Tips para enseñar a los niños a valorar el dinero desde pequeños

Como te mencioné, la lógica de los niños pequeños es muy concreta y pueden pensar que el dinero se fabrica en los cajeros y en los bancos y que solo lo tomas y ya. Por ello, deben saber que cuando mamá o papá trabajan en sus oficios o profesiones, a cambio obtienen el dinero que les permite comprar las cosas que necesitan en casa. Esto implica que se genera, que se produce y que va de la mano con el esfuerzo para obtenerlo. Claro, no se trata de que sientan que se obtiene con sangre, sudor y lágrimas, sino que vean que los talentos que ustedes como padres depositan en su trabajo, les permiten ser plenos (porque hacen lo que les gusta) y al mismo tiempo ganan dinero.

Sigue estas dos normas importantes: no gastar más de lo que ganas, ni incumplir compromisos económicos que sobrepasen tu capacidad del momento. Aunque no lo creas, ellos pueden escuchar tus comentarios de preocupación o a veces de toma de decisiones impulsivas en cuestión financiera y lo van archivando en su aprendizaje. Si tu consideras que están muy pequeños para entender y configurar en su mente lo que pasa, no te confíes porque pueden aprender e imitarte en tus manejos financieros. Ten una buena cultura del ahorro y una buena administración de tu dinero y verás como también lo aprenden de ti y de lo que observan con tu ejemplo.

La palabra deuda no me agrada mucho debido a la presión psicológica que ejerce y que se podría relacionar con un estado de preocupación. Por ello te aconsejo que mejor utilices la frase pago pendiente. Se trata de que con calma y tranquilidad estés consciente de que tienes pagos por realizar y que tienes la solvencia para cubrirlos. Quizá adquiriste algún producto en pagos diferidos, sin embargo, lo hiciste con la plena convicción de que lo podrás pagar en su totalidad en el plazo acordado con la tienda o con el banco. Tus hijos deben notarlo y cuando te digo que lo hagas evidente es porque necesitan percibir tu confianza y seguridad para que sepan que cualquier compromiso económico adquirido es con la condición de que puede ser cumplido con responsabilidad.

Cuando estén en un almacén o supermercado, enséñales a comparar precios, que tus hijos se den cuenta que muchas veces el producto es el mismo, que está hecho de los mismos materiales o ingredientes sin embargo en comparación uno puede ser mucho más caro que el otro. Aquí comienza el camino del consumismo por sentido de pertenencia ya que muchas veces las marcas hacen la diferencia en el costo y si es una marca con la que tus hijos buscan un sentido de pertenencia en su entorno, lo mejor es que estén conscientes de que es un gasto y no una inversión.

Los cupones de descuento son una buena forma de administrar el dinero, con ello aprenden a utilizar los beneficios de las tiendas y al mismo tiempo hacen compras inteligentes en el sentido de que pueden adquirir el mismo producto de calidad si solo esperan un tiempo o aplican el uso de los cupones. Para que le den este valor, pídeles que te ayuden a recortarlos y a guardarlos ya que ellos serán los encargados de estar pendientes de las fechas y condiciones que vienen marcadas en dichos cupones. De esta forma toman la responsabilidad de estar atentos y al mismo tiempo van aprendiendo a tomar decisiones con respecto a la forma de invertir el dinero.

Los niños pueden actuar por impulso y comprar la primera cosa que atraiga su curiosidad ya sea porque han visto dicho producto en internet, porque quieren tener el mismo juguete de su amiguito o simplemente porque les llamó la atención sin saber si realmente les gustará. Aprovecha esta oportunidad para preguntarles ¿por qué y para qué quieren ese producto? Incluso si han pensado en dónde lo guardarán, si tiene espacio para ello en su habitación, si ocupa baterías que implicarían un gasto extra, en fin, la intención es que desarrolles en ellos el pensamiento crítico ante una posible compra que hará solo por consumismo.

Es importante que delimites el uso del dinero que le dar. Hazle saber que tendrá que repartir ese dinero en los gastos que haga hasta la siguiente entrega. Puedes ayudarle haciendo un pequeño diagrama en un pizarrón o repartiendo el dinero en pequeños sobres destinados a algún gasto particular y que escriban en cada uno de ellos la especificación de para qué se destinará. Es decir, una forma que les enseñe a repartir las cantidades por días y así tener claridad de cómo hacerlo. Tú puedes mostrarles la forma en cómo te administras durante el mes y así también comprenderán cómo hacerlo a través de tu ejemplo.

En un punto anterior te hablaba de las compras inteligentes y estas tienen que ver con la capacidad que tus pequeños van desarrollando con respecto a la toma de decisiones financieras. Te cuento que una compra inteligente es definida por los expertos como aquella que nos deja satisfechos al momento de la adquisición y también los días, semanas y meses posteriores, lo cual implica que el artículo es, fue y seguirá siendo útil y necesario. No es solo lo más barato sino lo más conveniente, tener lo mejor al menor precio posible. Por ello cuando tus hijos aprenden a esperar, serán menos impulsivos en las compras y evitarán entrar en la cultura del consumismo sin sentido.

Recordemos que uno de los lemas de la publicidad es que no solo cubre necesidades, sino que también crea necesidades. Claro, de ninguna manera son necesidades básicas porque no tienen nada que ver con respirar o con sobrevivir. Sin embargo, las promesas publicitarias si crean necesidades de pertenencia a ciertos grupos o núcleos, lo cual implica que a veces los productos que se desean no son una necesidad real, de ahí la importancia que hagas énfasis a tus hijos entre la diferencia de un deseo y una necesidad. Pueden tener cosas que desean claro, pero evita que se vuelva un hábito para que no corran el riesgo de la conducta consumista por búsqueda de identidad, sobre todo en la adolescencia.

Aunque apenas están en el camino de comprender lo que implican las finanzas familiares, es muy importante que se sientan involucrados para que desarrollen la autoconfianza y seguridad que les transmite el sentirse parte de una desición que los implica a todos. Puede ser desde el color del sillón que comprarán y lo que opinan en cuanto a la diferencia de costos entre los mismos o puede ser el restaurante que visitarán o por ejemplo en temas donde puedes hacer preguntas del tipo: ¿quieres comprar dos cajas de galletas de marca libre o una de marca especial? De esta forma se sienten parte del cuidado financiero de casa y al mismo tiempo estás fomentando su pensamiento crítico.

Si están pasando por una pequeña crisis económica debido a cualquier situación inesperada, es importante que ellos lo sepan. No oculten este tipo de cosas porque la actitud de secreto los puede preocupar, pero también los puede eximir de la responsabilidad que tienen en el recorte de gastos. Ellos necesitan entender por qué y el para qué del hecho de tener que abstenerse temporalmente de algunas cosas. Asi, desarrollas en ellos la empatía y al mismo tiempo que fomentarás el ahorro.

La mesada no es más que ese dinero que decides darle a tus hijos de forma semanal o mensual. Este hábito se convierte en la mejor oportunidad para educarlos financieramente ya que además de aprender a administrarlo, pueden aprender en qué gastarlo. Para ello es sumamente importante que les sugieras separar un poco de ese dinero para que lo puedan ahorrar. Quizá meterlo en una alcancía o incluso en un sobre de papel y para incentivarlos pueden tener un deseo muy grande de adquirir algo que les tomará tiempo adquirir pero que con sus ahorros lo podrán obtener. Esto los hace pacientes y sobre todo tendrán en estímulo y una motivación a mediano plazo que impulsará su convicción por el ahorro creando una ilusión que podrán hacer realidad.

Esto sería un grave error ya que tus hijos no pueden recibir una paga por aquello que corresponde al trabajo en equipo que deben realizar en casa o que simplemente corresponde a su lista de obligaciones y responsabilidades. Recibir dinero a cambio de ordenar su ropa, de sacar buenas calificaciones, de lavar los trastes, de pasear a la mascota o de cualquier otra actividad que sea parte de su responsabilidad implica un doble mensaje con respecto al dinero ya que cada que tengan un examen o que tengan que ordenar su habitación, te pedirán dinero a cambio de una buena nota y perderán el sentido que implica el conocimiento académico o el orden y la limpieza si ese fuera el caso.

Como te lo comenté en un punto anterior, el hecho de que comprendan la diferencia entre necesidad y deseo es importante, aunque no los limita a querer tener algo que desean. Se trata de fomentar el ahorro sin que caigan en la actitud posesiva con el dinero por lo que mantener un equilibrio en ello ayudará a que también tomen decisiones de gastarlo sin sentir que lo pierden. El ahorro da seguridad, pero la línea es muy delgada cuando depositan toda su tranquilidad en ello sin darse el permiso de disfrutarlo y de comprar algunas cosas que les gustan.

Es importante que le den más valor a las experiencias y a la capacidad de disfrutarlas que al dinero mismo, por lo tanto pasa tiempo de calidad con ellos haciendo actividades simples que no impliquen gasto, puede ser un picnic en un parque con sándwiches preparados por todos, un regalo hecho con sus propias manos, un momento de diversión en familia haciendo pequeños juegos con material reciclable, entre otras cosas que pueden surgir de la creatividad y no necesariamente de comprar.

Karina Suárez Fernández es Psicóloga clínica, psicoterapeuta y mamá de dos adolescentes.