Este controversial procedimiento podría librar a tu hijo de muchas enfermedades

Si algo me pesa, es no haber circuncidado a mis hijos. En Venezuela, donde nacieron, no se estilaba, a menos que fuera por razones religiosas. Y como además nuestro médico neonatal (una eminencia que tenía entre muchos otros tesoros en su consultorio el maletín de médico del Dr. José Gregorio Hernández), no era partidario de tal procedimiento, pues ahí están los dos: completicos. Y ahora yo me debato entre qué será lo mejor para ellos ahora que vivimos aquí en Estados Unidos, donde la circuncisión es una práctica relativamente generalizada.

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Precisamente cuando emigramos y les hicieron su primer examen físico pediátrico, consulté con la doctora que nos atendió y para mi sorpresa me dijo que la decisión de circuncidar a los niños corresponde a las mamás y los papás y que no había ninguna razón médica para ordenar el procedimiento.

Me quedé de una pieza, pero como soy de las que no le discuto a médico, no hice nada al respecto. Además, por tratarse de un procedimiento electivo, nuestro seguro médico no cubría los gastos, y como ya bastante tenía con todos los gastos de nuestra mudanza desde Venezuela e instalación aquí en Estados Unidos, pues dejé las cosas de ese tamaño.

Mediante la circuncisión, se corta el prepucio del pene y como resultado, el glande queda al descubierto. Tradicionalmente tanto los niños judíos como los musulmanes son circuncidados, pero esta prácticamente médica se ha extendido y varones de otras religiones son sometidos a este procedimiento en forma rutinaria.

Ahora que mi hijo mayor va a entrar en la adolescencia y que en un par de años el menor transitará el mismo camino, me pesa no haber actuado antes, porque en el fondo de mi corazón se que los dos terminarán circuncidados y que un procedimiento sencillísimo cuando se trata de bebés o de niños pequeños, pudiera resultar medio traumático cuando se trata de niños más grandes, adolescentes o adultos.

La razón por la que creo que los dos terminarán circuncidados es porque la circuncisión es beneficiosa tanto para la salud del hombre como para la de las mujeres, incluyendo menor riesgo de transmisión de VIH, y enfermedades de transmisión sexual como la sífilis, el virus del papiloma humano (VPH) y el herpes genital.  Además, se ha demostrado que reduce el riesgo de cáncer en el pene así como el del cáncer cervical o de cuello uterino en las mujeres que son pareja de hombres circuncidados.

En nuestra cultura latina existe la creencia de que con la circuncisión el hombre pierde sensibilidad en el glande y ello afecta su placer sexual, pero no hay evidencia científica de ello.

En todo caso, lo que sí es cierto es que se trata de un procedimiento quirúrgico doloroso y aunque la mejor circuncisión es la que se hace cuando el niño es bebé, también es cierto que los bebecitos experimentan ese dolor, por lo que se requiere anestesia local.

Los riesgos de la circuncisión incluyen el sangrado y las infecciones. Sin embargo, creo que si el procedimiento lo hace un médico cirujano experto y el paciente es aseado correctamente, esos riesgos se minimizan. Más importante aún, creo que las ventajas sobrepasan los riesgos de sangrado e infección.

Aunque hay quienes dicen que la mejor circuncisión es la limpieza, prefiero un hombre circuncidado y lamento no haber sometido a mis hijos a este procedimiento.Voy más allá: creo que la circuncisión debería ser obligada, como las vacunas.

Imagen vía Thinkstock