Dime dónde quieres el piercing y te diré qué riesgo corres

En nuestra cultura casi todas empezamos la vida con un piercing: en las orejas. El abrir los huequitos para los aretes es una práctica tan común en nuestros países, como la circuncisión para los varones es aquí. Hoy en día está de moda hacerse más. Mi hermana tiene piercings en la lengua, varios en las orejas y en el ombligo, y ¡le quedan bien! Pero más allá de lo que la gente pueda pensar cuando nos ven con este tipo de accesorios, es importante entender qué riesgos corremos cuando nos incrustamos objetos en el cuerpo.

Un estudio publicado recientemente en el American Journal of Clinical Dermatology reveló que al menos 20% de los piercings producen complicaciones, como infecciones y sangramientos. Y estos son los problemas más fáciles de tratar.

Hay consecuencias más complicadas como hepatitis, endocarditis (infección del endocardio) y abscesos cerebrales (infección en el cerebro). También se han registrado dermatitis de contacto, hemorragias, formación de queloides (mala cicatrización) y daños en los nervios.

Problemas que pueden aparecer o no dependiendo de los materiales que se usen, de la experiencia de quien los pone, de la higiene del procedimiento, de los cuidados posteriores y, sin duda, de las zonas del cuerpo. Los especialistas afirman que los piercings que más complicaciones generan son los de la lengua, los labios y los genitales.

Inflamación, dolor, dificultades para hablar y masticar, alteración del gusto, sangrado, aumento de la salivación, infección y reacciones alérgicas al material, son algunas de las principales complicaciones de los piercings en la boca. También hay consecuencias negativas de tener un objeto extraño en la boca a largo plazo, la mayoría garantizan muchas visitas al dentista.

La boca es un importante foco de infecciones donde residen millones de bacterias. Una perforación aumentaría este riesgo e incluso se propagaría a otras zonas del cuerpo (como ocurre con los abscesos en el cerebro). Además, que el piercing en la lengua dificulta la intubación endotraqueal en casos de traumatismo o intervenciones quirúrgicas.

Los piercings genitales, afirma el estudio, pueden causar obstrucción de la uretra e infecciones que derivan en infertilidad. Estos adornos favorecen la transmisión de determinadas infecciones y enfermedades como hepatitis, sífilis y el virus del Sida. "También pueden producir heridas en la mucosa y esto es una puerta abierta a la contaminación".

Cuando los 'piercings' se encuentran en el pezón, existe el riesgo de galactorrea o, lo que es lo mismo, secreción espontánea de leche. En sitios como "en la oreja se pueden producir desgarros y necrosis del cartílago, algo que también ocurre a veces en la nariz. Si la zona escogida es el ombligo, explican los investigadores, "tarda un año en curarse. Es especialmente propensa a las infecciones

¡No te asustes si tienes un piercing! Si no has tenido problemas hasta ahora, los expecialistas afirman que es poco probable que desarrolles ahora un efecto secundario, aunque es recomendable que incrementes la higiene en el área. Pero si lo estas pensando, infórmate bien de las consecuencias a largo plazo y si tomas la decisión invierte en hacértelo en un sitio de buena reputación. Te vas a ahorrar muchos disgustos.

Imagen vía Daniela Vladimirova/flickr