No me sorprenden los resultados de un estudio gubernamental realizado, sobre los cambios en la alimentación de los mexico-americanos adultos y sus efectos en la salud, que sostiene que el índice de obesidad entre los hispanos que viven en Estados Unidos ha aumentado. Y es que, desde los 80`s hasta mediados de esta última década, el índice se elevó de __21 a 35 por ciento, s__egún un informe de CNN. Y digo que las estadísticas no me sorprenden, porque no es difícil caer en la tentación de alimentarse y vivir de la comida rápida en este país. ¡Dímelo a mí que desde que llegué he subido unas 10 libras! Y todo porque me ha resultado mucho más fácil y más barato vivir de la famosa fast food
En definitiva este problema, tiene que ver con los cambios en los hábitos alimenticios. Recuerdo que cuando vivía en México todo lo que se cocinaba en mi casa era fresco. Nada de latas de salsa de tomate, nada de maíz en lata, nada de verduras congeladas, nada de arroz instantáneo. Las verduras y las frutas siempre las comprábamos frescas en el mercado (no en el supermercado).
Y no sabes lo frustrante que ha sido para mí, tener que acoplarme a este estilo de vida, donde ya no tengo tiempo para cocinar y preparar los alimentos en casa y mucho menos para ir a buscar los productos frescos a un farmers market, (como le dicen aquí, a lo que podría acercarse más al concepto de mercado que tenemos los latinos). Tristemente, mi estilo alimenticio se traduce ahora, en comer lo primero que se me cruza y lo que sea más rápido de obtener. Y creo que esta es la rutina a la que estamos acostumbrados la mayoría de los latinos que vivimos aquí.
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Por eso, el gran reto es intentar regresar al estilo de vida que nos enseñaron a llevar nuestros papás. Comenzando, en primer lugar, por sentarnos a comer en familia; ya que esta es otra tradición que se está comenzando a perder y que también está relacionada con el aumento de peso. Intentemos incluir más frutas y verduras en nuestra alimentación, en lugar de ingerir snacks poco sanos, como las papas fritas y los chocolates. Creo que con estos pequeños cambios, podemos influir en el estilo de vida de nuestra familia, para que nuestros hijos en un futuro, puedan fomentar también en los suyos, un estilo de vida saludable.
¿Tú qué opinas?
Imagen vía SteFou!/flickr