Pensé que estaba a prueba de shock en cuanto a los inventos de los adolescentes, pero estaba equivocadísima. La última "gracia" de los muchachos para escaparse de las presiones y los regaños de los padres me ha dejado con la boca abierta y, debo confesar, que con cierto terror.
Yo soy una mamá histérica, que cuando me sacan de mis casillas digo mi buena cantidad de barbaridades. No pasa muy a menudo, afortunadamente, pero pasa. Quizá por eso me parece tan horrible la tendencia de los adolescentes poner los regaños de los papás enloquecidos en las redes sociales. ¡Qué humillación!
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Varias mamás blogueras han expresado su desolación ante esta tendencia. Los chicos ponen fotos de sus cuartos y se quejan con sus amigos sobre la exageración de sus madres al reprenderlos. Otros los graban secretamente con el celular y postean los audios o videos en YouTube.
Una adolescente llegó a decir -falsamente- que la mamá le había puesto en la puerta del cuarto una cerradura de seguridad, que solo abría por fuera. Puso la foto en Twitter y los amigos se las enseñaron a sus padres. "Durante un mes, amigos que me encontraba por la calle me preguntaban qué era lo tan malo que había hecho mi hija", reveló la señora.
En mi casa tenemos la regla de que lo que pasa en la casa, se queda en la casa. La pusimos después de que mi hijo menor le contó a sus amigos un problema que tenía el mayor. Fue una violación a la privacidad de mi niño y para no empezar una guerra de chismes entre ellos, preferimos prohibir ese tipo de comentarios.
Sin embargo, estoy segura de que se intercambian confidencias con los amiguitos. Es normal. Nosotras lo hacemos con nuestras amigas, que probablemente sepan más de nuestros maridos que ellos mismos. Ahora, ponerlo en las redes sociales es otra cosa.
Mi hijo mayor tiene 12 años y ya está practicando de "aborrecente", está empezando a criticarnos más y a replicar con más ironía y la correspondiente volteada de ojos. Nuestra estrategia con ellos siempre ha sido tratar de adelantarnos a las dificultades. Anoche le enseñé un grupo de fotos que sé que lo avergonzarían muchísimo, si llegan a ser vistas por sus amigos. Ya sabe que, a la menor crítica en las redes sociales, las fotos van a mi Instagram. Por ahora, peligro evitado. Pero quién sabe qué más van a inventar.
Con los adolescentes hay que estar siempre atentos. No se te olvide.
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