El reconocimiento a ti misma desde tu labor como madre es el más importante de todos. Cuando aprendes a motivarte desde tu autoestima y autoconcepto fortalecido cualquier desafío resultará pan comido para ti como mamá. Las madres casi siempre estaremos bajo la lupa de muchos y las críticas a la maternidad son una cuestión social llena de paradigmas que exigen a la figura materna determinadas expectativas que a veces se salen de lo humanamente posible.
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A lo largo de nuestro camino nos toparemos con comentarios que evalúan nuestra labor, hasta con actitudes que juzgan y señalan nuestras imperfecciones humanas. Pareciera ser que a las madres se les ha colocado un estigma de súper heroínas que han sido la causa de muchos sentimientos de culpa que llevan a muchas a caer en la sensación de que hagan lo que hagan, nunca será suficiente.
Así que basta de perseguir la medalla de la madre ideal y bienvenida la madre “normal”, aquella que se equivoca y que busca aprender de sus errores, que aprende poco a poco y que se tiene paciencia, que sabe que al dar lo mejor de sí misma no traumará a sus hijos. Para que siempre tengas esto en mente y dejes de llenarte de culpas innecesarias, te comparto estas 15 frases que pueden ser un buen recordatorio de que haces lo mejor que puedes con las herramientas que tienes y siempre buscando la mejor versión de ti misma.
Dicen por ahí que si la mente está ocupada con pensamientos positivos es mucho más difícil que cualquier duda entre en tu corazón. Una vez escuché una frase muy acertada que dice que no hay madres perfectas, pero sí suficientemente buenas y si convertimos eso en nuestro propósito como madres, sabremos que los esfuerzos por hacer de nuestros hijos niños de bien siempre tendrán frutos que serán reflejados en el futuro de la humanidad misma.
Todo lo que hagas con amor será siempre recompensado, así que empezar por el amor a ti misma es el primer paso para lograr una labor materna que deje huella en tus hijos, no es lo que haces sino quien eres con ellos, no es lo que pones en práctica sino lo que quieres sembrar en ellos. Todo comienza con una intención amorosa para convertirse en una acción amorosa, así que el amor que parte de ti misma se verá reflejado en ellos, eso tenlo por seguro. Aquí te regalo algunas frases que puedes decirte frente al espejo y mirándote a los ojos para reconocerte y celebrarte como madre.
Ahora puedes escuchar el contenido de MamásLatinas donde quiera que estés, a través de nuestro podcast Mamá Dice. Cada episodio contiene tips prácticos para la mujer y consejos enfocados en la crianza positiva y saludable. Escúchanos en tu plataforma de podcast favorita.
Frente al espejo: Gracias por aceptarte, amarte y valorarte como eres, tus hijos necesitan una madre auténtica que luche por ser ella misma.
Al comenzar el día es muy importante cargar la pila para rendir en cada momento y en cada rol de tu vida recordándote lo valiosa que eres y reconociendo tus esfuerzos del día a día, de cada semana, de cada mes, de cada año, etc. Reconocerte como la gran madre que eres requiere que te aceptes y no te compares con otras mamás. Hasta ahora has ido aprendiendo de la maternidad con las experiencias, con las pequeñas pruebas de ensayo y error, con las ganas de hacer lo mejor a pesar de las muchas cosas que seguramente traes en tu cabeza. Jamás te compares con ninguna mujer o madre, tú tienes tu propia esencia y además eres auténtica al ser tú.
Antes de dormir: Me agradezco mucho por esas veces que quisiera salir corriendo de casa y me convenzo de que todo va a estar bien.
A veces hay días buenos y otros no tanto, cuando quieres tener todo en orden y todo es un caos seguramente has imaginado salir corriendo con ganas de no volver. Sin embargo, con una caminata, una llamada a una amiga o un consejo de una hermana logras encontrar la calma y ver las cosas desde una perspectiva diferente. Cuando eres madre sabes que tu bienestar importa pero que no puedes olvidarte del bienestar de tus hijos también y cualquier decisión arrebatada, precipitada o impulsiva puede tener efectos expansivos en el bienestar de tu familia entera. Por eso, aplaude la capacidad que tienes de autorregularte y ámate por hacer posible lo que a veces sientes que es imposible.
Frente al espejo: Gracias porque cuando confías en tu intuición de madre te has conectado genuinamente con tus hijos a pesar de ir en contra de la corriente.
El ruido mental, el ruido del exterior, todos los deberías eliminar y todos los estándares de perfección a las que nos vemos sometidas las madres pueden llevarnos a dudar de que estamos haciendo lo mejor o tomando el camino correcto para nuestra familia. Hace poco escuché una frase de una mami que es figura pública que me pareció magnífica: “escucha a tu corazón”. Cuando te dices esto con fe frente al espejo estás validando a tu ser esencial, a tu sabiduría interior y a la madre que se da voz para hacer lo mejor por sí misma y por sus hijos.
Antes de dormir: Hoy me agradezco por haberme respetado a mí misma en todos los sentidos porque cuando mis hijos me observan hacerlo les enseño un claro ejemplo de amor a sí mismos.
Siempre he sido enfática contigo en que en la maternidad y la paternidad hay que predicar con el ejemplo. La congruencia es una práctica básica en la formación de nuestros hijos y es algo que nos confronta a poner los límites para respetarnos y que otros nos respeten. Si tu hijo observa que respetas tus emociones, tus sentimientos, tus necesidades y que también pones los límites necesarios de manera asertiva para que otros lo hagan también están aprendiendo que el respeto es fundamental y una muestra clara de amor propio que adoptarán para su vida.
Frente al espejo: Te admiro porque este día que comienzas tienes la pila baja, pero estás dispuesta a encontrar la energía para dar lo mejor de ti, primero para ti y luego para los demás.
No se trata de fingir, todas las madres tenemos derecho a tener momentos bajos y de poca energía, es parte de la vida. Sin embargo, cuando eliges el camino de enfocar tu día en aquello que sí tienes y no en aquello que te falta, en automático cambias el chip y tu cerebro comienza a colocar los reflectores hacia donde eliges y es ahí cuando tomas el control incluso de tus emociones. Cuando decides tomar el timón de tu barco estás demostrándote todo el amor del mundo porque te llenas de lo que eliges y comienzas a contarte la historia de tu vida de una manera constructiva.
Antes de dormir: Hoy, me aplaudo por haber sido una buena madre cuando me reconocí imperfecta y me tuve paciencia porque estoy aprendiendo algo nuevo.
Todos los seres humanos necesitamos un periodo de adaptación ante los cambios de la vida, y nosotras como madres vivimos muchos cambios alrededor de las etapas de nuestros hijos. Cuando son bebés tienen el desarrollo más rápido de toda su historia y cuando creemos que ya dominamos algo pareciera ser que al día siguiente todo cambia por completo. Tampoco estamos exentas ante los cambios del entorno personal, laboral o de pareja. Eso conlleva tener la disposición de fluir con lo nuevo hasta encontrar el equilibrio. Así es la vida, llena de ciclos que terminan y acaban, ante los cuales jamás debemos minimizar nuestra capacidad. Esto sucede cuando aceptamos nuestra imperfección sin juzgarnos, amando nuestra vida con todo y sus dificultades.
Frente al espejo: Soy la mejor mamá cuando busco dar a mis hijos la mejor versión de mí todos los días a pesar de las heridas de mi pasado.
Es un reconocimiento y un recordatorio que al mismo tiempo te sitúa en el presente. La maternidad no está exenta de repetir patrones aprendidos o de depositar en nuestros hijos cargas que no resolvimos en nuestro pasado como hijas, es por ello por lo que cuando te reafirmas como tú en el presente, invitas a la parte profunda de tu mente, esa que le llamamos inconsciente, a hacerse consiente y a resolver las heridas por el bien de tus hijos. Reconoce y aplaude esas decisiones que tomaste para ir a una terapia o para leer un libro de crecimiento personal, o para acudir a un grupo de apoyo, por amor a ti y por amor a tus hijos.
Antes de dormir: Me reconozco en mis esfuerzos por encontrar el tiempo para poner atención genuina a mis hijos y contemplarlos con amor.
En un mundo tan revolucionado donde a veces sentimos que las horas no nos alcanzan, a veces es difícil tomarnos esa pausa contemplativa que requiere contacto verdadero con lo que estamos compartiendo en familia. Esto no se rige por las leyes del tiempo o del espacio, hay momentos de minutos que se vuelven memorables para toda una vida. Cuando tú haces todo para conectarte con el presente y contigo misma a través de una respiración consciente, observas a tus hijos jugar, platicar, caminar o dormir, estás dándote y dándole a ellos el regalo de amor más importante, tu atención plena. Esto hace que agradezcas cada instante y cada oportunidad porque lo más simple se convierte en la más grande maravilla.
Frente al espejo: Reconozco y celebro que seas una madre valiente cuando eres capaz de reconocer tus errores frente a tus hijos y recalcular la ruta.
En las costumbres tradicionalistas los padres y madres creían que podían perder autoridad frente a sus hijos si pedían disculpas por alguna equivocación cometida. Sin embargo, no hay mayor manifestación de amor a ti misma que la humildad ante tus errores. Cuando dejas la soberbia de lado estás abriéndote camino para aprender cosas nuevas, para aceptar tus equivocaciones y asumirlas sabiendo que con esto te llenas de sabiduría. Si tú eres una madre que se ama, tendrá la capacidad de decirse a sí misma frente al espejo: lo siento, vamos a intentarlo de nuevo.
Al dormir: Me celebro, me agradezco y me reconozco el amor que me tengo porque a pesar de tener un día difícil decidí desahogarme sin explotar con mis hijos.
En otras notas te he platicado que las emociones son neutras, ni buenas ni malas y son parte de nuestra naturaleza humana. Cuando tú decides sentir, ponerle nombre a lo que sientes y gestionarlo de la forma adecuada estás mostrándote amor porque te haces caso, porque no te reprimes y porque buscas el desahogo o la descarga sana para recuperar tu equilibrio, aguantar o resistirse no es la salida. Sin embargo, ese amor lo reflejas hacia tus hijos cuando sabes que tienes opciones y alternativas para gestionar tus emociones sin necesidad de explotar con tus hijos. Aunque no es fácil y no conozco madre que nunca haya explotado de vez en cuando, puedes manejar la situación cuando te haces consciente de que sentir no está mal, es derecho de todos, mismo derecho que tus hijos aprenden a reconocer a través de ti.
Frente al espejo: Te celebro porque te amas al cuidar tu salud y al valorar tu cuerpo dándole la mejor gasolina estando entera para ti y para los tuyos.
La salud física implica ciertos esfuerzos de nuestra parte que son una manifestación clara de amor propio, el hecho de que te ejercites, comas sanamente, cuides lo que escuchas, lo que lees, lo que ves, representa el autocuidado que necesitas para sentirte fuerte y en condiciones necesarias para que puedas rendir durante el día en cada una de las áreas de tu vida. Incluso este tipo de autocuidado disminuye tus niveles de estrés, mismos que se verán reflejados en la relación con tu familia y el trato hacia tus hijos.
Al dormir: Reconozco la gran madre que soy cuando hago todos los esfuerzos necesarios para que todo marche bien en casa.
El hogar es un espacio que requiere un ambiente libre de tensión, una rutina o estructura que ayude a dar seguridad también requiere estar limpio y en orden porque son hábitos saludables que transmitimos a nuestros hijos y cuando tú te das el tiempo y buscas la forma de organizar tu mente y tu mundo interior, tienes la oportunidad de organizar tu mundo exterior. De esta manera te regalas un ambiente sano, te sientes cómoda en tu espacio, libre de obstáculos y sobretodo cálido. Este amor empieza por ti y se convierte en un esfuerzo amoroso también para tu familia.
Frente al espejo: Me valoro porque a pesar del agotamiento siempre cumplo con lo que me prometo y con lo que le prometo a mis hijos.
El amor propio comienza por hacer cosas para ti, darte tiempo de calidad y espacios para sentirte relajada. Después de pasar momentos agradables contigo misma te puedes sentir en condiciones de darle momentos y experiencias valiosas a tus hijos, pasando tiempo con ellos, cumpliendo aquello que les prometes y mostrándoles que a pesar de que son pequeños, sabes cumplir con los compromisos que hiciste para ellos y con ellos. Cuando te prometes un descanso, un momento de esparcimiento o un momento de paz interior, estás amándote para amarlos. De esta forma podrás estar en contacto con ellos cuando toque el turno de pasar tiempo con ellos.
Al dormir: Me agradezco y me reconozco haberme dado el permiso de pedir ayuda cuando me sentí sobrepasada por el estrés y descansar.
En nuestro afán de ser las madres perfectas, a veces podemos confundir el tiempo de calidad con el tiempo en cantidad y queremos acaparar todo con la intención de ser heroínas en la familia. Ser multitasking no es algo que esté mal, es una habilidad y un don de las mujeres. Sin embargo, todo lo humanamente posible tiene un tope, un límite y cuando te atreves a pedir ayuda porque reconoces cuando ya no puedes más, no estás siendo mala con tus hijos, al contrario, te estás mostrando amor dándote el espacio que necesitas y pidiendo auxilio a mamá, a una amiga o a alguien que pueda echarte una mano mientras recuperas las fuerzas.
Frente al espejo: Me reconozco en el esfuerzo para ser la madre con la que mis hijos quieran compartir un poco de su tiempo durante toda la vida.
Aunque sabemos que hay etapas en las que nuestros hijos algún día tendrán que volar, es importante que la relación que construyas con ellos comience con la relación que construyas o reconstruyas con tu propia niña interior. Cuando tú aprendes a cubrir las necesidades y vacíos de tu niña interna y te amas incondicionalmente, tendrás la capacidad de amar incondicionalmente a tus hijos. Esto implica la disposición para el autoconocimiento y el autoacompañamiento. Es una forma de mostrar amor a la niña que fuiste y por lo tanto aprenderás a conectarte con tus hijos de una forma diferente.
*Karina Suárez Fernández es psicóloga clínica, psicoterapeuta de profesión y madre de dos. *
Escucha estas frases que te ayudan a reconocer tus logros como mamá en nuestro podcast.
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