La conexión con tus hijos es una forma de comunicación más alla de las palabras y es parte indispensable de aquello que les ayudará atener un desarrollo sano. Y es que la experiencia de conexión puede significar cosas muy diferentes para muchas madres. Sin embargo, todo radica en un común denominador que no debemos perder de vista:La conexión requiere que tengas la disposición de estar presente, requiere de tu capacidad de establecer empatía, requiere de tu capacidad de estar en atención plena y todo esto se logra a través de la fuerza del amor. A veces la rutina y el piloto automático de nuestros días nos lleva a perder la capacidad de conectarnos genuinamente y es por ello que acá te doy unos pequeños consejos que pueden ayudarte a crear esa conexión tan indispensable para la vida de tus hijos.
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La atención plena implica que ocupes tus cinco sentidos en aquello que necesita tu hijo de ti y que atiendas con un interés genuino lo que en ese momento requiere, la mirada es clave y también la intención de estar ahí para él.
Aunque puede que tengas millones de cosas que hacer durante el día, lo importante es que te tomes unos minutos para estar, para realmente estar presente ya que, sin tu mente estos dos pasos adelante, perderás de inmediato la conexión emocional que se necesita para que te sienta cerca y verdaderamente acompañado.
Hazte siempre esta pregunta: ¿Qué sentiría yo si tuviera su edad y si estuviera en su lugar?
Como que de repente a los adultos se nos olvida que los niños están comenzando su recorrido de experiencias y que aún no tienen la madurez para comprender o entender muchas cosas, intentamos darles explicaciones más allá de su nivel de comprensión y sobre todo queremos que nos simplifiquen la vida pensando como adultos chiquitos. Ese es un error muy común que cometemos las madres, incluso he escuchado de algunas frases como: ¿Qué no piensas? O, ¿Por qué te complicas si es muy fácil?
Obsérvalo con admiración y contemplación en un momento del día, verás que sentirás una conexión profunda.
Debes detenerte en un sentido de contemplación, poner una pausa a las prisas y al estrés de las actividades, hay acciones muy básicas o simples que pueden hacer tus hijos como el hecho de jugar, reír, hacer su tarea, platicar, correr, en fin, durante el día contempla con amor y admiración cada acción y hazlo con atención plena, respira cada momento irrepetible y piensa que eso que estás mirando es un momento único, eso te conectará con la capacidad de disfrutar cada instante junto a ellos.
Conéctate con su ritmo de respiración sin que el lo note, así se sentirán en la misma sintonía.
Aunque no lo creas, es un ejercicio maravilloso para conectar con tus hijos, la autora del libro: ‘Tu hijo, tu espejo’ Martha Alicia Chávez, recomienda esta dinámica como un momento de vivir un contacto profundo en silencio. Acompasar la respiración es una forma sincrónica de estar en la misma frecuencia y te ayuda a conectarte emocionalmente con ellos. Practícalo cuando los veas dormir y recuéstate un minuto a su lado, así será más fácil la conexión.
Es muy importante el contacto físico y sin que resultes muy invasiva, ten momentos de acercamiento.
Está comprobado científicamente que el contacto es alimento emocional para nuestros hijos, incluso el contacto físico tiene reacciones muy favorecedoras en el organismo, al grado de que eleva los niveles de oxitocina que es la hormona del amor o del apego. Esto también produce efectos en el sistema inmune ya que lo fortalece y además de eso, tus hijos también se sentirán guarecidos con tu calor, ya que un abrazo, el tomarlos de la mano o incluso el darles una pequeña palmada en la espalda, representa para ellos tu presencia protectora.
Cuida mucho tu lenguaje corporal, aprende a escuchar sin hacer gestos de desaprobación.
No se trata de que lo finjas, se trata de que desarrolles esta capacidad de escucha activa, será algo que te servirá mucho con tus hijos y que también podrás utilizar en tu vida en general. Para que tus hijos confíen en ti y se acerquen a platicarte todo lo que les pasa, deben de sentirse en conexión emocional contigo. Si sienten que eres una especie de juez o que cada que te hablan de sus emociones los estás desaprobando con los gestos o con tu lenguaje corporal, no confiarán porque no te sentirán en empatía. Primero escucha con atención y luego dales tu punto de vista.
Conoce las cosas que le interesan, involúcrate en sus actividades y conéctate con su mundo.
Tu hijo tiene intereses particulares, un temperamento específico, gustos y metas acorde a su edad pero que también tienen que ver con su personalidad. No generalices sus gustos en función de su edad, es importante que conozcas detalles que parecieran mínimos pero que hablan de que tienes una verdadera conexión con él. Conoce su color favorito, su comida favorita, sus series o videojuegos favoritos, pero lo más importante es que sepas porque todo eso representa algo especial para él.
Míralo a los ojos, cada que te pregunte algo o te platique algo, míralo con atención.
Aunque seas una mamá multitask, te aseguro que no te quitará más de cinco minutos el dejar a un lado el móvil, la computadora o lo la labor de casa que estés realizando. No le contagies tu prisa y hazle sentir que te importa lo que te dice, valida el momento que te pide. Por muy ocupada que estés, tu hijo está compartiendo contigo algo que es importante para él así que evita comentarios que descalifiquen la importancia de lo que te está compartiendo y por muy simple que te parezca la conversación, no dejes de darle el valor que tiene para él.
Refleja las emociones que ves en él, de esa forma sabrá que sí estás conectado con lo que siente.
Quizá tu hijo no sea muy comunicativo, sin embargo, las emociones no se ocultan porque se pueden asomar con algún gesto, con alguna mirada o con el lenguaje corporal. No seas insistente en pedirle que te cuente lo que le pasa, comienza conectándote con la emoción que ves que vive, puedes decirle algo como: ‘noto que estás triste, lo veo en tus ojitos apagados, ¿me quieres contar’, o ‘veo que estás apretando muy fuerte tus puños, me parece que estas un poco enojado, ¿quieres espacio?’
Aborda temas de vida a través de cuentos o historias.
A veces para los niños es difícil poner en palabras lo que sienten o incluso es difícil poner en palabras determinadas experiencias de su vida. Un cuento, una metáfora, una película que vean juntos puede resultar un momento de conexión muy especial y además pueden compartir sus puntos de vista. De esta forma, cuando hablan de los personajes, tus hijos también podrán proyectar sus emociones a través de ellos, y tu podrás hacerles preguntas también. Es una manera de pasar un momento juntos y de aprovecharlo como una experiencia pedagógica también.
Involucra a tus hijos en tus intereses de vida, que vean tu entusiasmo y motivación por lo que te apasiona.
Así como tu te conectas con ellos, ellos también pueden conectarse contigo, es un ejercicio de retroalimentación emocional. Así que es importante que los invites un poco a tu mundo, claro, debes de hacerlo lo más divertido posible para ellos y basado en su nivel de comprensión. De repente invítalos a tu trabajo, mira con ellos una película que te guste o compartan la lectura de uno de tus libros favoritos. Jueguen a adivinar los gustos de cada uno y rían un poco con cada experiencia.
De vez en cuando, prepárales su desayuno favorito y llévalo a su habitación.
Es una manera de decirle que está en tus pensamientos y que te gusta complacerlo de vez en cuando. Es una forma de decirle que lo quieres y al mismo tiempo le estas dando un detalle que los conectará mucho. Consentir a tus hijos en algunas ocasiones especiales es una forma de que se sientan atendidos emocionalmente. Eso alimentará la conexión emocional y los acercará a través de los detalles mutuos.
Establece ciertos códigos de lenguaje con él, formas de comunicarse que solo tú y el sepan.
Puede ser a través de una forma especial de hablar, puede ser a través de los colores, de los gestos o de las miradas. Pueden crear frases que tengan un significado único y que afiance la confianza y la unión entre ambos. Pueden tener formas especiales de saludarse o de despedirse o pueden tener anécdotas graciosas que solo conozcan entre sí. Lo importante es que sea una forma de comunicación que los vincule y los conecte de forma especial.
Las cosquillas y los juegos con almohadas son una manera divertida de conectarse.
Sin que se lastimen físicamente, puedes conectarte emocionalmente con ellos a través de la risa y carcajadas y una buena sesión de cosquillas ayuda mucho a que relajen la tensión del día, a que su cuerpo se relaje e incluso a dormir con una dosis de tranquilidad que produce tener un momento agradable en familia. Además, esto ayuda a que la oxitocina se genere como esa hormona del amor necesaria para fortalecer el lazo.
No le ocultes tus emociones, hazle saber cuando estés triste, enojada o cuando sientas frustración.
Existe un mito muy grande y que persiste hasta nuestros días de que los padres deben mostrarse fuertes ante sus hijos y no mostrar sus emociones porque si no pierden autoridad o pierden confiabilidad. En realidad, es todo lo contrario, tu hijo te sentirá una madre genuina cuando note que eres de carne y hueso. Eso sí, debes saber expresarlo de forma asertiva, validando tu emoción más no desquitándote con el o cayendo en el victimismo. Hay una línea muy fina que no debes cruzar.
Evita usar la información que te confió y aunque no sea tu intención, jamás la uses en su contra.
Frases como: ‘Es que no me gusta que te juntes con esa niña porque ya me contaste que es muy grosera contigo’ o, ‘Es que no quiero que vayas a esa reunión porque ya me platicaste que todos se portan muy mal’ son frases con las que no sólo estarías rompiendo la conexión emocional sino son acciones con las que estarías destruyendo la confianza que alguna vez te tuvo. Lo mejor ante estos casos es que le des recomendaciones o indicaciones sin mencionar siquiera lo que te ha platicado como argumento de cualquier consejo.