No importa si trabajas fuera del hogar o te quedas en él, la prioridad es la familia. Yo estaba en la cima de mi carrera, cuando mi hijo fue diagnosticado con sordera profunda. Me ascendieron a ser la gerente de Galavisión un lunes y el miércoles recibimos la noticia devastadora. Recuerdo que le pedí a Dios perdón por haberme enfocado tanto en mi trabajo. Le pedí que me quitara mi promoción y la casa que acabábamos de comprar.
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¡Hubiera dado todo sólo para que mi hijo pudiera oír! Irónicamente, fue una madre que había abandonado su carrera para estar con su hija sorda la que me convenció que aceptara mi promoción y continuara creciendo profesionalmente. Me contó que lamentaba haber tomado la decisión de dejar su trabajo y que aún sentía resentimiento a causa de su decisión.
Como me gustaría que todas las mamás fueran tan comprensivas como lo fue ella. Es tan difícil para las mujeres sentirse completamente satisfechas con una u otra opción, así que aprecio tanto a las madres que se enfocan en apoyarnos en lugar de hacernos sentir más culpables de lo que ya nos sentimos.
Cuando mi hijo estaba en pre-kínder, recuerdo vívidamente oír por casualidad a un grupo de madres que se habían reunido en torno a un dibujo que él hizo de nuestra familia. "Esa es probablemente la niñera en la imagen. La madre nunca está con él.", dijo una de las mamás y las demás intervinieron con comentarios similares.
Lo que no sabían es que cuando yo no estaba trabajando, mi hijo consumía casi el 100% de mi tiempo.
De hecho, tras su diagnóstico y a lo largo de los próximos 7 años él consumió la mayor parte de mi tiempo y el de mi familia. Todos nos enfocamos en asegurarnos en que aprendiera a hablar con fluidez.
Por desgracia, mi hija recibió mucha menos atención durante esos años, aunque con el transcurso de los años, hemos compensado la situación.
Mi hijo ahora tiene 16 años de edad y no me arrepiento de mi decisión. Resolví interpretar el diagnóstico de mi hijo, temprano durante mi carrera, como un mensaje de Dios que mis prioridades tenían que cambiar.
Me he enfocado menos en la cantidad de tiempo que paso con mis hijos y le doy prioridad a la calidad del mismo. Cuando estoy con mis hijos ellos tienen toda mi atención. Dejé de traer trabajo y los problemas relacionados con mi vida laboral a mi vida familiar. Dejé atrás mi teléfono celular del trabajo y todas las distracciones.
Y aunque no ha sido fácil, trato de siempre de tener una actitud positiva y estar dispuesta a pasar momentos felices cuando estoy con mis hijos.
Además, trato de crear experiencias memorables cuando estemos juntos (no importa lo cansada que esté a causa de mi rutina laboral que implica constantes viajes). Recuerdo que mi mamá hace muchos años me dijo que dejara de sentirme culpable por trabajar porque estaba claro que me pasaba más tiempo "de calidad" con mis hijos de lo que ella lo hizo, a pesar de era ama de casa.
Estoy tan agradecida de tener familia y amigos cercanos que siempre me han apoyado tanto. Dejemos de juzgar y apoyemos a otras madres sea cual sea su decisión porque cada cual elige lo que funciona mejor para sí misma y para su familias.
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