Aprende por cabeza ajena: 10 mujeres revelan sus mayores errores financieros

Dicen que nadie aprende de los errores de los demás, pero en cuestiones de dinero, a la mayoría de nosotras nos interesa recibir toda la ayuda posible. Aquí te tengo unos consejos que valen oro y que te ofrecen un grupo de mujeres que cometieron errores con sus finanzas y no quieren que te pase lo mismo.

No me informé y terminé pagando demasiado.
Mariana Suárez, de 34 años, cuenta que la criaron para obedecer a la autoridad sin protestar y eso se reflejó cuando llegó a este país y tuvo que lidiar con los vendedores, tanto en los bancos como en los concesionarios de autos. "Durante años he perdido dinero pagando tasas de interés altas en los préstamos y por no utilizar las mejores herramientas financieras. ¡Hay que prepararse un poquito", aprendió. Los expertos dicen que lo mínimo que debes saber es en cuánto están las tasas de interés.

Descuidé mi crédito.
Carmen Fernández vino a Florida a los 26 años, sin haber tenido siquiera una tarjeta de crédito en Venezuela. Nunca reparó en su crédito hasta que intentó comprar una casa y se dio cuenta de que su puntaje era horrible. "No sabía que te penalizaban si pagabas así fuera unos días tarde", dijo. "Como soy despistada, ahora uso programas de computadora que realizan mis pagos automáticamente".

No tenía ahorros ni seguro para emergencias.
Juliana Gaviria aprendió de la peor forma la importancia de tener ahorros en efectivo. "Me quedé sin trabajo hace dos años y tuve que pedirles prestado a mis tíos, porque mis papás estaban en Colombia. Fue horrible.", recuerda. A sus 28 años, ni le pasaba por la cabeza guardar dinero para la época de las vacas flacas. Los expertos recomiendan tener en la cuenta de ahorros el equivalente a ocho meses de los gastos obligados de la familia. Si tienes seguro de vida permanente, el valor en efectivo te puede ayudar en caso de emergencias.

Me endeudé más de lo que podía pagar.
Marlene Roca se enamoró de las tarjetas de crédito cuando le empezaron a llegar ofertas a la casa. "En una época me llegaban dos y tres por mes y abrí como cinco tarjetas. Como ofrecían cero interés por 12 o 18 meses, me volví loca, pero cuando se acabó ese período de gracia, me empezaron a llegar cuentas altísimas y casi me tuve que declarar en bancarrota", explicó la argentina. Hoy solo se maneja con lo que gana y tiene una sola tarjeta para emergencias.

No ahorré para la universidad de mis hijos.
"La vergüenza y la tristeza que se siente al decirle a tu hijo que no le puedes pagar la universidad de sus sueños no se las deseo a nadie", contó la hondureña Rosa María Pérez. "Mi hija fue aceptada en varios colleges caros, pero no le ofrecieron una beca completa y no podíamos financiarle ni la mitad. Espero que nos perdone algún día". Existen varios programas, libres de impuestos, que ayudan a ahorrar para la universidad. Investiga cómo funcionan en el estado en el que vives.

Le dejé todas las decisiones de dinero a mi marido.
La peruana Ángela Duarte se tapó la cara cuando me confesó que no tenía idea ni de cuánto dinero ganaba su compañero ni dónde estaba el dinero de la familia. Cuando él la dejó, quedó prácticamente en la calle y sin saber a quién pedirle ayuda. "Tuve que empezar de cero. Habríamos tenido que dormir en la calle, si no fuese por la generosidad de unos amigos. Aprendí una lección muy dura, pero nunca más dependeré así de nadie".

Fui demasiado crédula.
"Tú eres la mejor persona para velar por tus intereses.": así resume la boricua Isabel Ferrer la lección que aprendió cuando perdió parte de su dinero en una inversión descabellada. "Me vendieron una oportunidad de negocios que, ahora que lo pienso, parecía demasiado buena para ser verdad, pero como eran 'americanos', pensé que no me iban a engañar".

No me preocupé por los impuestos.
Belkis Ruiz recuerda cómo se moría de la risa al ver en las series de televisión y las películas a la gente "sepultada en recibos" a la hora de pagar los impuestos. "Pensé que era una exageración hasta que el IRS (Internal Revenue Service, la versión estadounidense de Hacienda) me hizo una auditoría", dijo. Desde entonces, esta peruana sigue la regla de guardar los documentos financieros durante siete años. "Los tengo todos escaneados y organizados".

No les di educación financiera a mis hijos.
La cubana Claudia de la Garza y su marido Enrique siguen ayudando a sus dos hijos, aunque ambos ya están trabajando. "Dicen que no les alcanza el dinero, aunque no ganan mal. La realidad es que nunca les enseñamos a manejar las finanzas y ahora les está costando a ellos y a nosotros también.

Me divorcié por culpa del dinero.
Para Ana Eugenia González, las peleas por culpa del dinero causaron el colapso de su relación. "Mi ex era ahorrador y yo gastadora. Mi segundo esposo es todo lo contrario y ahora soy yo la cauta. Sin embargo, aprendí que si nos ponemos reglas claras, no peleamos. Tenemos varias, pero la más útil es que siempre nos tenemos que consultar si queremos comprar algo que cueste más de $150."

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