Los médicos que trataron al pequeño Arthur Jones habían pronosticado que comenzaría a caminar a los 4 años. Y eso, con suerte. Sin embargo, con apenas 2 años, ha empezado a caminar. La diferencia la marcó una ovejita con nombre luminoso.
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Arthur Jones es un niño británico que nació con parálisis cerebral. La esperanza de que caminara parecía algo remoto, pero es una realidad gracias a su constante trato con las ovejas que conforman el rebaño de su abuela.
Arthur, de 2 años, es miembro de una familia de muchas generaciones de pastores.
Su abuela le regaló un cordero a los pocos meses de nacido, sin prever que su relación con éste y sus demás ovejas tendría un efecto terapéutico sin precedentes.
El pequeño, afectado de una seria afección de salud desarrolló, una estrecha amistad con Twinkle (Centella), que ha sido un factor fundamental de su espectacular avance.
Igual que Arthur, Twinkle nació prematuramente. E igual que Arthur, que solo pesaba 3 libras y 4 onzas al nacer y pasó siete semanas de terapia intensiva, Twinkle era frágil y con bajo peso cuando vino al mundo en abril, en una granja de Dorset.
El niño y la oveja desarrollaron una empatía especial: Twinkle, quien fue criada a mano por Arthur que le daba a beber de un biberón, entiende las necesidades del niño.
Si Arthur tropieza y cae, Twinkle sabe que él no es capaz de levantarse sin ayuda, por lo que se acerca a él, se detiene a su lado y le permite usarla como apoyo.
Además de dar sus primeros pasos dos años antes de lo previsto, el pastor más joven de la Gran Bretaña ha enriquecido sus capacidades anímicas y su sociabilidad.
A la luz de esta historia, los especialistas han resaltado lo beneficiosas que son las ovejas que -así como los perros y los caballos (considerados los animales más terapéuticos)- también adoptan una considerable actitud afectiva hacia las personas, sobre todo si se trata de niños.
Ya es sabido lo provechosas que pueden ser las terapias con animales para personas que padecen enfermedades como autismo o Alzhéimer. No obstante, el caso del pequeño Arthur podría convertirse en una de las historias más sorprendentes de amistad entre el hombre y los animales.
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