Hoy amanecí pensando en la noticia que nos sorprendió anoche sobre la muerte de Whitney Houston. Si bien es cierto que todavía no se han determinado la causa de su muerte, esta mujer con voz portentosa fue una a la que vimos luchar públicamente contra el demonio de sus adicciones. ¿Serían esas adicciones las que llevaron a esta estrella a apagarse finalmente?
Triste pensar que el consumo compulsivo y adictivo de sustancias pudiese haberle ganado a Houston, quien sin duda había estado consciente del daño inmenso de dichas adicciones para ella y su familia. La propia artista dijo en una entrevista que concedió a Diane Sawyer, de la cadena ABC en el año 2002 que: "El mayor demonio soy yo misma. Puedo ser mi mejor amiga o mi peor enemiga" .
Según el médico adiccionista Saúl Alvarado: "Es difícil percibir la propia adicción, aunque sea evidente; pues como si fuera poco con el descontrol, también se presenta un componente psicológico llamado sistema delusional o mal llamado 'negación', a secas", escribió el galeno. De acuerdo al médico, una de las cosas más difíciles que enfrenta el paciente adicto es reconocer su enfermedad.
Más allá de su vida en los escenarios, Houston inspiró a tantos con su talento inmenso, y a la vez fue una mujer como otra cualquiera con debilidades hasta enfrentar lo peor de la adicción. Qué difícil ha de haber sido para esta madre, hija, sobrina y amiga el llegar al punto de reconocer sus demonios.
Lee más en ¿Qué más?: Ricky Martin y Gloria Estefan reaccionan ante la trágica muerte de Whitney Houston
¿Cómo olvidar aquella escena en The Bodyguard, en la que la voz de una cómoda y sentada Whitney Houston innundaba la pantalla? Esa voz privilegiada la convirtió en una de las cantantes favoritas de audiencia, logrando vender a lo largo de su carrera más de 170 millones de discos. Se convirtió en una artista emblemática que logró influenciar a cantantes como Christina Aguilera y Mariah Carey.
Tocó el cielo con los dedos: fama, fortuna, admiradores y talento genuino. Ganó más de 400 premios a lo largo de su carrera, pero su atormentada vida personal la llevó a echarlo todo por la borda. El abuso de drogas de todo tipo, la depresión y el fallido matrimonio con Bobby Brown fueron reduciendo sus fuerzas. Poco a poco se fue consumiendo hasta que falleció a los 48 años.
Mientras reflexiono sobre la desaparecida artista pienso sobre la capacidad infinita que tenemos los seres humanos de ser nuestros mejores amigos o nuestros más grandes detractores. ¿Cuántas veces perdemos el tiempo quejándonos por nimiedades? ¿Cuántas veces desperdiciamos nuestra energía sumarizando lo mal que nos va o lo infelices que somos? ¿No crees que si volteamos la página y empezamos a pensar de una forma más positiva nuestra vida puede dar un giro increíble?
No quiero ahondar en las razones que llevaron a Whitney Houston a tomar las decisiones que tomó y actuar de determinada manera, ni soy quién para juzgarla. Nada más lejos de mis intenciones. Siento pesar por ella, por su hija y por sus familiares. El rol de los padres y de los hijos de un adicto debe ser muy duro. Hoy, la súper estrella y su vida se conjugan en pasado. Pero de verdad, me gustaría que todas las personas que enfrentan un problema de adicción ganaran la batalla, empezando por dar el primer paso: reconocer que padecen la enfermedad.
Image vía asterix611/flickr