"Y ahora sólo necesitamos alguien que sea la mamá del equipo", dijo el entrenador al final de la primera reunión de football hace cinco años.
Miré alrededor de la habitación y noté un montón de ojos mirando al suelo, esperando que alguien se postule antes de que tuvieran que dar excusas.
"Mi mamá puede hacerlo", dijo Jordan.
Me sentí un poco mal porque nunca había liderado antes. Claro, yo era de gran ayuda pero no sabía si tenía lo que se necesitaba para hacerme cargo de todo. También sabía que de ninguna manera podía decir no. Tuve suerte porque era ama de casa en ese momento y, a pesar de que tenía tres niños, ¿cómo iba a decirle que no a mi hijo? Además, éste era su primer año en la liga junior de football de la ciudad. Estaba nerviosa sólo por el hecho de que jugara un deporte tan duro. Pensé que al ser parte del equipo me iba a sentir mejor.
Y años más tarde acá estoy, he perfeccionado la posición de mamá del equipo. No sólo envío los mensajes de texto, me encargo del transporte de los niños, organizo los uniformes, consigo voluntarios, también coordino las comidas previas a los partidos todos los sábados.
Jugar football no es nada fácil. Es duro. Es sucio. Requiere mucho esfuerzo. Tanto mío como del equipo.
Como me he vuelto tan cercana a los niños del equipo, nadie lo piensa dos veces y todos quieren subirse a mi mini-van ya sea para ir o regresar de la práctica. No hay un solo día en el que seamos sólo Jordan y yo en el carro. A mí me encanta. Así puedo conocer a los niños de una manera que otros padres no pueden. Los niños han compartido conmigo muchos pensamientos, sueños y preguntas acerca del football y de la vida en general.
Hemos disfrutado muchísimo del football y del tiempo que pasamos con Jordan estos años. Mi esposo lo resumió de la mejor manera:
"El equipo familia cuida al equipo football. Somos un gran equipo feliz."
Estaba bromeando pero tenía razón. Hemos sacrificado muchas comidas familiares, pero aún seguimos juntos como familia, vemos football y aprendemos como los equipos trabajan juntos.
Toda la familia ayuda a preparar la comida para el juego. Mi esposo trabaja muy duro pero jamás se pierde un partido y siempre ayuda con la organización, a servir y a limpiar después del partido. Trato de preparar algo distinto todas las semanas para hacerlo más divertido. El snack favorito de todos son los Brownies de Frosted Flakes que puedo cortar y decorar como pelotas de football. A todos les encanta comer algo dulce y crocante al final de partido. A los niños les encanta el sabor del chocolate crujiente y a las niñas les encanta prepararlo.
Es tan divertido ver crecer a los niños. ¡Han cambiado mucho! Pero lo que nunca cambia es el orgullo que Jordan siente al tener a su familia en su equipo.
Y eso ya es ganar.
