El pecho de la madre es el mejor refugio amoroso que puede encontrar un bebé, es la sincronización perfecta entre sus latidos y los tuyos, además el calor de tu piel es el resguardo que necesita para sentirse a salvo, cobijado y amado.
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Es de vital importancia que una madre y su bebé recién nacido entren en contacto en cuanto el bebé llegue al mundo, con el fin de fortalecer sus lazos y para que el pequeñito sienta, antes que cualquier otra cosa, el contacto con la persona que lo tuvo en su vientre a lo largo de 40 semanas y que le dio la vida. Sin embargo, esta no es la única razón por la que ese primer contacto es elemental, sino que hay varios motivos más.
El primer encuentro es muy importante.
Estudios científicos, apoyados por el National Center for Biotechnology Information, han demostrado que cuando tu bebé nace, requiere de contacto piel a piel contigo en al menos un periodo de 70 minutos.
Ese primer contacto le permitirá reconocer tu olor y pondrá, además, en marcha su instinto de supervivencia.
Lo ayudarás a desarrollar sus primeros reflejos.
Los reflejos de búsqueda son necesarios para la lactancia correcta. Tu bebé necesita sincronizarse contigo y para ello tendrá que buscar la forma de llegar a tu pezón con los movimientos de flexión y extensión de sus piernitas.
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Mejorará la recuperación ante el estrés por el parto.
Estará más tranquilo y dormirá mucho más, ya que el calor de tu pecho lo ayudará a mantener una adecuada temperatura corporal.
También ese contacto mantendrá en equilibrio los niveles de cortisol y estabilizará, a su vez, su frecuencia cardíaca y respiratoria.
Se fortalecerá el vínculo emocional.
Está comprobado que el método canguro refuerza el vínculo emocional necesario para que el bebé se sienta bien recibido y pueda adaptarse de una mejor forma a la vida fuera del útero después del parto.
Mejorará su digestión.
Una de las grandes preocupaciones de las madres son los molestos cólicos debido a la inmadurez de su sistema digestivo. Sin embargo el contacto piel a piel reduce en gran medida el riesgo de estos malestares.
Mejorará su respuesta inmune.
Hay que recordar que el sistema inmune del bebé se desarrolla durante la gestación y madura en el momento del nacimiento, siendo ese otro de los motivos por los que ese primer contacto entre madre e hijo debe producirse de manera natural, pues los anticuerpos de la madre serán los encargados de proteger al recién nacido durante sus primeros meses de vida.
Mejorará su desarrollo mental y psicomotor.
Tendrá un mejor desarrollo del cerebro a nivel cognitivo y mejor maduración del sistema nervioso, además de un equilibrio y control postural.
Regulará su temperatura corporal.
La temperatura normal de un bebé recién nacido es de 36.5 a 37.5° C, siendo el contacto piel a piel con la madre el gran causante de mantener la temperatura corporal del bebé se mantenga en niveles óptimos.
Ayudará a que llore menos.
Otro de los motivos por los que ese encuentro entre madre e hijo es vital es porque ese primer contacto corporal, la voz suave de su mamá y su sentido del humor pueden ayudar a tranquilizar al recién nacido y reducir así sus minutos de llanto e incrementar los de sonrisas.
Tendrás una mejor sincronía con sus necesidades.
Las madres desarrollamos una sensibilidad especial que nos permite saber cuáles son los malestares o las necesidades del bebé, aún y cuando ellos no se comunican. Esta sincronía está relacionada con el contacto piel a piel.
