Mamás Sin Filtros: El peligro de expresarme mal de mí misma frente a mis hijos

Durante estas vacaciones de verano descubrí que el hecho de pensar en voz alta frente a mis hijos tiene sus riesgos, sobretodo cuando esos pensamientos se transforman en palabras de autocrítica constante a mi cuerpo.

El punto es que no había notado ese pésimo hábito en mí, hasta que vi que estaba teniendo efectos negativos en la formación de la autoimagen de mi hija. Además, descubrí que a veces le doy demasiado peso a mi apariencia, al grado de desconectarme de todo lo que es disfrutable a mi alrededor y todo, con tal de no perder el estilo y al final me pierdo de lo verdaderamente valioso, las experiencias del aquí y el ahora. De esto y más te platico en esta nueva edición de Mamás Sin Filtros.

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Estar en medio de paisajes lindos, la playa, la arena, los peces o la convivencia en plenitud con mi familia es mucho más importante que enfocar mi energía en verme bien todo el tiempo. ¿Qué importa si de repente me despeino?, ¿qué importa si mi ropa se mancha?, ¿qué importa si mi sombrero no combina con el traje de baño? Y peor aún, ¿de que me sirve estarme autocriticando frente a mis hijos? Esas fueron algunas reflexiones que hice durante mis vacaciones familiares y aquí te comparto lo que descubrí y a las conclusiones que llegué por el bien de mi autoestima y por el bien de la autoestima de mis hijos.

No más pensar en voz alta frente a mis hijos.

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Fotografía Karina Suárez Fernández MSF

Eso de mirarme al espejo y estar buscándome todos los defectos del mundo, es algo dañino para mí. En estas vacaciones descubrí que mis palabras tienen eco en las acciones de mi hija Sofy ya que soy su referente en muchos sentidos y aquello que observa en mí, lo repite en ella misma. Así que una autocrítica se puede convertir también en su autocrítica. Si observa que le doy peso a cosas banales, ella también lo hará y eso me quedó claro cuando repitió los mismos comentarios que yo hice sobre mi apariencia, haciéndolos a sí misma cuando se miraba frente al espejo.

Mi autoestima no dependerá de mi apariencia.

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Fotografía Karina Suárez MSF

Claro que me gusta lucir bonita y me gusta cuidar mi figura, sobretodo cuando se que mi cuerpo estará expuesto con un traje de baño. Sin embargo, eso de buscarme los defectos solo me lleva a sentirme incómoda con todo. Fijarme en tantos detalles negativos con respecto a mi imagen, puede ser el peor de los ataques hacia mi cuerpo, hacia mi autenticidad y hacia mi amor propio. Cuidarme a mi misma es por salud, por sentirme bien conmigo misma, por estar bien para mí. La prioridad a partir de ahora es mi salud y mi bienestar, no quiero estar esclavizada a ningún estándar de belleza.

Necesito ser congruente y predicar con el ejemplo.

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Fotografía Karina Suárez MSF

Cuando mi hija se quitó un vestido muy lindo después de escuchar mis autocríticas, me percaté que más allá de un desahogo de palabras, hablar mal de mi cuerpo tiene efectos en ella. Justo cuando expresé que no me sentaba bien la ropa que yo llevaba puesta a la par de señalar inconformidades con mi cuerpo, ella decidió cambiarse de ropa también y el argumento que me dio del motivo por el que lo hizo, fue muy parecido a lo que escuchó de mi cuando me estaba viendo frente al espejo. No puedo pedirle que ame su cuerpo y que se acepte tal y como es, si observa todo lo contrario en mí. Es por ello que a partir de ahora ser congruente es parte de mi reto de amor propio y como mamá.

La vida es más que la apariencia.

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Fotografía Karina Suárez MSF

Las cosas simples de la vida son las que verdaderamente valen la pena. La capacidad de estar en conexión con la naturaleza, con una puesta de sol, con las sonrisas en familia, con los castillos de arena, con las olas del mar. Estas, son experiencias irrepetibles y mucho más importantes que la apariencia física. Cada vivencia es única y los recuerdos de los bellos momentos son alimento para mi corazón y el corazón de mis hijos, así que autocriticarme o ser perfeccionista con mi imagen no es algo prioritario bajo esta nueva decisión con respecto a mi perspectiva de vida.

Cuidar el cómo me hablo y me miro es por mi bien y el bien de mis hijos.

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Fotografía Karina Suárez Fernández MSF

El autocuidado, la autoprotección y la autovalidación son el mejor referente que pueden tener mis hijos de la practica genuina de amor propio, me queda claro que los hijos aprenden por lo que ven que hacemos los padres y no por lo que les decimos o los consejos que les damos. Así que, la valoración comienza por mí y para mí para que de esa forma la conciban igual para ellos y por ellos. El hablarme con amor y valorar mi cuerpo es parte de ser agradecida con la vida.

Vivir plena es el mejor reflejo de un buen autoconcepto.

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Fotografia Karina Suárez MSF

Te repito que no le quito importancia a mi apariencia, yo seguiré cuidando mi arreglo personal y mi imagen, solo que ahora el objetivo cambia. Sentirme bien es algo interno y para mí, no tiene nada que ver con expectativas externas sino con la plenitud que me da el conectarme con todo lo que está a mi alrededor, con hacer lo que me gusta y con sentir gratitud ante los regalos de la vida. Eso es lo que también quiero que mis hijos aprendan y practiquen desde la autoaceptación y el autocuidado.