Mi abuela pasó su infancia y adolescencia en un país en guerra, donde convivió con la escasez día a día. Su experiencia le valió para crear una vida muy digna para sus hijos sin ganar demasiado y de ella aprendí a ahorrar y a cuidar lo que tengo. Aquí te paso sus consejos infalibles.
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No tirar las sobras a la basura
En mi casa tenemos un día de comer sobras cada dos días. Mis hijos lo aman, porque se sienten libres para escoger lo que quieren y ahorrarse uno de los comentarios que más odian: "¿Tu crees que tienes cocinera o que esto es un restaurante?"
Ser creativa con el uso de las cosas
Clips para organizar cables, zapateras para guardar carritos. Hay que ver las cosas que ya tienes de forma diferente. Casi todo tiene mútiples usos, más allá de lo que te sugiere el fabricante.
Comprar frutas y verduras en temporada
Más allá de un antojo en particular, es importante enterarse de qué frutas y verduras están en temporada y cuándo. Por ejemplo, el verano es bueno para comprar manzana, albaricoque, plátano, mora, melón, cereza, kiwi, mango, nectarina, durazno, ciruela, fresa, frambuesa y sandía. Haciendo clic aquí podrás tener una idea más clara de qué comprar cuándo.
Coser
Tuve la suerte de crecer en una familia de costureras, modistas y hasta diseñadoras. Mis dos abuelas y madrina me enseñaron cómo arreglar ruedos, cierres, poner botones y hasta reparar calcetines y pantalones rotos. Es un arte que te ahorrará muchísimo dinero. Si no se te da bien la máquina no te apures. Ahora hay cintas con adhesivo, que te permiten arreglar cosas básicas sin dar una puntada.
Lavar la ropa con cuidado
Mi abuela no creía en la tintorería y reconozco que, a menos que se trate de ropa muy elaborada, yo tampoco. Lavar ciertas piezas a mano es un arte que le voy a agradecer toda la vida.
Cocinar al mayor
Cada vez que voy a una tienda de comida al por mayor a precios de descuento me acuerdo tanto de mi abuela. Creo que ella habría sido feliz comprando en un sitio así. Ella creía en comprar así, al por mayor, y cocinar como para un ejército una vez a la semana cosas básicas, como salsas, arroz y hasta adobar la carne, pollo y pescado con anticipación. Lo que no usaba en los siguientes tres días lo congelaba. Es un hábito que practico todos los domingos y tenemos comida casera toda la semana y nos ahorramos un montón de dinero. No solo en la compra, si no en los ahorros que hacemos al no comprar comida en la calle los días en que no tenemos ganas de cocinar.
Cerrar las cortinas en horas de calor
Una de las fobias de mi abuela era gastar más electricidad de lo necesario y uno de sus trucos para ahorrar era mantener las persianas y cortinas cerradas en días de temperaturas extremas.
Pasar y recibir cosas usadas
Hasta que pude ganar mi propio dinero debo haber estrenado menos de 10 prendas de ropa en mi vida. Mi abuela era como la central de todo lo que los primos dejaban de usar y distribuía las cosas que le llevábamos todos según lo íbamos necesitando. Yo hoy hago lo mismo con mis hijos, sobrinos y amigos.
Reciclar
Si mi abuela hubiese estado viva en esta época, estoy segura que sería una de las divas recicladoras que vemos en blogs como Mucha Creatividad. Me pasó esta costumbre hasta el punto que mis hijos me llaman The Recycler in-chief.