Los malos hábitos pueden ser destructivos de una forma lenta pero segura. Además, pueden meterte en muchos problemas con los que te aman y están a tu alrededor. Hay aspectos que puedes modificar con disposición aunque lo primero es la aceptación y esto depende mucho de la humildad que tengas para aceptar tus errores y de la conciencia que pongas en marcha para hacer cambios en tu vida.
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Es mucho más fácil ver los errores en otros que reconocer los propios. Sin embargo, sería bueno que evalúes si estás tomando el camino adecuado en tus hábitos.
Si eres madre recuerda que tus hijos siguen tu ejemplo y que poner límites sanos en ellos depende de qué tan congruente seas. Si no lo eres aún, toma en cuenta que tus hábitos hablan de quién eres y cómo te manejas en la vida. Reflexiónalo y obsérvate que nada pierdes. Mira estos hábitos que debes hacer desaparecer de tu vida ya.
Interrumpes cuando alguien está hablando y quieres acaparar la conversación.
Respeto el turno es indispensable para que la escucha sea activa. La comunicación sana va más allá del egocentrismo y de querer acaparar la conversación, así que te sugiero que también aprendas a escuchar.
Mirar tu celular cuando alguien está conversando contigo y no ponerle atención.
Aunque las mujeres nos caracterizamos por hacer muchas cosas al mismo tiempo, es terrible y una falta de respeto que le regales a tu acompañante la mitad de tu atención.
Eres impuntual, llegas tarde a tus citas y crees que con disculparte es suficiente.
Claro que no es para crucificarte pero la impuntualidad habla tanto de tu dificultad para organizar y planificar tu tiempo como de la forma en la que, sin querer, puedes estar jugando con el tiempo de otros. Cambia este hábito porque sin querer podrías estar inculcándolo en tus hijos.
Criticas a las personas que no están presentes hablando de sus defectos o de aquello que no te gusta.
A las mujeres se nos da mucho el tema del chisme y nos encanta, aunque si es un hábito que predomina en tus conversaciones y no platicas otras cosas que podrían ser más interesantes puedes perder la confianza de muchos por miedo a que los juzgues.
Ser imprudente con tus comentarios y en un momento vulnerable para la persona con la que conversas.
Ser oportuna con tus comentarios es cuestión de sentido común así que necesitas ser precavida y empática. Si eres imprudente, aprende a ponerte en los zapatos de la otra persona y evita comentarios hirientes o demasiado francos cuando no es momento.
Hacer muchas bromas y tener sentido del humor pero enojarte cuando alguien te hace una broma a ti.
Si eres de las personas que como dice la frase: les gusta hacer pero que no les hagan, estás siendo egoísta y además injusta. Se congruente y aprende a recibir cuando te toque ser el centro de la broma o el chiste. Aprende a reírte de ti misma también.
Pasear a tu perro y no recoger sus desechos sin importarte que alguien pueda ensuciarse.
El cuidado de tu perro fuera de tu terreno implica que tengas la suficiente responsabilidad cívica de no dejar sucio el suelo que transitas. Creo que a ti no te gustaría que te sucediera un accidente con la mascotita de alguien más.
Cuando fumas cerca de un pequeño o lo haces en lugares donde está prohibido.
El humo del cigarro es tóxico y por supuesto afecta a los que están alrededor. Tu hábito — si eres fumadora — es muy respetable porque es parte de tu elección, sin embargo, no es elección de los demás. Sé cuidadosa en los espacios donde lo haces para no afectar a terceros.
Te esperas hasta el último momento para cumplir con una responsabilidad y siempre estás al límite.
Quizá te guste la adrenalina o confíes demasiado en tus capacidades, pero corres el riesgo de no llegar a la meta. Además, tu estrés excesivo puede dañar tu salud y resultar en un mal ejemplo para tus hijos.
No cumples con las normas establecidas y siempre estás en contra de las reglas.
Quizá el reglamento te parezca absurdo o tengas un temperamento rebelde pero los límites están hechos para algo y salirte de ellos por capricho o porque no te gusta que te digan qué hacer, puede meterte en problemas innecesarios por una rebeldía mal encausada.
Que todo el tiempo te quejes y no estás satisfecha con nada.
El que cargues tu nube negra a todos lados puede convertirte en una persona amargada e incapaz de disfrutar y ver las cosas buenas de la vida. La gente puede alejarse de ti por tu mala vibra y tú puedes sentir que el mundo está en tu contra.
Siempre quieres tener la razón y no escuchas a los otros.
Eres poco empática y conviertes una conversación en una lucha de poderes. Te dejas cegar por el ego o por la soberbia y quieres tener la razón solo por sentirte ganadora. No te quieres poner en el lugar de las otras personas y cierras totalmente la razón poniendote a la defensiva a pesar de que sabes que puedes aprender mucho de otros. No reconoces una equivocación y prefieres cortar comunicación con tal de no aceptar un error.
Eres muy escandalosa en lugares donde es necesario estar en silencio.
Bajo el argumento de que tienes una personalidad muy alegre te olvidas de las normas básicas de convivencia y entre ellas está el respeto a las emociones de otros. Esto puede significar que eres egocéntrica y quieres que toda la atención gire en torno a ti. Es por ello que puedes estar en un lugar donde se requiere solemnidad de tu parte debido al dolor de otros y tú te olvidas de ello.
Quieres imponer tus propias reglas y no te gustan los acuerdos.
Quieres que las cosas siempre se hagan a tu manera, a tu forma, a tus tiempos y a tu ritmo. Esto también es una variante del egocentrismo derivado a una personalidad controladora que quiere dominar cada territorio que pisa. El hecho de que no tengas disposición para hacer acuerdos, te mete en demasiados problemas pero también te aleja de la gente ya que es difícil que te integren en algún grupo o evento debido a tu personalidad tan demandante.
Eres una consumidora empedernida y no te controlas.
Más allá de tu gusto por las compras, sabes que esto se ha convertido en una compulsión y adquieres cosas sin necesitarlas realmente. Es una especie de adicción que comienza a meterte en problemas financieros además de que tu casa se convierte en un almacén de productos que nunca utilizas y que terminas regalando.
