¿Quién es el responsable de esta atrocidad: las escuelas evangélicas, los padres o ambos?

Cuando pienso en la República Dominicana me vienen a la mente las tibias aguas del Caribe, la simpatía de su gente, la exuberancia de su vegetación tropical, pero para algunos adolescentes estadounidenses este país latinoamericano es sinónimo de aislamiento, maltrato y miedo. Y es que un grupo evangélico ha establecido allí dos reformatorios para disciplinar a adolescentes problemáticos.

La reputación macabra de la Escuela Caribe comenzó con la publicación del libro "Jesus Land" de  Julia Scheeres, en el que describe las razones absurdas por las que algunos padres decidieron internar a sus muchachos en esa institución, propiedad del grupo religioso New Horizon Youth Ministeries (NHYM), que también tiene otra casa en el país llamada Mountain View Academy.

Ahora está rodando por Internet el vídeo promocional de un documental llamado "Kidnapped for Chris" (Secuestrado por Jesucristo), que enseña la tragedia que es para estos jóvenes ser confinados en la República Dominicana.

Lee más en ¿Qué más?: Todos los países latinoamericanos necesitan un plan anti "bullying"

El personaje central del documental es David, un excelente estudiante de buen comportamiento con lo que sus padres consideraban un gran defecto: es homosexual. Los representantes de la escuela aseguraron que podrían educarlo para que dejara de ser gay. Como le pasa a todos los adolescentes en estos lugares, David fue aislado completamente de su entorno y obligado a realizar lo que muchos considerarían como trabajos forzados.

En su sitio web, NHYM vende su programa como la panacea para solucionar cualquier tipo de problemas y, vamos a estar claras,  inconvenientes, que una familia "cristiana" pueda tener con sus hijos. Aseguran que las dificultades por las que pasan los jóvenes en sus centros les ayudan a crear disciplina interna y a internalizar el dolor que les están haciendo pasar a sus familias, y prometen cambios de 180 grados en el comportamiento de los internados. La organización tiene otros dos centros, uno en Indiana y otro en un área rural de Canadá.

Lee en más en ¿Qué más?: Estudiantes en Chicago pagan multas por portarse mal

En contraste, los que han pasado por los centros de esa organización sólo hablan pestes y no sólo los que aún son chicos. Hay un grupo llamado NHYM Alumni, que agrupa a los egresados, algunos mayores de 40 años. En su sitio en Internet, los ex alumnos narran sus historias, algunas de terror para ser sincera, y reflexionan sobre su experiencia. Tanto leer sus testimonios como ver el video del documental me han dado mucha angustia y mucha rabia.

Angustia por que me puedo poner en los zapatos de padres que se sienten desbordados por los problemas de sus hijos y que los confían a personas que aseguran profesar su misma fe religiosa. Angustia por los muchachos, porque no consigo imaginarme lo que se debe sentir ser extraído de su mundo, en una edad tan vulnerable como la adolescencia, y lanzado en un ambiente ajeno, violento y abusivo.

Rabia, porque muchos de estos padres son los que han creado los problemas de sus muchachos, con falta de atención y hasta obsesiones religiosas. Si voy un poco más lejos también siento odio. Nada cristiano ya que estamos con el tema, ya sé. Pero no puedo no odiar a estas organizaciones que ganan miles y miles de dólares explotando el dolor y la ignorancia de las personas y que emplean a sádicos para "ayudar" a los chicos.

NHYM no son los únicos y la idea del reformatorio no es nueva. Cuando yo era pequeña el reformatorio era la última amenaza para un adolescente maleducado. Hoy en día si buscan en Internet  sitios para adolescentes con problemas te salen decenas de lugares. Quizá algunos son buenos y entiendo que el aislamiento es importante en casos de adicción y hasta de ciertos problemas mentales, pero ningún joven se merece maltratos y mucho menos terrorismo psicológico. ¡Nadie lo merece, nadie! 

Embedded content: http://youtu.be/bOR77tWVxKc

Imagen vía YouTube