Pastillas de excremento, beber orina y otros 6 métodos asquerosos para bajar de peso

Todas hemos escuchado hablar de dietas radicales como la de la limonada, la de la piña y hasta la del alpiste. Pero si de dietas extrañas se trata, nada le gana a una nueva tendencia: píldoras de excremento humano para bajar de peso. Sigue leyendo para conocer los detalles.

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Imagen vía Corbis

Píldoras de excremento

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El Hospital General de Massachusetts puso en marcha un estudio para intentar probar si el consumo de píldoras de excremento humano -¡así como lo oyes!- podría contribuir a la lucha contra la obesidad. Se supone que las píldoras estarían doblemente encapsuladas y no tendrían olor ni sabor. Falta ver qué resulta de esta investigación.

Dieta de la orina

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Esta dieta consiste en comenzar el día tomando un vaso de orina de mujer embarazada. Obviamente el asco que esto producía mataba el apetito para el resto del día.

La dieta de la lombriz

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Esta práctica que se hizo famosa a principios del siglo XX era la locura: la gente se tomaba unos huevos de esta lombriz, que se suponía se desarrollaría en los intestinos y se comería la comida extra. Después debía consumirse una pastilla antiparásitos para matarla. El problema fue que a veces el bicho podía alcanzar tamaños exagerados.

Masticar sin parar

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En el siglo XIX Horace Fletcher, conocido como el entusiasta de la comida, se dedicó a promover la técnica conocida como dspués como el "fletcherismo", que consistía básicamente en masticar la comida 32 veces o hasta que se volviera líquido. Eso se llama tener paciencia.

¿Envenenamiento?

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Parece que la obsesión por bajar de peso no ha encontrado límites, durante el siglo XIX la gente consumía arsénico para bajar de peso, y a veces, en búsqueda de resultados más efectivos consumían cantidades tan altas que terminaban envenenados.

La dieta de la bella durmiente

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Se supone que Elvis, el rey del rock, era amante de esta dieta que consistía básicamente en ignorar el ejercicio y comer lo que se quisiera, siempre y cuando se durmiera mucho, mucho. Yo me apunto.

Caucho

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Nadie comía caucho, menos mal, se trataba de la mamá del waist training, que durante mediados del siglo XIX tuvo a las mujeres usando fajas de caucho que las hacía sudar constantemente y se supone que fomentaba la pérdida de peso. Los hombres también las usaban.

La dieta del vinagre

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El escritor Lord Byron, obsesionado con mantener una figura esbelta, popularizó la idea de que beber un par de tragos de vinagre a diario y consumir papás impregnadas en el mismo eran el remedio ideal para perder peso. Se le olvidó mencionar que sus contraindicaciones incluían diarrea y vómito.