¿Cuántos niños más tienen que suicidarse para que le pongamos un alto al bullying?

Devin Brown se mudó a Colombus, Georgia, para vivir con su papá y su madrastra hace seis meses. El cambio había sido difícil, especialmente en la escuela donde en más de una ocasión había sido víctima de bullying. Cuando Devin vio que una estudiante tenía un cuchillo con el que pensaba hacerle daño a su maestra, el chico de 13 años no dudó en informarle. A la niña la arrestaron y aunque Devin probablemente le salvó la vida a su maestra, fue una decisión que cambiaría el rumbo de su vida para siempre.

La semana pasada después de contarle a su familia que muchos estudiantes quería golpearlo porque lo consideraban un soplón, Devin se quitó la vida colgándose del closet de su cuarto con una correa. 

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Fue su madrastra quien lo encontró y comenzó a gritar para que su esposo la ayudará a bajarlo de donde estaba colgando, pero ya era demasiado tarde. Aunque no dejó ninguna explicación, su padre asegura que Devin se mató porque era una víctima de bullying.

No me puedo explicar ni por un minuto lo que le debe pasar a uno por la mente al encontrarse con una escena como la que se encontró el papá de Devin la semana pasada. La verdad es que no se lo deseo ni a mi peor enemigo. 

Y hoy más que nunca me pregunto ¿cuántos niños más se tienen que suicidar para que trabajemos juntos para ponerle un fin al acoso escolar? No puede ser que este problema que acecha a nuestros hijos no tenga solución. Estoy harta de leer noticia tras noticia de niños que prefieren acabar con su vida que seguir siendo víctimas de un bully. Y ni hablar del miedo que me carcome al imaginarme que algún día mis hijos terminen siendo ser víctimas de este tipo de acoso.

¡No podemos permitir que ni un niño más se suicide por culpa de un bully!

Imagen vía WLTZ.com