¡CUIDADO! Las puertas de seguridad para bebés no son tan seguras como crees

Una vez que tu bebé comienza a gatear y a caminar hay que decirle adiós a la tranquilidad. Con la nueva etapa de crecimiento se viene el dolor de cabeza. Los bebés se meten por todos lados y todas las cosas en tu hogar son nuevas y llamativas para ellos. Muchos invertimos en puertas o safety gates para asegurarnos que el bebé esté alejado de peligros y las colocamos en las escaleras o en la cocina. Sí es verdad que estas puertas te van a hacer la vida un poco más fácil pero no te confíes, porque todas las puertas no son iguales y no todas son seguras.

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Las puertas de seguridad para niños están diseñadas para ser usadas entre los 6 meses y los 2 años de edad. Una vez que el niño haya aprendido cómo abrir la puerta o a pasarse por encima de ella, hay que quitarlas. Un nuevo estudio encontró que cerca de 2,000 niños estadounidenses visitan la sala de emergencias cada año con heridas resultantes por accidentes con las puertas. Aunque la mayoría de las lesiones no han sido graves, se aconseja tener en cuenta estas precauciones cuando se vaya a comprar una puerta de seguridad.

Según la guía de Consumer Reports, hay dos tipos de puertas disponibles en el mercado. Unas que se atornillan y se enmarcan dentro de las paredes de la casa. Son ideales cuando hay el riesgo de que el niño se caiga de algún lugar como de las escaleras. Otras puertas tienen un sistema de presión y extensión tipo acordeón, la cual se instala entre dos paredes. Este tipo de puerta es fácil de mover y se debe usar únicamente en áreas que no son de peligro. 

Al elegir cualquier tipo de puertas hay que asegurarse de que estén certificadas por la Asociación de Fabricantes de Productos Juveniles. La calcomanía de la (JPMA) en el marco de la puerta indica que el fabricante cumplió con los estándares internacionales de seguridad. Los criterios incluyen la resistencia y durabilidad, el tamaño de las aberturas (para evitar que los deditos queden atrancados) y el mecanismo de seguridad. La puerta debe tener 22 pulgadas de alto y la distancia entre la parte inferior de la puerta y el suelo debe ser de menos de 3 pulgadas para evitar que los niños se metan por el espacio. Estas medidas van a evitar que la cabeza del bebé quede atorada.

¡Así que a tener mucho cuidado con estas puertas!

Imagen vía Thinkstock