La posibilidad de disfrutar de la piscina, alberca, pileta -como quiera que la llames- es uno de los placeres del verano. Cuando vivía en Nueva York, era un rito ir a inscribirse a la piscina pública de nuestro pueblo y pasar allí tardes al sol, mientras los niños jugaban en el agua.
Si hubiese leído en esa época la noticia de que una de cada cinco personas admiten usar la piscina como un baño, quizá no habría repetido la experiencia este verano. ¡Qué asco! ¿Es que acaso no hay baños cerca? No puedo entender cómo esta gente (que seguro son muchos más de los que lo admitieron) no se da cuenta de que ellos mismos van a estar en contacto con el agua orinada.
Piénsalo. Si más del 20% de las personas se orinan en la pileta, no hay cloro que diluya la cochinada antes de que entre por la nariz y la boca de los niños. ¿Cómo se les ocurre?
Como no podemos controlar las acciones de los demás, y bueno sé que no vamos a dejar de ir a las piscinas públicas, te paso algunas ideas para que contribuyas a que se mantengan limpias y evites que tú o tus niños se enfermen después de usarlas.
Algo que me enseñaron en el club al que iba en mi infancia es bañarse antes de entrar en la alberca. Suena como contra-corriente, lo sé, pero evita que nuestra mugre vaya a sumarse a la de los demás en el agua. Más importante aún para tu salud, es bañarte enseguida de que salgas de la pileta. De niña, solíamos llevar jabón y champú y mi mamá nos hacía bañar en la ducha de al lado de la piscina.
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También conviene evitar tragar el agua que está en la pileta, algo de particular importancia en el caso de los niños. Enséñale a los tuyos a estar pendiente de cerrar la boca cuando estén en la piscina. Además, insísteles en la necesidad de salir cuando tienen ganas de orinar. Pregúntales con regularidad si no necesitan ir al baño. Llévalos aunque sea obligados. Muchos chiquitos se olvidan cuando se están divirtiendo y el pis sencillamente se les sale. ¡Hay que curarse en salud!
Otra cosa que ayuda a protegernos son los lentes de agua, conocidos en inglés como googles. Yo una vez agarré una conjuntivitis bárbara en una piscina y desde ese día, no dejo a los chicos meterse en el agua sin esos protectores, aunque sea una pileta privada donde sé que son muy cuidadosos con la higiene.
Quizá creas que soy un poco exagerada, pero más vale prevenir que lamentar. ¿No crees?
Imagen vía therapycatguardian/flickr