No creo que mis hijos se den cuenta de lo fácil que han tenido todo en la vida. Mi hija Carolina se va a la universidad en algunas semanas. Hace poco, me senté en la cocina a conversar con ella. Cuando escuché sus preocupaciones: ¿Qué ropa llevo? ¿Cómo decoraré mi dormitorio? ¿Crees que voy a hacer amigas? ¿Podemos comprar un envase para llevar mis artículos como el champú al baño que compartiré con otras? Me dije a mí misma, que a pesar de que esto es todo muy abrumador, sus preocupaciones parecen tan triviales en relación con a las preocupaciones de otros adolescentes menos afortunados que han tenido que superar muchos retos y adversidades en sus vidas
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No quiere decir que no ha trabajaba duro en la escuela. Le fue muy bien en el colegio a pesar de tomar cursos muy difíciles. Pero, su vida en comparación con la vida de tantas jóvenes latinas ha sido relativamente fácil. Durante los últimos cinco años, he sido parte de un selecto grupo de personas que componen el comité de la beca nacional HACER de la organización Ronald McDonald House Charities, responsable por la evaluación de los solicitantes finalistas (entre miles) para seleccionar cuatro estudiantes sobresalientes que cada uno reciba una beca universitaria de $ 100,000 que cambiará sus vidas para siempre.
Todos los estudiantes que son elegibles son típicamente los mejores clasificados entre su clase de último año de secundaria y han hecho importantes contribuciones a sus comunidades a pesar de las dificultades financieras y de otro tipo que ellos y sus familias han sufrido.
La mayoría viven en barrios y atienden escuelas menos privilegiadas. Sus ensayos personales, destacando logros académicos, metas personales y profesionales, cuentan conmovedoras historias, dignas de novelas. Éstas hablan de sentirse solos, rodeado de compañeros, maestros e incluso miembros de la familia que no se preocupan por tener una vida mejor o que tienen expectativas muy bajas. Muchos crecieron en hogares tan pobres que no podían pagar por comidas adecuadas o incluso libros. Estos jóvenes hablan de la violencia en sus barrios o incluso sus propios hogares. Muchos cuentan que tenían que cuidar a sus hermanos mientras sus padres trabajaban varios trabajos para subsistir.
A pesar de todo, becarios de RMHC / HACER del 2013 como Giovanna Robledo, a quien entrevisté, son representativos de los tipos de solicitantes que he evaluado en los últimos años. A pesar de los desafíos que enfrenta en el hogar, Giovanna tenía muy buenas calificaciones, tomó cursos desafiantes, dedicó su tiempo "libre" para trabajar en su comunidad y se graduó como la mejor alumna de su clase.
Ella "quiere cambiar el mundo y cambiar la percepción que la sociedad tiene de los mexicanos" a través de la inspiración y su trabajo en la comunidad. Giovanna asistió a una escuela en San Diego, California, donde de acuerdo a información suministradas por algunas instituciones educativas "los latinos son la mayoría en las clases estudiantiles regulares. Pero por desgracia, constituyen la minoría de las clases de colocación avanzada".
Giovanna, va a empezar su primer año de universidad en el otoño en Harvard. No es que estoy minimizando los altos logros de mi hija. Pero en comparación a Giovanna y otras latinas como ella, mi hija tuvo la suerte de contar con el apoyo financiero y emocional de su familia para que pudiera luchar y lograr un mejor futuro laboral que le permita dejar su mejor marca personal.
Imagen vía Ronald McDonald House Charities