Los abuelitos y las abuelitas son una bendición en la vida de sus nietos, sobre todo porque crean una relación tan especial y un vínculo irrepetible que no puede definirse con palabras. Las abuelas y abuelos consienten, protegen, cobijan y son los mejores cómplices de los niños. Por otro lado, ellos se llenan de vida, de luz y de sentido cuando tienen cerca a ese pequeñito o pequeñita que les regala una sonrisa y un abrazo lleno del amor más puro, inocente y desinteresado. El beneficio es mutuo ya que los nietos se sienten seguros y los abuelos rejuvenecen, se sienten útiles y además, de acuerdo con algunas investigaciones, el ser un abuelo o abuela activa en la crianza de sus nietos prolonga su vida, si, ¡Viven más años! Esta y otras más, son algunas de las ventajas para la salud de los abuelitos y abuelitas que están en contacto con sus nietos.
Más en MamásLatinas: Valores familiares que aprendimos de las abuelitas y debemos transmitir a nuestros hijos
La presencia voluntaria y dispuesta de los abuelos en la vida de los nietos es más importante de lo que podríamos creer, ellos son una figura que representa incondicionalidad y borra toda sensación de soledad o incomprensión que pudieran tener los niños en sus distintas etapas de crecimiento. Saber que los abuelos y abuelas estarán ahí para ellos pase lo que pase, ayuda a los niños a desarrollar seguridad y autoconfianza sumando que los abuelitos se sienten llenos de vida y de nuevas esperanzas. Aquí te comparto lo interesante de algunos beneficios para su salud física, mental y emocional cuando tienen una conexión especial con sus nietos.
Escucha estos consejos en este episodio de nuestro podcast Mamá Dice:
Prolongan su vida hasta cinco años.
El hecho de crear una conexión emocional tan fuerte con sus nietos lleva a que la oxitocina que es la hormona del apego o también conocida como la hormona del amor, se libere en grandes cantidades. Así que cuando disfrutan el tiempo que pasan con ellos, es como un renacer que reestructura su organismo en muchos sentidos, todo el beneficio afectivo tiene efectos en lo físico, emocional, mental y social por lo que se replantea su calidad de vida y que tiene como efecto la prolongación de la misma.
Sienten una nueva oportunidad de reparar.
Las abuelas casi siempre dicen que ellas están para consentir a sus nietos y que papá y mamá son los que están para educarlos. Esto es porque encuentran una segunda oportunidad de brindar amor de una forma diferente en la crianza de sus nietos un momento de vida distinto en donde pueden mostrar el afecto, el cariño y la protección de una forma en la que predomina la libertad, la complicidad, el juego, la comprensión y el entendimiento. La experiencia de haber sido madres de sus padres les da la madurez para entenderlos con empatía y muchas veces reparan en los nietos aquello que no pudieron brindarles a sus hijos por diferentes circunstancias de la vida. Esto les da calma y sobretodo les ayuda a cerrar ciclos inconclusos con sus propios hijos.
Se sienten útiles y comprueban que la edad es mental.
Este punto es sumamente importante para el mantenimiento de su vitalidad, el declive del desarrollo de vida en la tercera edad tiene un gran componente mental y por lo tanto los abuelos pueden creer que el paso de los años invariablemente va de la mano con el desgaste físico, mental y emocional, como si fuera algo establecido que aparta de la vida útil. Esto puede ser una creencia limitante basada en el pensamiento equivocado de la inutilidad, está comprobado que a mayor vida útil en la tercera edad y que incluya nuevos aprendizajes y retos, mayor vitalidad y salud mental y emocional.
La relación tiene un efecto sanador para ambos.
El vínculo que forman es un lazo que provoca que ambos se sientan en terreno seguro en donde a pesar de las adversidades del entorno se tienen el uno al otro, esto hace que tanto la abuela como el abuelo y nietos se vuelvan mucho más resilientes debido a la fortaleza emocional que se proporcionan mutuamente. Incluso, en momentos de dificultad como puede ser la recuperación de alguna enfermedad o incluso el divorcio de los padres del niño, conlleve a un proceso de sanación físico o emocional según sea el caso, más acelerado cuando se acompañan en ello.
Más movimiento, más actividad, buena salud física.
En ciertas actividades ocasionales como llevar a los nietos a las clases extraescolares, jugar con ellos en el parque, auxiliarlos en ciertas tareas que requieren movimiento y creatividad, subir, bajar, levantarse, tirarse en el piso, etc , les dan la oportunidad de ejercitarse de manera indirecta. Es por ello que se mantienen en forma y que a pesar del pasar de los años pueden seguir activos de manera que su circulación sanguínea, su flexibilidad, su elasticidad y su capacidad de movimiento es mucho más eficiente que si estuvieran en el sedentarismo asociado a la tercera edad. No quiere decir que no se agoten, de hecho, el contacto y conexión deben disfrutarse para que esto implique un doble beneficio, jamás deben sentirse agobiados o forzados a cuidarlos ya que los efectos serían los contrarios.
El afecto disminuye el riesgo de depresión.
Con el pasar de los años, las personas pueden perder el sentido de vida, de hecho, un factor de riesgo para la aparición de la depresión en la tercera edad es la pérdida del sentido de vida que está determinado por el hecho de vivir en automático y no tener proyectos que sigan despertando la motivación. Si bien es cierto que la energía disminuye, eso no significa que la motivación deba disminuir también. Sin embargo, cuando los abuelos depositan una parte de su motivación en la labor de abuelos, esto impide que caigan en depresiones debidas a la edad.
El cuidado de sus nietos revive su niño y niña interior.
Es un punto de asociación con la propia infancia, los abuelos y abuelas comienzan a tener recuerdos de cuando eran niños a través del juego y de las cosas que sus propias memorias emocionales les ponen de nuevo en el presente a través del juego con los niños. Esto despierta en ellos la sensación añeja de creatividad, diversión, entusiasmo, capacidad de asombro, entre muchas más, alojada en las memorias de su propia máquina del tiempo. Esa asociación los lleva a despertar la inquietud y curiosidad de la infancia, algo que ayuda de sobremanera al mantenimiento de su salud emocional.
Compartir momentos impide el deterioro cognitivo.
Es una especie de mantenimiento indirecto al cerebro y a las funciones cognitivas. Al mantener la atención-concentración activas, así como otros elementos relacionados a la creatividad y a la búsqueda de soluciones, sus conexiones neuronales están al día, lo que significa que existe mucho menor riesgo de desarrollar enfermedades degenerativas como el Alzheimer o la demencia, por ejemplo. La estimulación que recibe el cerebro al tener actividades con los nietos es una forma de darle vida a todo su sistema neurobiológico.
Los nietos sacan de la rutina habitual a los abuelos.
Esto puede darle un sentido distinto a la experiencia de sus semanas ya que el contacto frecuente con los niños los reta a explorar nuevas formas de diversión, a caminar nuevos trayectos y soltar lo cotidiano. Salir de la rutina ayuda a que no caigan en el aburrimiento o en la inmovilidad que automatiza la vida. Es una manera de vivir desde nuevos estímulos que enriquecen su día a día y que los mantienen despiertos en la curiosidad y en las ganas de explorar.
Mantienen fuertes los lazos y tradiciones familiares.
Los abuelos y abuelas gozan de transmitir las tradiciones a sus nietos, les gusta contar historias, hablar sobre las anécdotas de cuando ellos eran niños, contar como se fueron creando ciertas costumbres en la familia y darle un sentido al sistema que conforman. Esto ayuda que se sientan arraigados y sobretodo a que sus nietos se sientan orgullosos de la familia a la que pertenecen. Además, recordar es revivir en todos los sentidos y cuando cuentan las historias de la familia, también sienten la motivación de cada relato.
Buena calidad en su nutrición y alimentación.
Debido a que se preocupan por la salud de sus nietos, se suman a alimentarse de forma sana igual que lo hacen con ellos. Es una forma indirecta de cuidarse a sí mismos debido a la preparación de los alimentos para los niños. Eso no significa que no les den permiso de comer golosinas, sin embargo, cuando se trata de protegerlos, las abuelas son las primeras en enfocarse en preparar alimentos que los ayuden a crecer sanos y fuertes, por consecuencia al alimentarse con la misma comida, también se nutren a sí mismas.
Se dan permiso de ser muy afectivos y emocionales.
Esto es más frecuente en los abuelos, quienes quizá fueron un poco más parcos emocionalmente cuando fungieron como padres. Con el pasar del tiempo, se vuelven más sensibles emocionalmente, aceptan la experiencia de emociones como la compasión, la ternura y se permiten ser más empáticos. Cuando tienen la oportunidad de jugar y de disfrutar a sus nietos, se dan el permiso de ser mucho más emocionales y cariñosos de lo que lo fueron con sus hijos. Son más comprensivos y por lo tanto mucho más permisivos.
Aumentan sus habilidades sociales.
Cuando acompañan a sus nietos a eventos como fiestas, reuniones con amigos, cuando los acompañan al parque, a pasear al perro o a un parque de diversiones, se ven orillados a socializar y recuperan su capacidad de interacción. Esto los ayuda a mantenerse saludables mentalmente ya que somos seres sociales que requerimos del contacto para estar saludables. La socialización puede darse en diferentes dimensiones, no necesariamente con sus pares ya que pueden conversar con niños, adultos o adultos mayores.
Pueden decidir cuándo descansar y hacer tiempo fuera.
Sin tomarlo como una obligación forzada, el cuidado de los nietos puede ser una actividad que los motiva, aunque también tienen la facilidad de pedir un descanso a sus papás. Es por ello que mamá y papá no deben abusar del tiempo que los abuelos quieren pasar con sus nietos para que sea un verdadero tiempo de calidad. De lo contrario resultaría en una relación forzada e incluso con tonalidades de abuso de confianza que romperían el lazo genuino que se forma con los niños. Si los abuelos y abuelas se sienten con la confianza suficiente de decir “hoy quiero descansar” sin que sus hijos o nietos lo tomen personal, podrán llevar una relación sana a nivel familiar y eso depende mucho de mamá y papá.
No son responsables totales de la educación de sus nietos.
Esto hace mucho más fácil que un consejo sea dado desde la objetividad. Eso si, tanto los abuelos, abuelas como los papás y mamás, deben tener un acuerdo previo de que no se hagan comentarios frente a los niños con respecto a las formas de crianza, esto siempre debe hacerse con respeto y fuera de la vista de los nietos. Para que esto ocurra, es muy importante que no le delegues la total responsabilidad de la educación de los niños a los abuelos , ellos no son niñeras, no olvides que conviven con sus nietos por amor, por gusto y por convicción, las formas de educación dependerán siempre de los padres.
Ahora puedes escuchar el contenido de MamásLatinas donde quiera que estés, a través de nuestro pódcast Mamá Dice. Cada episodio contiene tips prácticos para la mujer y consejos enfocados en la crianza positiva y saludable. Escúchanos en tu plataforma de pódcast favorita.
*Karina Suárez Fernández es psicóloga clínica, psicoterapetuta y mamá de dos adolescentes.