¿Sabías que de acuerdo a la ONU una de cada tres mujeres ha sufrido algún tipo de violencia durante su vida? Lo peor es que en muchos de los casos es algo que se normaliza y no se toma en cuenta como una situación grave sino como parte de lo que toca vivir por ser mujer. Respetar los derechos humanos de las mujeres es imprescindible para que crezcamos como sociedad, pero sobre todo para que seamos mejores seres humanos. No se trata de ser hombre o mujer, se trata de considerar que TODOS Y TODAS merecemos un trato digno e igualitario. Te propongo que comencemos por la educación y los valores que inculcamos en nuestros hijos varones ya que ahí está la clave de un cambio profundo y aquí te cuento cómo.
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La educación y formación que demos a nuestros hijos varones desde que son muy pequeñitos puede ser crucial para crear cambios importantes en el mundo y en el trato digno a las mujeres. A veces me sorprendo de lo fácil que es caer en conductas que de manera no intencionada fomentan la desigualdad, esos famosos micro machismos en los que madres y padres contribuimos sin darnos cuenta. Así que, aquí te propongo formas de educarlos para que desde muy pequeños aprendan que el respeto a las mujeres y entre seres humanos es fundamental para el bien propio y para el bien común.
Escucha cómo los niños varones pueden ser parte de la lucha por la igualdad de género en nuestro podcast 'Mamá Dice':
Evita que tus hijos hagan bromas sexistas.
Existen muchas formas de violencia y algunas de ellas están tan disfrazadas que ni siquiera notamos que pueden ser un ataque. La agresión encubierta se ve a través de bromas que esconden un comentario alusivo al hecho de ser mujer. Así que no toleres en casa chistes que impliquen discriminación de ningún tipo ni a tus hijas ni a tus hijos y explícales la importancia de no hacerlo. Aunque ellos se justifiquen diciendo que solo es para reír un poco, hazles saber que eso es una falta de respeto. El sentido del humor nada tiene que ver con chistes que impliquen humillación, descalificación o desacreditación a la mujer por ser mujer.
Permite a tus hijos varones la expresión de sus emociones.
Eso de que los niños deben ser los fuertes y los que no deben llorar porque muestran debilidad es cosa de la prehistoria. Es importantísimo permitir que nuestros hijos conozcan sus emociones, que les pongan nombre para que las sepan expresar y por lo tanto no se sientan mal por ser emocionales ya que esto puede confundirlos. Todos tenemos una naturaleza emocional y no tiene nada de malo llorar.
Hazles saber que la fuerza física no es sinónimo de superioridad ante las mujeres.
Si debido a la naturaleza de su organismo y a su anatomía desarrollan más fuerza física, no quiere decir que esto les de el derecho de ser amenazantes o violentos. Los estereotipos de género se refuerzan por la creencia y el apoyo a la absurda idea de la ley del más fuerte, así que recuerda a tus hijos varones que no vivimos en una jungla en donde se busque dominio, control o poder a través de la agresión o la violencia. Enséñales a hacer acuerdos a través del diálogo y a expresar sus emociones de una forma respetuosa y saludable.
Que tus hijos sepan que ser mujer no es ser frágil.
Existen muchas mujeres que han dado grandes aportaciones al mundo, desde deportistas hasta científicas y tus hijos pueden conocer más de ellas a través de algún artículo que les muestres o quizá a través de alguna publicación en las redes. Algo que hable de su historia, de su vida y de las capacidades que nada tienen que ver con la idea de fragilidad. También es importante que en casa evites mencionar frases que dividan o establezcan una diferencia como: “Tu no lo hagas porque te puedes lastimar, deja que lo haga tu hermano”. Esto solo reforzaría en ambos la falsa idea de la debilidad de las mujeres.
Enséñales el respeto a través del ejemplo en casa.
Es básico que en casa observen que su papá y tú saben establecer acuerdos, saben trabajar en equipo, que a veces intercambian actividades, que ambos se implican en la crianza y que por encima de todo se respetan a pesar de que a veces no estén de acuerdo. Por ello, es importante que cuando papá y mamá tengan discusiones, eviten en la medida de lo posible hacerlo de forma agresiva o con comentarios que impliquen violencia o descalificaciones. En casa deben predicar con el ejemplo.
Cambia la palabra caballerosidad por la palabra respeto.
Debido a la idea que se ha venido inculcando de generación en generación sobre la fragilidad en la mujer, las mismas pautas culturales nos llevan a pensar que los varones "deben" proteger a las mujeres y ellas les deben "sumisión" por ello. Frases como: “Sé un caballero o sé más caballeroso”, pueden confundir a los niños y sobretodo a las niñas quienes crecen con la idea de que deben depender de la fuerza y el cobijo de una figura masculina. Si les hablas de respeto y no de una responsabilidad adjudicada por la cultura y la sociedad, denominada “caballerosidad”, entenderán mucho mejor el hecho de la igualdad.
Enséñales que las reglas de convivencia aplican para todo.
Eso de que las niñas deben ser bien portadas también es del siglo pasado porque impedía el movimiento, la agilidad y el uso de la fuerza en ellas, así que no digas cosas como estas. Por otro lado, no justifiques la brusquedad de tus hijos por ser varones. Cuando tus hijos convivan, cuando jueguen y cuando se expresen de forma inapropiada porque están siendo groseros u ofensivos, pon los límites pertinentes pero no lo hagas bajo el argumento de que las traten bien por "ser niñas". Esto lo tienen que hacer porque es parte de establecer armonía social, no solamente porque hay niñas conviviendo con ellos.
Si fortalecen su autoestima por consecuencia serán respetuosos.
Además de que papá debe predicar este respeto a mamá con el ejemplo, es importante que tus hijos se sientan seguros de sí mismos, con una buena autoestima y gran capacidad de empatía que les ayude a erradicar la idea de que deben ser controladores en una relación, sintiendo que de esa forma asegurarán el amor y la fidelidad de una mujer. Tus hijos pueden saber que cuando una relación no funciona, no deben forzar o retener a su pareja siendo violentos y esto solo lo sentirán a través de una fuerte autoestima.
No dividas las responsabilidades para niños y para niñas.
Hablar con lenguaje sexista es usar frases como: “estas son cosas de hombres” o “esto es lo que deben hacer los hombres”. Remarcar la masculinidad diferenciando actividades, labores o incluso pensamientos, favorece la desigualdad e incluso puede contribuir a la violencia y a la falta de empatía con las mujeres. Tus hijos pueden sentirse con sobrecarga de responsabilidades, además de negar o reprimir sus necesidades, sobretodo si sienten que su deber por ser hombres es cumplir con ciertas expectativas sociales.
Inculca el amor y edúcalos en lo justo.
Si tus hijos varones son cómplices de una injusticia en la que alguno de sus amigos, compañeros de colegio, primos, o incluso desconocidos cometen en contra de una niña, enséñales que no deben participar en nada que implique faltas de respeto a la integridad ni fisica ni emocional. Ellos deben retirarse de inmediato y ser muy claros en su postura de que no piensan participar en nada que atente contra la dignidad de niñas y niños. Ellos deben de tener muy claras sus fronteras y esto depende mucho de la forma en cómo los eduques. Fomenta que confíen en ti para que cuando se sientan confundidos sobre lo que deben hacer ante una injusticia, lo consulten contigo.
Permite que tus hijos varones sean afectivos.
Dentro de los estereotipos de género se cree que las muestras de afecto, la intuición, la actitud comprensiva o la amabilidad, son conductas o rasgos que sólo pertenecen a las niñas y cuando tu hijo pretende desarrollar o mostrar esta sensibilidad con sus amigos, muchas veces puede verse obstaculizado por los prejuicios, por la familia, por papá o hasta por ti con críticas. Es entonces que de manera directa o indirecta le dan el mensaje de que ser afectivo no le va bien por ser varón.
Que no confunda control emocional e insensibilidad.
Debido al freno que la sociedad pone a los varones con respecto a las emociones y las muestras de afecto, los niños pueden sentir que controlar sus emociones es sinónimo de no sentir o de volverse frío y calculador para ganar el respeto del entorno. Esto es algo que lo puede llenar de frustración y que a la larga puede contribuir al rechazo de las emociones y por lo tanto a la violencia de género. Todo es una cadenita que crece desde las cuestiones aparentemente insignificantes en la educación pero que con el paso de los años se ven reflejadas en la desigualdad.
Que sea competitivo no quiere decir que sea posesivo.
La cultura machista esconde el dominio y la posesión como parte de la competitividad que incluye buscar ser el mejor. La sana competitividad puede alentar a niños y niñas a encontrar su mejor versión, aunque esto es algo que siempre debe de ir de la mano de la empatía. Cuando los niños creen que al ganar las cosas el éxito o incluso las personas les pertenecen, están teniendo un concepto equivocado que podría verse reflejado en la posesividad en una relación de pareja, siendo esta una forma de violencia.
Enséñales a ser tolerantes a la frustración.
Dentro de las muchas creencias que algunos adolescentes tienen sobre las características de ser hombres, se encuentra el dinamismo y el ser emprendedores, claro que esto es algo que pueden tener las mujeres también, no es exclusivo de un varón. Ahora bien, cuando los niños no son tolerantes a la frustración, les falta empatía o no piensan en el interés común, buscarán conseguir todo lo que se proponen sintiendo que esa perseverancia justifica los medios y entre ellos puede encontrarse la violencia contra las niñas por sentir una superioridad ante ellas.
Educa a tus hijos e hijas en la independencia.
Inculcar el respeto también parte de fomentar seguridad y autoconfianza. Cuando tus hijos tienen bien sustentadas estas bases en el desarrollo de su autoestima, se respetan a sí mismos y por lo tanto respetarán a otros. Niños y niñas pueden saber que lograrán sus metas o propósitos en armonía con todo el mundo y que no es necesario depender de nadie más que de su inteligencia y creatividad para lograrlo. Tus hijos deben valorar las cualidades de las niñas con las que conviven sin sentir que por ello son inferiores o superiores. Eduquemos pues en la igualdad para lograr tener un mundo mejor.
*Karina Suárez Fernández es Psicóloga Clínica, psicoterapeuta y mamá de dos adolescentes. *
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