Cuando escucho este tipo de noticias, me pongo a pensar en que parece que los seres humanos, somos todo, menos seres humanos. Y es que no es posible que existan gobiernos capaces de tratar a sus ciudadanos como si fueran animales, al esterilizarlos secretamente para que no puedan tener hijos ¡Sí! No se trata de una película de horror, sino de lo que está sucediendo con las mujeres de Uzbekistán, un país situado en Asia Central.
La evidencia fue reunida por la BBC, e indica que las autoridades uzbecas han implementado un programa en los últimos dos años para esterilizar mujeres a lo largo del país, a menudo sin su consentimiento. ¿Cómo lo hacen? ¡Pues muy fácil! Una de sus tácticas, es esterilizar a las mujeres después de que tienen un bebé sin que se den cuenta. Y es que ¿a qué ciudadano se le ocurriría pensar que en un hospital le van a hacer algo como esto? Por lo menos Adolat, nunca se lo hubiera imaginado, de no ser porque su doctor descubrió que no podía quedar embarazada de nuevo, debido a que había sido esterilizada después de haber dado a luz a su segunda hija.
Y al parecer, esto es el "pan nuestro de cada día" en ese país. Lo más indignante de todo, es que, como cuenta Natalia Antelava, quien hizo esta investigación en Uzbekistán, hasta los doctores tienen una especie de "cuota" de cuántas mujeres tienen que esterilizar por día. Y si se les ocurre filtrar esta información a los medios extranjeros, pueden incluso ser torturados. Así que digamos que, de cierta manera ellos también son víctimas del sistema.
No hay cifras exactas, pero se cree que decenas de miles de mujeres han sido esterilizadas y hasta a algunas, incluso se les ha extirparon el útero, con la finalidad de controlar el crecimiento poblacional de Uzbekistán. Pero, si le preguntas al gobierno algo al respecto, su respuesta es que todo esto es mentira y que la contracepción quirúrgica sólo se hace de forma voluntaria.
Lo peor de todo, es que no nos hace falta ir tal lejos, para observar este tipo de violaciones a los derechos humanos. Ya que, brutalidades como ésta, también han ocurrido en Perú, donde varias mujeres peruanas (en su mayoría indígenas) han estado luchando desde hace varios años para que las esterilizaciones que les cometieron a la fuerza (o mediante engaños) durante el programa voluntario de salud de Alberto Fujimori, no queden impunes.
Afortunadamente, el gobierno de Perú reabrió en diciembre del 2011, una investigación sobre el polémico programa de control de la natalidad. Y en verdad, espero que se haga justicia para todas estas mujeres, ya que no es justo, que un gobierno les haya quitado su derecho a ser madres.
Si lo que les preocupa, es la sobre población, deberían entonces aumentar la educación sobre planificación familiar y métodos anticonceptivos, pero nunca hacer algo tan despreciable como lo que han estado haciendo en Uzbekistán y lo que hicieron en Perú.
Imagen de archivo vía Army Medicine/flickr