Este próximo regreso a clases no es uno cualquiera, pues nuestros niños vienen de un ciclo escolar difícil, diferente y de mucha actividad online. Fue un periodo de muchos cambios y adaptaciones que sacudieron muchísimo la rutina escolar. Los alumnos retomarán lo que se quedó en pausa en el colegio y aunque pareciera que solo hay que poner play a la película, en realidad el hecho de reincorporarse a la vida escolar puede ser causa de estrés para ellos y para ti. Acoplarse de nuevo a las aulas, a los compañeros y a las nuevas normas debe ser un proceso amortiguado por todos los implicados: "directivos, maestros, padres, madres y por supuesto los niños y adolecentes". Así que es importante que en lo que te compete a ti como mamá tengas una idea de cómo ayudar a tus hijos a lidiar con el estrés.
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Empecemos por el paso más importante y es que tú te sientas tranquila y que tus hijos te vean entusiasmada para que tú guíes este momento como un enfoque de nuevos comienzos.
Las vacaciones los ayudaron a descansar y a dispersar toda la tensión acumulada por los cambios inesperados del año anterior. Ahora es momento de recomenzar con ganas y motivación. Así que toma nota de los consejos que te comparto para que tanto ellos como tú puedan gestionar de forma adecuada el estrés por el regreso a clases.
Síntoma: Se queja demasiado con respecto a regresar al colegio.
Se queja todos los días previo al regreso al colegio y aún estando de vacaciones, pudiendo disfrutarlas. Su actitud se torna negativa al pensar en dicho regreso. Es como si tu hijo estuviera viviendo un duelo anticipado que le impide conectarse con el descanso que le ofrecen sus vacaciones. Este es un indicativo de que el pensamiento está tornándose un tanto obsesivo ya que lo menciona con frecuencia. Además, evidentemente es un reflejo de estrés por el futuro en donde lo importante es que no crucen la línea a la ansiedad.
Consejo: Evita pensar en voz alta con comentarios negativos del regreso a clases.
Cuando las madres pensamos en voz alta o compartimos nuestras preocupaciones con amigas o con la familia, casi siempre lo hacemos a manera de desahogo. Sin embargo, cuando los niños escuchan una preocupación o inquietud adulta, pueden sobredimensionar el comentario y generarse pensamientos que tienden a lo catastrófico. Por ello, te sugiero que mantengas una actitud totalmente positiva y entusiasta, hablando del colegio sobre lo magnífico que pueden ser los nuevos maestros, los cambios y las nuevas formas de interaccionar.
Síntoma: Tu hijo puede estar irritable ante temas relacionados con la escuela.
A veces el estrés, la ansiedad y el nerviosismo de los niños se manifiesta a través de emociones. Si notas que tu hijo está irritable y se pone de mal humor cuando hablan de temas relacionados con el regreso a clases, es posible que esté estresado debido a la incertidumbre que ello representa. Evita regañarlo y obsérvalo con atención. Lo más probable es que necesite hacer catarsis para poder hablar de lo que siente. Sé muy empática con lo que está sintiendo.
Consejo: Estimula la actividad física a manera de descarga.
Tu hijo necesita descargar la energía que lo lleva a estar irritable y quizá, la única forma que encuentra es con conductas como gritar, utilizar la fuerza, haciendo un berrinche o respondiendo de forma agresiva. No te enfoques en estas conductas, mejor enfócate en la causa. Invítalo a hacer deporte rudo, quizá un poco de boxeo, un juego de fútbol americano o simplemente golpear con guantes un costal. Esa catarsis le ayudará.
Síntoma: Busca llamar tu atención con conductas inadecuadas porque percibe tu propio estrés.
Puede ponerse rebelde o presentar conductas regresivas como hablar de nuevo como bebé e incluso presentar enuresis nocturna (incontinencia urinaria) como una manera de llamar tu atención. También puede reflejar conductas destructivas como romper cosas accidentalmente o a propósito. Esto puede ser un signo de estrés y debes estar atenta si no estás contagiándole tu propia ansiedad.
Consejo: Mantén la calma y respiren juntos, sacúdanse la ansiedad juntos.
Si notas que has estado muy angustiada por su regreso a clases, ya sea con actitudes o con comentarios al respecto, guarda la calma y literalmente sacude tu cuerpo. Respira para que él aprenda de ti una buena técnica para enfrentar el estrés y sienta que todo va a estar bien porque tú te sientes bien y se lo proyectas. Enfoca la situación de la mejor forma posible para que no se predisponga a un rechazo mental y emocional por regresar a la escuela, ya sea de forma virtual o de forma presencial.
Síntoma: Puede tener dificultades para dormir.
Es muy probable que el insomnio haya prevalecido debido a que los niños se rigen por rutinas que se han modificado en su totalidad y quizá no se han asentado del todo. Es posible que duerma poco, no duerma profundamente o que se desvele con frecuencia. Comprende que está en un estado de sobre activación, de posible miedo y de sobre vigilancia como consecuencia de tantos cambios.
Consejo: Tu hijo necesita hablarte claramente de sus temores y miedos sin que se sienta descalificado.
Es posible que desde tu preocupación e inquietud le pidas a tu hijo que no tema, que le digas que todo estará bien. Eso no está mal ya que lo haces con la mejor de las intenciones. Sin embargo, antes de expresarle palabras que lo tranquilicen, debes escucharlo atentamente y permitirle que desahogue contigo todos sus temores. Ten cuidado de no descalificarlos, son sus miedos y por lo tanto debe sentirlos validados por ti.
Síntoma: Puede morderse las uñas o tener ciertas conductas autolesivas.
Recuerda que son maneras de expresar su angustia y en este caso también es una forma inadecuada de enfrentar la frustración. Puede manifestar conductas como morder sus uñas, rascar su cabeza con frecuencia, tronar sus dedos, morder la parte interna de su boca y halarse el cabello. En fin, pueden existir una gran variedad de acciones con las que siente un cierto alivio ante la tensión que experimenta. Debes observarlo con atención.
Consejo: Busca una forma de desviar su atención y distraerlo de la conducta en lugar de decirle que no lo haga.
Casi siempre nuestra reacción inmediata como padres es decirles a nuestros hijos no te muerdas las uñas o deja de halarte el cabello. Aunque lo hacemos con la mejor intención y queremos evitar que se sigan lastimando, eso no funcionará. Lo mejor es que lo distraigas pidiéndole que haga algo como pasarte un plato, ayudarte a cargar algo, distraerlo con una pregunta, o pedirle que cocine contigo. De esta forma dejará de hacerlo porque desviará la energía a una conducta constructiva.
Síntoma: Hablar continuamente sobre enfermedades.
Cuando hablamos de volver a las clases presenciales es natural que tu hijo sienta que está vulnerable y que su salud está en un riesgo latente. El retorno será diferente por la cantidad de medidas que se tienen que implementar como el uso obligatorio del cubrebocas y la distancia pertinente como formas de autocuidado. Es posible que esto le despierte temores que lo lleven a pensar en la enfermedad y en la muerte.
Consejo: Tengan pequeños paseos al aire libre con cubrebocas y practiquen con calma los protocolos de seguridad.
Si tu hijo tiene una experiencia previa de convivencia, sin sentirlo como un peligro sino como una nueva dinámica necesaria para la salud y el bien de todos, no se sentirá en riesgo. La calma y la tranquilidad con que se lo expliques y se lo ejemplifiques, es parte fundamental de la forma en cómo viva su regreso a clases. Se trata de que le des paz en tu tono de voz y que con los ejemplos evites transmitirle frases o pensamientos catastróficos.
Síntoma: Puede tener somatizaciones y quejarse de dolor de estómago o dolores de cabeza.
Son formas en las que su cuerpo comienza a manifestar los estragos del estrés. Es una manera en que su organismo reacciona debido a su tensión mental, física, y emocional. Incluso, todo esto puede ir acompañado de cierta fatiga y cansancio debido al agotamiento psicológico y al exceso de cortisol en su cerebro. Todo, por pensar en el regreso a clases como algo que lo pone en riesgo.
Consejo: Debes prepararlo psicológicamente para el regreso, enfocándose mucho más en lo que puede disfrutar.
Guía sus pensamientos a la visualización de una realidad diferente pero positiva, porque aunque la convivencia con sus amigos no será la misma, los volverá a ver y podrá reír con ellos, aunque sea a la distancia. Podrá bromear con ellos aún con todo y el cubrebocas. Encontrará nuevas formas de interacción a pesar de tener todas esas medidas de cuidado. Eso lo ayudará a sentirse en control de la situación.
Síntoma: Te hace demasiadas preguntas relacionadas con el virus.
Es saludable que te haga preguntas directas así que tómate el tiempo necesario para contestarlas con mucha calma y paciencia, no importa que te las repita en todo momento. Lo hace para sustentar su seguridad y sentir que tiene el control de los riesgos. De nuevo te sugiero que tengas mucho cuidado y no desacredites ninguna de sus dudas. Infórmate muy bien sobre lo que hará el colegio para que le vayas explicando poco a poco.
Consejo: Fomenta pequeñas rutinas escolares que lo hagan sentirse en un terreno ya conocido.
Adquieran el material escolar juntos (no importa si las compras son en línea), preparen la mochila y útiles como lo hacían antes. Introduzcan el cubrebocas y el material de desinfección como el gel antibacterial como parte del material necesario. Esto es para quitarle el estigma de peligro y lo puedan considerar como parte de su nueva normalidad.
Síntoma: Rechazo y conductas de discriminación a los compañeros que por alguna razón tosan o estornuden.
La vulnerabilidad ante las circunstancias podría llevarlo a tener conductas de exclusión hacia algunos de sus compañeros. Es una reacción defensiva o de ataque como resultado de estar en un estado de supervivencia. Sin embargo, es importante evitar que esto se convierta en actitudes de bullying o de percibir a otros como algo malo en el entorno, ya que esto solo provocaría que su temor aumente, genere violencia y rechazo innecesario a compañeros.
Consejo: Dale la calma necesaria haciéndole saber que la escuela cuenta con el personal cualificado para encargarse de la salud de todos.
Esto significa que debe seguir las indicaciones del colegio, sin necesidad de estar en un estado de alerta permanente y mucho menos desarrollando desconfianza ante el entorno y sus compañeros. Esta actitud lo mantendría en estrés permanente. Es por ello que debe confiar en la escuela y en el personal cualificado. Hazle saber que ellos son los que se encargarán de mantener la salud de todos.
