Es un hecho que el modelo de la familia tradicional no debería ser considerado como la “familia perfecta”. Incluso, desde mi punto de vista, buscar un estereotipo solo fomenta la crítica, la falta de autenticidad y la exclusión. Hoy día muchas familias son diferentes y no por ello están bien o mal. Simplemente no entran dentro de los estándares de lo establecido y eso no las hace ni perfectas ni imperfectas como familia.
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Existen muchos tipos de familias y cada una tiene que ver con realidades diferentes. Todo ello ha venido a tumbar la idea de la estructura convencional y por lo tanto, también ha sacudido nuestras creencias. Aquí te explico por qué las familias perfectas no existen y toma en cuenta algunos consejitos para hacer lo mejor que puedas como mamá ya que es preferible formar una familia sana que una perfecta.
La vida familiar no debe ser idealizada, los conflictos son parte de la vida y cada uno aprenderá de cada experiencia. No debes sentirte mal si tu familia no es como esperas o no cumple los requisitos de lo ideal. Si haces lo mejor que puedes y buscas una mejor versión de ti, vas por buen camino.
El secreto para que las familias funcionen es la colaboración. Lo demás es solo parte del trayecto de la vida y de la capacidad que desarrollemos para adaptarnos a los cambios que vamos viviendo con el paso del tiempo. Así que deja de preocuparte y suelta el estándar de la familia exitosa, concéntrate en ser feliz y hacerlos felices.
A veces, hagas lo que hagas, tus hijos no se llevarán bien y no es tú culpa.
No es una norma que los hermanos tengan que ser muy unidos e incondicionales. A veces sus personalidades son tan diferentes que sus metas pueden ir por caminos distintos. Quizá no se muestren ese amor entregado que tú esperarías e intentas forzar un acercamiento que solo provoca más rechazo entre ellos. Deja que encuentren su punto de relación con el que se sientan cómodos. El que no se identifiquen no es culpa tuya y tampoco es algo que debas forzar.
Consejo: Cuando tus hijos peleen, no busques culpables, plantea soluciones.
Si tus hijos pelean constantemente, la labor que te corresponde es irte al objeto o situación por la cual pelean y no buscar culpables. Ellos tienen que aprender a hacer sus propios acuerdos y por ello te sugiero que resuelvas de la siguiente forma: “Como el videojuego (o lo que sea) los hace pelear, tendré que retirarlo. Les daré cinco minutos para que lleguen a un acuerdo y si no lo logran, tendremos que deshacernos de el por un tiempo porque este objeto los está haciendo discutir”.
Las formas de disciplinar a los hijos podrían ser causa de discusión entre tú y tu pareja y es normal.
Toma en cuenta que tanto tu pareja como tú provienen de diferentes familias con distintos estilos de crianza y formación. Discutir para llegar a un acuerdo no los hace malos padres, solo eviten caer en una lucha de poderes sin fundamento. Es lógico que por momentos intenten imponer sus propias experiencias y aprendizajes de crianza. Buscar un punto medio que favorezca a sus hijos es la mejor decisión.
Consejo: Unifiquen el criterio educativo siempre pensando en la personalidad de sus hijos.
Dejen a un lado sus costumbres y tradiciones de crianza o intenten actualizarlos en función de las necesidades actuales. No quiero decir que no sean funcionales, aunque a veces sólo se usan por simple repetición porque es lo único que conocemos y porque así los educaron. Sin embargo, abocarse al estilo de crianza que necesitan sus hijos debe ir en función de su personalidad y sobre todo de sus necesidades.
El dinero puede ser un tema de desacuerdos en la pareja y tener efectos en el entorno familiar.
Las finanzas familiares son un tema fundamental y cuando se trata de hábitos con el dinero es muy importante establecer buenos acuerdos, pero principalmente un trabajo de colaboración en equipo. Independientemente a los roles acordados, es decir quién sea el proveedor, lo importante es tener un control adecuado que evite situaciones de estrés en todos los miembros de la familia.
Consejo: Los expertos recomiendan considerar las finanzas como un tema común y no individualizado.
El dinero en la familia debe ser considerado de todos y para todo. Cuando existen pensamientos basados en “tu dinero", o "mi dinero”, se puede perder la visión de equipo y de trabajo en conjunto. Aunque cada familia tiene sus maneras de funcionar con respecto al dinero, lo importante es que logren una armonía en la que todos se sientan cómodos y apoyados. Además, deben tener siempre bien puestos los pies en la tierra y no gastar más de lo que se tiene.
Tus hijos no siempre van a ser como tú esperas que sean y eso está bien.
¡Qué bien! Porque no se trata de tener hijos a la medida de las expectativas de sus padres, sino de tener pequeños que desarrollen su propio potencial de acuerdo a su personalidad y a su misión de vida. Aunque dicha personalidad no siempre empate con lo que tú como mamá o papá esperan, es importante respetar la individualidad de tus hijos para que se sientan plenos y completos.
Consejo: Ten cuidado, no confundas su formación con controlar su destino.
Hay expertos en crianza que dicen que los hijos pueden ser nuestros maestros de vida y estoy de acuerdo con ellos. Muchas veces sin darnos cuenta queremos obligarlos a que entren el molde que tenemos preparados, creyendo que es lo mejor para ellos y les impedimos el desarrollo de su verdadera esencia. Es tentador buscar el desarrollo de nuestros deseos a través de nuestros hijos y por ello debes tener mucho cuidado de no confundirte.
Puede terminar el amor entre la pareja y no por ello tu esposo dejará de ser papá.
Existe la falsa creencia en muchas mamás y a veces en la sociedad misma de que si deciden separarse del papá de sus hijos es como dejar a los chicos huérfanos y la ecuación no funciona así. Quien se separa es la pareja, no los hijos. Si el amor termina sería un tormento para ambos permanecer juntos. Aferrarse a un quiebre inevitable solo prolonga la agonía y a la larga la familia entera sufre los estragos de la decisión de forzar las cosas que no están funcionando.
Consejo: Si como pareja agotaron todos los intentos, vive un buen divorcio.
Un divorcio es un quiebre que inevitablemente generará descontrol en la familia y tendrá un impacto natural de adaptación ya que representa cambios y transformaciones importantes, pero no significa que deba ser un cambio para mal, de hecho a veces es necesario. Toma en cuenta que no es lo mismo un buen divorcio que una guerra de poder basada en revanchas y venganzas innecesarias que dañan profundamente a los hijos.