Mamás Sin Filtros: Cómo protejo a mi hija sin invadir su privacidad y espacio personal

Existe una fina línea entre ser una madre protectora y una madre invasiva y cuando me dí cuenta que yo la estaba cruzando, fue cuando me descubrí como una policía interrogando a una sospechosa quien en realidad es mi hija. Y es que entre mi necesidad de querer que mi hija esté a salvo de las subidas y bajadas de la vida y mi actitud exagerada de preguntar y preguntar sin parar para saber todo sobre tu vida, la relación de comunicación entre ella y yo se estaba fracturando. Mi intención era la mejor porque quería velar por su bienestar y felicidad paro lo estaba haciendo por el camino equivocado así que en esta nueva edición de Mamás Sin Filtros, te cuento como encontré un punto medio para que mis angustias no interfirieran en su espacio personal.

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Soy una madre bastante preocupona y tiendo a estresarme con facilidad y aunque trato de evitarlo, no puedo negar que es parte de mi personalidad así que en lugar de culparme todo el tiempo por ello, decidí encontrar formas de mantener la calma para no perder mi foco de atención como mamá y ese es proteger a mi hija aceptando que está creciendo, que pide más respeto a su privacidad y sobre todo necesita su espacio personal. En esta ocasión te comparto un poquito de mi experiencia con ella y de cómo intenté no colapsar en el estrés por sentir que las cosas se salían de mi control.

Ahora puedes escuchar el contenido de MamásLatinas donde quiera que estés, a través de nuestro podcast Mamá Dice. Cada episodio contiene tips prácticos para la mujer y consejos enfocados en la crianza positiva y saludable. Escúchanos en tu plataforma de podcast favorita.

Es difícil aceptar que a veces necesita tiempo y espacio.

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Mantenerme al margen ha requerido de mi absoluto autocontrol, no puedo vivir la vida por ella y se que no puedo evitarle los baches del camino de la vida. Lucho conmigo misma porque se que si le evito los obstáculos por los que tiene que pasar, que si busco resolver sus conflictos o darle todas las respuestas ante las cosas nuevas a las que se va a enfrentar, puedo caer en una actitud sobreprotectora que no la dejaría caer amortiguadamente para aprender.

Tengo la mala costumbre de convertirme en policía interrogando.

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Tantas preguntas, tantas suposiciones, tantas interpretaciones, es más, hasta dónde puedo llevar mi imaginación que empiezo a crear escenarios en mi mente donde perimito que mi estrés impere al nivel de pensar siempre en lo peor y me angustio. Lo peor es que se que cuando la harté pues la bomba explotó porque me respondió de una forma muy tajante, molesta y enfadada y yo me sentí fatal hasta el grado de victimizarme un poco, no comprendía porque me respondía de esa forma cuando en realidad yo estaba siendo bastante invasiva.

Es frustrante recibir respuestas de "si, no, no se" y un azote de puerta.

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Obviamente entre más preguntaba a mi hija, mas evitaba responderme y entre más evitaba responderme, más le preguntaba porque mi preocupación crecía al doble pero su sensación de invasión crecía aún mas así que todo crecía como una bola de nieve y al final ninguna de las dos quedabamos satisfechas con la conversación, al contrario, terminabamos molestas la una con la otra y así hasta convertirse en un cuento de nunca acabar.

Me di la oportunidad de pedir una opinión sobre mis acciones.

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Me indignaban sus respuestas, yo sentía que Sofy estaba siendo una chica muy mal educada que no se preocupaba por cómo se sentía su madre, osea que estaba desviando la atención a lo menos importante porque en realidad ni creo que lo hiciera con intención de molestarme, ni creo que lo hiciera con conciencia yo me estaba victimizando. Así que pregunté a una hermana que me conoce muy bien y me ayudó a ver en perspectiva las cosas ya que me escuchó, no me juzgó y al mismo tiempo me dio una recomendación.

Pasé una nota por debajo de su puerta y esperé pacientemente.

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Una de las reflexiones a las que llegué con la conversación que tuve con mi hermana fue basada en una pregunta que ella me hizo: ¿Te acuerdas como nos sentíamos tú y yo cuando íbamos en preparatoria? Y pues me puse un poco en los zapatos de mi hija, recordando mis viejos tiempos y por ello decidí seguir la recomendación de mi hermana que fue escribirle mis emociones, preguntas y preocupaciones para que mi hija las leyera con calma y cuando se sintiera lista, me compartiera lo que le pasaba.

Funcionó, darle el espacio vital que me pedía.

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Contrario a lo que pensé, el hecho de escribirle mis inquietudes y al mismo tiempo ser enfática en esa carta de que iba a esperar cuando ella se sintiera lista, fue la llave que abrió nuestro canal de comunicación. Debo confesarte que me costó mucha paciencia la espera porque pasaron dos días para que ella se acercara y me platicara pero se que cuando lo hizo, lo hizo con convicción y sin sentir presión. Se entía libre de hablar en su tiempo y ritmo y fue la forma en cómo me platicó lo que le estaba sucediendo.

Escucha estos tips para aprender a respetar el espacio de tu hijo preadolescente en nuestro podcast.

Mamá Dice es el podcast de consejitos de maternidad de MamásLatinas. Escúchanos de lunes a viernes en tu plataforma de podcasts favorita. Son cortos y se adaptan al estilo de vida de cualquier mamá.