Existen muchos factores que interfieren en el aprendizaje escolar de un niño y cuando sospechas que tu hijo necesita tutoría, es importante que evites etiquetarlo como “menos inteligente”. La tutoría es una alternativa funcional para que desarrolle las habilidades que no ha logrado habilitar en grupo y, el hecho de tener atención personalizada e individual, le ayudará a enfocarse en lo que necesita reforzar, respetando su propio ritmo en los procesos de aprendizaje. Así que pon atención a lo siguiente que te comparto para saber si necesita de ese apoyo extra.
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Percibir, observar, interpretar, analizar, asociar, clasificar, comparar, expresar, sintetizar, retener, deducir, generalizar, evaluar. En fin, la lista que engloba los procesos de aprendizaje en los niños es infinita. Sin embargo, para desarrollarlos en su totalidad hay que ejercitarlos y, muchas veces, la tutoría es la mejor opción, ya que se convierte en un entrenador de su cerebro y aquí te explico más al respecto.
Ahora puedes escuchar el contenido de MamásLatinas donde quiera que estés, a través de nuestro podcast Mamá Dice. Cada episodio contiene tips prácticos enfocados en la crianza positiva y saludable. Escúchanos en tu plataforma de podcast favorita.
Necesita tutoría cuando: Tiene dificultades notorias de concentración y memoria.
Cuando falta la concentración, sus lapsos de atención son muy cortos y se distrae con facilidad. Ante esta situación debes descartar que sea por falta de energía física y revisar su alimentación, por falta de motivación por problemas interpersonales o por factores ambientales, como el exceso de ruido, la falta de espacio o, incluso, la carencia de material escolar que le permita elaborar sus tareas con éxito. Si has revisado todas las anteriores y, tiene todas las condiciones para lograrlo, es probable que el motivo de dicha dificultad de concentración se deba a un atore en el desarrollo, por lo que hay que entrenar a su cerebro para que lo logre.
Tutor ideal: Aquel que lo enseñe a concentrarse a través del juego enfocado.
Te cuento que, de acuerdo con la UNESCO, los juegos proporcionan un medio excelente de aprendizaje, ya que es una de las mejores estrategias didácticas en la educación infantil. Las habilidades que se refuerzan se vuelven tan significativas, a través del juego, que despiertan el interés genuino del niño en la actividad que está realizando y esto es porque se enfoca, de forma voluntaria, en encontrar un sentido que le ayuda a mantener la atención por periodos más prolongados.
Necesita tutoría cuando: Baja de calificaciones de forma notoria.
El desarrollo de habilidades y capacidades en un niño va de menos a más, es progresivo y va de la mano con el sano desarrollo cerebral y la adecuada maduración neurológica. Por lo tanto, cuando se estaciona en una etapa puede perder el ritmo y lo notará con el resto de sus compañeros, además de que comenzará con indicios de un bajo rendimiento académico. Sentir que se está retrasando con respecto al grupo, lo puede vivir desde la ansiedad, misma que, a su vez lo podría, llevar a un círculo vicioso que bloquea, todavía más, el desarrollo de sus capacidades y habilidades.
Tutor ideal: Aquel que se enfoque en reforzar sus talentos para fortalecer sus debilidades.
Lamentablemente, el número de una calificación sigue siendo la medida de referencia para que un niño se sienta muy inteligente o poco inteligente. Por lo tanto, es algo que puede poner en juego el autoconcepto. Así que, el retraso en el aprendizaje también puede ser reforzado por las creencias limitantes sobre su incapacidad. El punto de partida, para que confíe en sí mismo y aprenda mejor, es un tutor que sepa reconocer sus talentos y puntos fuertes, con el fin de entrenar sus puntos débiles desde la "autoconfianza".
Necesita tutoría cuando: Evita hacer las tareas a toda costa.
A pesar de que es algo que puede repercutir en su calificación escolar, se niega a hacer las tareas, ya que el esfuerzo que eso le requiere es mayúsculo y, por lo tanto, las rechaza. Si en el colegio te reportan que no está entregando los proyectos o tareas solicitadas, es importante descubrir el motivo por el que se niega a hacerlo, ya que muchas veces está relacionado con la evitación de la angustia o del sobre esfuerzo psicológico debido a dificultades de aprendizaje muy específicos que habría que detectar con un especialista.
Tutor ideal: Aquel que enseñe técnicas de estudio que le simplifiquen el aprendizaje.
Antes de entrenarlo en una materia en específico, es imprescindible que sienta una estructura de base que le muestre las rutas más cortas para llegar a la meta de comprender lo que está aprendiendo y esto solo se logra con técnicas de estudio que le permitan simplificar la información y quedarse con lo más importante de la misma. Si aprende a elaborar un mapa mental o si aprende a realizar cuadros sinópticos, o si aprende de forma experiencial con elementos que enriquezcan su conocimiento, sintetizará la información más relevante y ya no sentirá ese sobresfuerzo o angustia que lo llevan a evitar la elaboración de las tareas.
Necesita tutoría cuando: Se le dificulta el pensamiento matemático.
Los problemas de aprendizaje matemático más comunes son conocidos como acalculia y discalculia. Es difícil para los niños porque requiere que ellos sepan codificar y descodificar símbolos, pero, principalmente, que puedan crear significados abstractos y su cerebro debe estar capacitado para lograrlo. Por lo tanto, si aún no han alcanzado el nivel de maduración cerebral que les permita tener este tipo de pensamiento, comenzarán a odiar los números y las matemáticas. Así que, antes de que esta asignatura escolar les provoque dolores de cabeza, lo mejor es que tomen tutoría.
Tutor ideal: Experto en las matemáticas y en procesos de aprendizaje numérico.
Además de ser experto en las matemáticas, es importante que conozca de los procesos de aprendizaje, cognición y su desarrollo gradual. Por lo tanto, un psicólogo de educación especial sería la mejor opción y esto es debido a que, más allá de que el tutor intente explicarle un ejercicio numérico específico, debe ponerle ciertas prácticas que lo aproximen a completar el desarrollo maduración que necesita su cerebro. Así, cuando alcanza el pensamiento abstracto, después podrá pasar a la resolución de retos basados en calculo escrito o mental. Además, para lograrlo, los niños deben tener una adecuada comprensión lectora.
Conclusión: El mayor beneficio está en que la atención de un tutor es individual.
El factor principal en todo aprendizaje es que el niño se sienta guiado y orientado por alguien que tenga el conocimiento de lo que está aprendiendo, sumado a la paciencia, la tolerancia y, sobre todo, a la capacidad de lograr que el pequeño crea en sí mismo y en sus capacidades. Si tu hijo necesita tutoría, el podrá avanzar y logrará emparejarse con el resto de sus compañeros debido al esfuerzo, pero, principalmente, debido a que fue llevado de la mano de un experto que lo trata con inteligencia emocional.
Karina Suárez Fernández es Psicóloga Clínica, psicoterapeuta humanista y mamá de dos adolescentes.