
El 7 de diciembre del 2017 se dio a conocer la noticia de la muerte de la modelo holandesa Ivana Smit, quien perdió la vida tras caer de una altura de 200 pies en Kualu Lumpur, Malasia.
La extraña muerte de la joven de tan solo 18 años se produjo después de participar en un trío sexual con el magnate estadounidense Alexander Johnson y su esposa Luna, cuando la chica cayó por el balcón de la habitación.
A pesar de que ya pasaron casi ocho años de aquel lamentable suceso, el caso fue reabierto a petición de Christina Verstappen, la madre de la joven. La mujer estuvo recopilando información durante este tiempo y denunció el actuar omiso de las autoridades, asegurando que incurrieron en varias irregularidades durante las indagatorias y el tiempo ahora le ha dado por fin la razón a esta mamá coraje.
La joven cayó desde el piso 20 de una torre de apartamentos.
Ivana Smit fue hallada desnuda en el sexto nivel tras caer desde un balcón ubicado en el piso 20, pero antes pasó la noche en compañía de una pareja, con quienes mantuvo un trío sexual. La joven no se imaginó que esa noche de pasión sería su última.
La pareja formada por Alexander y Luna en ningún momento negó el encuentro con la joven, pero sí rechazaron que tuvieran algo que ver en su deceso, al argumentar que ellos dormían cuando ocurrió la tragedia.
La policía encontró rastros de droga en su organismo.
La policía de Malasia concluyó tras realizarle la autopsia a la joven que en su organismo había rastros de alcohol, pero también de cocaína y de PMMA, una variante sintética de la anfentamina. Por este motivo, durante un tiempo se manejó la teoría de que su caída se trató de un accidente a causa del efecto de las drogas.
Desde entonces la hipótesis de las autoridades no convenció a la mamá, quien recabó pruebas por su propia cuenta y busco que se reabriera el caso, algo que finalmente ya ocurrió. “Jamás creí que mi hija simplemente se cayó. Algo pasó esa noche y el Estado nunca me dio respuestas”, denunció en su momento.
Las autoridades reconocen que cometieron fallos.
El amor de Christina por su hija y su lucha incesante para que el caso se reabriera, finalmente rindió frutos el pasado 29 de julio, luego de que un tribunal del país asiático reconociera que las autoridades incurrieron en múltiples errores, como el mal manejo de la escena del crimen y la ausencia de pruebas claves que ayudaran a esclarecer lo sucedido.
“Hubo fallos en la preservación de pruebas, manejo inadecuado de testigos y sospechosos, y negligencia forense. La secuencia de hechos refleja una ruptura fundamental en los procedimientos de investigación”, expresó la jueza Roz Mawar Rozain, quien reconoció que se estaba en deuda con la víctima y sus familiares.
Pasaron por encima pruebas que pudieron cambiar la historia.
Aunque mencionó más de una omisión, la jueza reconoció que uno de los fallos más alarmantes se produjo porque en las primeras pruebas no se hizo la recolección de ADN de la joven. Además destacó que tampoco se hizo nada cuando se descubrió ADN de Alexander, el hombre con el que pasó la noche, debajo de sus uñas, lo que debió activar los protocolos pero esto nunca sucedió así.
La pareja abandonó Malasia y nunca más volvieron a ser interrogados por la policía tras los hallazgos realizados debajo de las uñas de Ivana Smit.
La jueza ordena indemnizar a los familiares de la víctima.
Asimismo la jueza también ordenó que el estado de Malasia, así como la policía, indemnicen a la mamá de la joven lo equivalente a $265,000 dólares por los daños ocasionados por una mala investigación que la impidió conocer la verdad sobre lo que pasó con su hija aquella fatídica noche de diciembre.
La magistrada acaba de ordenar la reapertura del caso para llegar hasta las últimas consecuencias y descubrir lo que en realidad sucedió ese día, por lo que se contempla que la pareja con la que la joven estuvo su última noche sea interrogada de nuevo. Sus testimonios ahora podrían dar un giro a este caso sin respuesta.