Nunca voy a entender porque cuando el gobierno tiene que hacer recortes a su presupuesto, los más afectados tienen que ser nuestros hijos. En la ciudad de Nueva York–la cual sigue en plena recuperación después del devastador Huracán Sandy–el alcalde Michael Bloomberg ha presentado un plan que supuestamente recortará unos 100 mil 700 millones del presupuesto de la ciudad en los próximos dos años. ¿Y cómo lo hará? Pues subiendo el costo del almuerzo escolar, recortando drásticamente el presupuesto para las bibliotecas públicas y los programas después de la escuela y despidiendo a personal del Departamento de Salud Pública que se encarga de vacunaciones e inspecciones a guarderías, entre otros recortes.
Aunque yo no vivo en la ciudad de Nueva York, el plan de Bloomberg me hizo pensar en ¿qué pasaría si esos mismos recortes fuesen implementados en mi ciudad? La verdad, sería una injusticia.
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En primer lugar, me parece una aberración aumentar el costo del almuerzo escolar por un dolar. Ya sé que no suena como mucho, pero casi duplicar el costo del almuerzo de $1.50 a $2.50 de la noche a la mañana es bastante drástico. Aunque parezca ridículo, es un aumento sustancial, especialmente para padres que tienen más de un niño en edad escolar.
Lo de las bibliotecas públicas y los programas después de la escuela también sería desastroso. Suelo llevar a mis hijos a la biblioteca de nuestro barrio con bastante regularidad y estoy convencida que es una de las razones por las que les gusta tanto leer. Por otro lado, las bibliotecas son la única manera en la que muchos niños de bajos recursos son expuestos a libros y a la lectura. En cuanto a los programas después de la escuela, yo no sé qué haría si no existieran. Desde que nuestra niñera se fue, estos programas han sido la salvación de mi familia.
Entiendo perfectamente bien que cuando se tiene que hacer recortes al presupuesto, siempre va a haber un grupo que va a salir más afectado que el otro. Pero, ¿por qué tienen que ser nuestros hijos?
Imagen vía USDAgov/flickr