Inculcar la disciplina en nuestros hijos no debe ser sinónimo de ejercer excesiva presión sobre ellos y aunque nadie nos enseña a ser madres o padres, claro que tenemos un criterio que, como adultos, nos permite saber cuando nos estamos excediendo en las expectativas que colocamos en ellos. Aunque su educación y formación de valores es parte de nuestra prioridad como madres, ser demasiado duras puede resultar contraproducente, sobretodo cuando los llevamos sin querer a un colapso de estrés innecesario y que al mismo tiempo puede afectar su salud física e incluso el auto concepto.
Una de las preocupaciones de nosotras las madres y con las que más me topo cuando platico con algunas en consulta, es el hecho de buscar a toda costa que los niños sean responsables y a veces en el afán de que cumplan con todas sus obligaciones de manera ordenada y a tiempo, podemos caer en sobre exigencias que más que fomentar dicha responsabilidad, pueden ser el causal de mucha ansiedad. Pon atención a estas señales que te comparto, para que descubras si tu o papá están presionando demás.
Más en MamásLatinas: Estilos de crianza que aprendemos de nuestras madres y que debemos cambiar
Es muy frecuente que te recomiende no perder de vista el temperamento y los intereses de tus hijos. Aunque la responsabilidad es un valor universal, el hecho de que cumplan con sus obligaciones debe conllevar un proceso formativo adecuado a su personalidad, a su etapa de desarrollo y debe ser significativo para ellos ya que así le encontrarán un verdadero sentido a aquello que les pides. Por otro lado, debes cuestionarte constantemente si las formas en las que quieres inculcar la disciplina, esta basada en el respeto y la paciencia.
No perdamos de vista que los niños están aprendiendo y que cada exigencia debe ser realista y no debe sobrepasar los límites de lo posible, tanto para sus capacidades y habilidades como para sus propios intereses. No quieras ser una madre súper perfecta que pasa por encima de las necesidades de sus hijos, no quieras sacar el diploma de la madre ideal convirtiendo a tus hijos en unos soldaditos que sólo saben seguir instrucciones o cumplir un protocolo. Las emociones también son importantes e incluso me atrevería a decir que deben ser prioridad para que la relación entre tu y ellos no se lastime.
Ahora puedes escuchar el contenido de MamásLatinas donde quiera que estés, a través de nuestro podcast Mamá Dice. Cada episodio contiene tips prácticos para la mujer y consejos enfocados en la crianza positiva y saludable. Escúchanos en tu plataforma de podcast favorita.
Eres muy inflexible y no les permites negociar contigo, o es blanco o es negro, no permites puntos medios.
Los niños van aprendiendo a través del ensayo y el error, es natural que se equivoquen y ante ello necesitan tu contención, no tus críticas o tu inflexibilidad. Es importante que cuando tus hijos intenten negociar contigo una consecuencia debido a una conducta inadecuada o debido a una falta cometida, tu les permitas proponer, explorar el camino de la solución y el acuerdo, buscar el compromiso ante sus responsabilidades de manera armónica. Cuando tus hijos saben que eres inflexible solo aprenden que el sometimiento es el único camino, aprenden a sobre adaptarse y no luchan por lo que quieren ya que se resignan ante el hecho de que no te harán cambiar de opinión. Atención, no te pido que seas permisiva, solo que hagan compromisos que sean evaluados en el cumplimiento, pero con flexibilidad de tu parte.
Buscas el error en lugar del acierto, a veces pides cosas que pueden llegar a ser humanamente imposibles para su etapa de crecimiento.
Es muy importante que estés bien informada en cuanto a lo que respecta de sus etapas de desarrollo y tu pediatra puede ayudarte con ello. Evita adelantarlos en su proceso con tal de que se vuelvan niños prodigio o con tal de que alcancen a desarrollar habilidades antes del tiempo que les corresponde, aunque no lo creas esto les impide vivir su infancia o niñez de manera pausada y a su ritmo, se pueden obsesionar con la competencia y además buscarán complacerte con tal de que los aceptes. Quizá tus maneras para señalar el error siempre son muy sutiles pero perceptibles para ellos. Aprende a enfocarte en sus logros, reconocerlos y enfócate en tener la paciencia para asumir que tienen puntos débiles y puntos fuertes en sus capacidades, no quieras que acaparen todo, la idea es que sean felices y no niños con súper poderes.
Eres demasiado intolerante con los errores que comenten y los amenazas constantemente con que si no mejoran les retirarás privilegios.
El hecho de que cometan cada vez más errores en lugar de irlos mejorando al incorporar nuevos aprendizajes o habilidades es un posible indicativo de estrés que les impide concentrarse, es como una especie de auto profecía cumplida cuando debido a las exigencias han interiorizado la idea de que solo comenten errores. Esto puede convertirse en una especie de programación que los lleva a dudar de sí mismos y por lo tanto a fallar. Es un círculo vicioso que se retroalimenta de las inseguridades e incluso de sentir que su identidad está basada en el error en cuanto a lo que esperas de ellos. Si quieres resultados inmediatos y buscas la perfección estás siendo poco realista y empática porque cada uno tiene su ritmo y sus procesos de aprendizaje dependen de muchos factores que van más allá de su voluntad.
Provocas en tus hijos una actitud de apatía ya que prefieren no esforzarse porque se dan cuenta que para ti nunca es suficiente.
Esto implica que con tal de evitar tus regaños o tus descalificaciones sutiles ya sea desde lo verbal o incluso desde el lenguaje no verbal, deciden entrar en una actitud pasiva prefiriendo no esforzarse debido al estrés que les produce el pensar que hagan lo que hagan ningún esfuerzo vale tu reconocimiento o tu aceptación. Es una forma de salvaguardarse emocionalmente por lo que deciden entrar en un estado plano en el que dan lo que pueden, pero no dan su mejor versión. Por ello, es imprescindible que comiences a impulsar desde sus progresos y no te obsesiones con el resultado final, nota sus avances y aunque sean lentos reconócelos y hazles saber que sus avances también importan, a veces más que la meta.
Te obsesionas con el hecho de que cumplan tus expectativas porque de lo contrario sientes que estás siendo una madre insuficiente.
Tu forma de educarlos está basada en las propias auto exigencias que tienes como madre, quizá te critiques con frecuencia y te califiques desde el hecho de los resultados de tus actitudes estrictas con ellos. Es posible que entres en competencia con otras mamás y busques el reconocimiento de la madre perfecta a través de los logros de tus hijos. Sin darte cuenta, esto te lleva a perder piso y a desconectarte de sus verdaderas necesidades debido a que estás mucho más enfocada y concentrada en tener un reconocimiento personal o en sentir que estás haciendo lo correcto. Probablemente tu provengas de una forma similar de crianza y estés repitiendo un patrón de exigencia sin darte cuenta. Es por ello que debes observarte, trabajar contigo misma y buscar apoyo de un orientador profesional si es que sientes que lo necesitas.
Tus hijos cumplen por cumplir y te das cuenta de que solo hacen las cosas bien cuando tú esta presente.
Están aprendiendo a ser responsables sólo en presencia de figuras de autoridad y por lo tanto no están logrando tener una convicción e interiorización genuina de este valor, además también se pone en juego el valor de la honestidad puesto que están mostrando una actitud frente a ti, pero posiblemente muestren otra detrás de ti. Puedes recibir quejas de colegio, comentarios de personas que los han visto o que han convivido con ellos en otros escenarios cuando tu no estás y esto es un indicativo de que no está resultando la formación ni educación estricta que estás llevando a cabo con ellos, al contrario, es algo que puede perjudicar el desarrollo sano de su personalidad y que les crea una idea equivocada de la vida, sobretodo a lo que respecta a la interiorización genuina de las normas de conducta.
Les cuesta mucho trabajar en equipo porque quieren exigir a los demás lo que tu les exiges a ellos.
Si ellos han aprendido que la exigencia es excelencia, sentirán que al no obtenerla se quedan sin identidad y pueden replicar esa misma actitud perfeccionista afuera, en el colegio o en su mundo social. Podrían tener dificultades de integración en equipo debido al desarrollo de un liderazgo mal encaminado o puede suceder lo opuesto, pueden convertirse en niños que no cuestionan las indicaciones del líder de equipo y se sobre adaptan a ello para no entrar en conflicto. Ambas son polaridades y los extremos no son saludables en ningún caso. Es por ello que debes enfocarte más en desarrollar un pensamiento crítico pero basado en la flexibilidad, motívalos a ser líderes sanos, aunque también seguidores cuando ese sea el caso. Encontrar el equilibrio no es fácil sin embargo al enfocarte en ello los ayudarás a practicar un justo medio en la exigencia y en la auto exigencia.
Te das cuenta de que no disfrutan lo que hacen y comienzan a perder la capacidad de asombro.
Es natural, cuando el nivel de exigencia es excesivo, lo que puede ser una actividad extraescolar como el deporte, puede dejar de disfrutarse ya que se concentran más en cumplir con lo que esperas que en divertirse con ello. Por otro lado, esta es una forma indirecta de apurarlos a crecer ya que cuando se concentran más en cumplir con responsabilidades y compromisos, se olvidan de su etapa y se convierten en una especie de robots que solo siguen indicaciones buscando cumplirlas al pie de la letra sin darse la oportunidad de vivirlo con gozo. La capacidad de asombro la pueden perder sobretodo cuando no estimulas el hecho de que vivan con conciencia y con conexión cada momento ya que siempre está pensando en dar el siguiente paso de perfección. En pocas palabras, puedes estar convirtiendo a tus hijos en adultos chiquitos.
Les es muy difícil integrarse en los juegos porque han perdido su movilidad natural.
El problema es que cuando buscan la perfección esto también tiene reflejo en su organismo y viven en una especie de tensión reflejada en sus movimientos, son menos flexibles, menos espontáneos y juguetones. Poco a poco se enfocan más en lo intelectual que en el juego y además lo consideran algo que puede meterlos en problemas ya que al observar que tu interés sólo se enfoca en que sean niños modelo, pueden renunciar a la parte inquieta natural de su etapa de infancia, con tal de complacerte y sentirse aceptados. Ante esto, necesitas fomentar mas juegos en casa, mayor convivencia con sus amigos e incluso darles directamente el permiso de crecer a su ritmo, puedes decírselos en una conversación o comenzar a practicarlo con pequeños permisos para que sean niños.
Piden tu aprobación con la mirada constantemente y no toman decisiones por sí mismos.
Esto pasa debido a que desconocen si sus acciones serán de tu parecer o no. Por lo tanto, no están logrando desarrollar su verdadero yo, convirtiéndose en una extensión de ti. Quizá para tu nivel de exigencia esto resulte favorecedor para calmar tu propia ansiedad de madre estricta y perfeccionista, pero te aseguro que para ellos puede ser muy perjudicial ya que los estás acostumbrando a la necesidad de sentirse controlados por algo externo a ellos y pueden estar pidiendo aprobación de otras figuras en su vida, todo el tiempo. Es por ello que debes darles seguridad y permitirles tomar pequeñas decisiones que les vayan enseñando que su criterio, su opinión o sus propuestas también son importantes a pesar de que son niños.
Tienes muy pocas expresiones afectivas e incluso los condicionas desde el contacto cuando no cumplen tus expectativas.
Te has vuelto tan estricta que te olvidas del alimento emocional, te enfocas mucho en que te perciban una figura de autoridad a la cual no pueden ver como alguien con flexibilidad y puedes tener muchos logros en los resultados, pero en cuestión del vacío que puedes provocar en el terreno afectivo pueden verse reflejados en carencias emocionales. Los niños necesitan mucho del contacto, de los abrazos, del cobijo desde el afecto manifestado en una sonrisa, en un apapacho. Son esos cariñitos del alma que les da un claro sentido a su existencia sintiéndose aceptados a pesar de no cumplir con todas las metas esperadas de ellos.
Pueden sentir que sólo los valoras por sus habilidades y no por ser ellos mismos.
Esto es un gran riesgo ya que pueden acostumbrarse a sentir que son dignos de amor desde lo que hacen y no desde lo que son, la línea es muy fina así que tu y su papá deben tener sumo cuidado de no enviarles este mensaje. Si ellos sienten que les das el permiso implícito o explicito de ser ellos mismos, sabrán que, aunque se equivoquen, seguirán siendo dignos del amor de papá y mamá. De esta forma se sentirán con la libertad de desplegar su ser sin sentirse condicionados por ello. Puedes formales y educarlos en cuanto a la formación de valores, hacerlo con disciplina y amor al mismo tiempo, no es necesario que te conviertas en un sargento para que lo logren y mucho menos es sano que sientan que tu amor depende de sus acciones.
No te gusta verlos inactivos y constantemente les pides que hagan cosas para alimentar su intelecto.
A veces es sano que se aburran y que tengan ratos de no hacer nada, esto estimula su creatividad y su inventiva, además de que con ello pueden hacer uso de su imaginación para jugar. Si te pones nerviosa o ansiosa al verlos inactivos, esa es tu ansiedad no la de ellos y es importante que no se las contagies y también es importante que no relacionen el lado intelectual con el éxito en la vida. Es parte de ello, pero no es lo único, el hecho de tener creatividad e inteligencia emocional también nos llevan a vivir en plenitud y éxito así que aquí también evita darles el mensaje equivocado.
Les pides sobreesfuerzos que pueden tener efectos en pequeños colapsos de estrés enfermándose con frecuencia.
El estrés puede ser un generador de psico somatizaciones y tus hijos pueden sentir manifestaciones en su organismo debido a la tensión y al estado de alerta en el que se encuentran constantemente. Ellos pueden sobre adaptarse, pero su cuerpo no y es posible que tengan dolores de cabeza, problemas de digestión, manifestaciones alérgicas cutáneas, tics nerviosos o en el peor de los casos descargas de ansiedad a través de falta de sueño, pesadillas o incluso llanto excesivo. Es importante que no caigan en esto y si tú notas que es por estrés o el médico dictamina este diagnóstico, baja el ritmo, baja el nivel de exigencia, te aseguro que eso no los va a perjudicar más que como se está viendo perjudicada su salud.
Tienen actitudes agresivo-pasivas contigo y tienen miedo comunicarte lo que sienten.
Posiblemente estén molestos contigo o estén reprimiendo las emociones y sensaciones de injusticia que pueden sentir ante tus sobre exigencias, esto los lleva a buscar fugas emocionales en las cuales pueden tener actitudes de enojo encubierto que los llevan a hacer cosas sutiles que saben que te molestan, esta como una forma de comunicar o transmitirte su emoción a través de una acción. Pueden decirte que sí harán algo, pero no lo hacen, pueden esconderte cosas, romper algo personal o que quieres mucho o incluso desquitarse con la mascota o entre hermanos. Mas que verlo como una mala conducta debes ver el trasfondo de ella y tener claro que un niño que no expresa sus emociones las lleva a acciones.
Escucha estos escenarios para determinar si le causas ansiedad a tus niños en nuestro podcast.
Mamá Dice es el podcast de consejitos de maternidad de MamásLatinas. Escúchanos de lunes a viernes en tu plataforma de podcasts favorita. Son cortos y se adaptan al estilo de vida de cualquier mamá.