentir buena madre. El amor es entrega y paciencia pero más que eso aceptación incondicional.
Revisa tus deseos reprimidos de la infancia
Ojo con la proyección y el efecto espejo. Si algo te desespera o te molesta de tu hijo, es muy probable que sea algo que te moleste de ti así que toma la responsabilidad por resolver lo que es tuyo y no intentes hacerlo a través de tu hijo. Si querías ser pianista, él no tiene por qué serlo.
Reconoce el progreso tanto como el resultado final
Formar hábitos sanos en tus hijos toma tiempo pero no significa que no avancen en el camino. Si esperas solo el resultado final para reconocer su logro, estarías ignorando el progreso y sentirá que nunca es suficiente. Mejor dile: ¡Muy bien, veo que cada vez mejoras más!
Permite que cometa errores
No limites su habilidad para buscar soluciones. Aunque te des cuenta que lo está haciendo por el camino equivocado, respira y déjalo seguir, permite que se dé cuenta por sí mismo del error y pregúntale: "¿Qué otras formas se te ocurren?" y que lo siga intentando hasta que lo logre.
Dale alternativas
Es muy tentador ver la solución enfrente y no decirlo, sin embargo lo ayudas mucho más facilitándole un panorama de soluciones para que lo tenga más claro y que llegue a ella por sí mismo. Puedes decirle: "Se me ocurren diez cosas que te pueden ayudar, ¿Cuál crees que te pueda funcionar?".
Dejalo ser dueño de sus estilos y de su cuerpo
Yo odiaba que mi madre me quitaba la mano del rostro, decía que mi piel se iba a lastimar. Sin embargo por rebeldía decidía hacerlo más, solo para molestarla. Así que si no atentan contra su salud o su integridad física, ¡déjalos que se muevan como lo deseen, que se vistan como deseen, que se peinen como deseen!
Evita criticar sus decisiones
Para aprender, necesita asumir las consecuencias de sus elecciones y darse cuenta que son válidas aunque no hayan funcionado. Torturarlo con críticas y descalificaciones sólo lo desanima para atreverse. Si se equivocó ni modo, hazle saber que hay mil caminos más que puede elegir y probar.
Permite que responda él mismo
Si van al médico, permite que el responda las preguntas en la medida de lo que él conoce o sabe, no acapares las conversaciones y toma en cuenta su presencia y el derecho que tiene de hablar. No lo vuelvas invisible ante tus ojos y los suyos, hay preguntas que él ya es capaz de contestar.
Permítele participar en las decisiones de familia
Decisiones como a donde pasearemos, que película veremos o que juego jugaremos, pueden ser propuestas por el niño. Dale la oportunidad de sentir que es tomado en cuenta y que sus propuestas son valiosas y cuando salga al mundo real te aseguro que hará todo porque así sea.
Hazle saber que el mundo no es hostil en su totalidad
Con tu compañía, protección y respaldo, permítele intercambiar opiniones con personas del exterior como por ejemplo el tendero, el policía, el zapatero, etc. Déjalo conocer el mundo más allá de su propio espacio.