Virgen colada con leche de almendras

Amo la piña colada. La combinación de dos frutas tropicales como la piña y el coco tiene el poder de transportarme a las playas del Caribe donde pasé las vacaciones más felices de mi niñez y adolescencia.

Por fortuna, esa combinación tan tropical es también una de las favoritas de Tomás Eugenio, el menor de mis hijos, quien a pesar de tener ya 11 años, me sigue dando quebranto a la hora de comer frutas.

La solución para ese problemita han sido los batidos y licuados de fruta fresca, que se toma como si fueran un helado, no sólo porque son dulcitos (gracias a la fruta madura), sino también porque muchas veces los hago frappé.

Como la idea es que coma fruta y no jugos de fruta, trato de sustituir el hielo por cubitos de leche de almendra congelada, que hago en una cubeta de hielo. El resultado son licuados con una textura espectacular, que tienen más calcio que si se tomara un vaso de leche regular.

Como la crema de coco es suficientemente dulce, no hace falta ponerle azúcar. Este batido es perfecto en el desayuno y también como una refrescante merienda.

¡Espero que te guste mi receta!

Ingredientes para 2 porciones
1 1/2 taza de piña cortada en cubos
1/4 de taza de Silk Unsweetened Almondmilk
1 taza de Silk Unsweetened Almondmilk, congelada en forma de cubos de hielo
1/3 de taza de crema de coco
2 cucharadas de coco dulce rallado para decorar

Preparación

Pon todos los ingredientes, excepto el coco rallado, en el vaso de una licuadora y licúa hasta que se forme una mezcla cremosa y uniforme, y se forme el frappé.

Sirve en dos vasos y espolvorea con un poco de coco rallado.

Para más recetas de batidos y licuados como este, haz clic aquí.

A Enriqueta Lemoine le gusta decir que es una escritora que cocina y una cocinera que escribe y desde hace cinco años es la autora de Savoir Faire, un blog de cocina y cocteles donde además escribe sobre lo que es ser mujer en este siglo. Ha vivido en Caracas, donde nació y creció, en Madrid, Ginebra, Nueva York y el Sur de California. Ahora vive en Miami con sus dos hijos. Cuando no está cocinando o escribiendo, puedes encontrarla haciendo rutas gastronómicas, descubriendo restaurantes, explorando mercados y buscando nuevos ingredientes.