Mi mamá no me crió para que me casara__ y me he casado dos veces. No me dio una educación religiosa entre otras cosas porque es atea, y yo no hay día que no me encomiende a Dios y a la Virgen María Santísima. No me crió para que fuera ama de casa y menos para que la vida se me fuera entre los fogones, y resulta que cocinar es de las cosas que me gustan. No me crió para que fuera mamá y terminé haciendo de mi maternidad mi razón de ser.
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Mi mamá, quien creció en un mundo donde lo mejor estaba siempre reservado a los hombres, fue a la universidad junto conmigo (en realidad empezó su carrera universitaria seis meses antes que yo), y se graduó con honores y siguió estudiando hasta que terminó su maestría (también con honores) y se hizo doctora en Ciencias Sociales (también con honores), y a estas alturas sigue dando clases, investigando y publicando libros.
Ella no lo sabe, pero fue mi inspiración para que al entrar en la universidad, yo que fui la más terrible de las adolescentes, me convirtiera en la mejor estudiante, tanto que fui primera en mi clase y cuando me llegó la hora de hacer mi postgrado terminé en una universidad Ivy League aquí en Estados Unidos.
Si algo tengo que agradecerle a mi mamá es mi educación, porque para eso fue que crió: para que estudiara y me emancipara, para que tuviera la oportunidad de decidir lo que quisiera hacer sin tener que depender de nadie, y si ahora me dedico a la cocina y a desarrollar recetas y he hecho de mi pasión por la gastronomía mi forma de vida, es porque quiero y no porque no tengo otra opción.
Si algo tengo que agradecerle a mi mamá es que los domingos en lugar de ir a misa, nos llevará a mi y mi hermana Andreina a los conciertos de la Orquesta Sinfónica de Venezuela. Gracias a ella la música es uno de mis placeres y como me crió para que pensara y eligiera lo que quería, lo mismo disfruto de los conciertos de Brandemburgo de Bach, de un concierto de guitarra de Vivaldi o de una ópera de Puccini que de la música de Gloria Estefan, Elton John, Gilberto Santa Rosa, Adele o Juan Gabriel.
Si algo le agradezco a mi mamá son todas las galerías de arte y museos que visitamos juntas, las idas al ballet y a los espectáculos de danza moderna, porque gracias a ello desarrollé una sensibilidad por las bellas artes y puedo ver la belleza que está en los detalles más sencillos, para los que sólo hay que tener "ojos" para verlos.
Es tan larga la lista de cosas maravillosas que me legó mi mamá, que podría escribir una enciclopedia completa y no le haría justicia. Pero si algo le agradezco es que me enseñara a pensar y a decidir por mi misma, a arriesgarme y a no tener miedo. Por eso siempre te estaré agradecida mamá. Te quiero mucho, aunque no siempre te lo diga.
Imagen vía Enriqueta Lemoine