Soy de la época de los tampones para acá. Me refiero a que luego de mi primera menstruación, mi mamá, quien siempre fue una mujer moderna, me enseñó a usar tampones sanitarios. Recuerdo que compró unos tamaño junior, para vírgenes con la idea de que el período no me impidiera nadar. Me decía que la regla no era impedimento para nada y que podía practicar deportes incluso durante los días "rojos" del mes. Esto te lo cuento para que te hagas unas idea: ni siquiera he tenido mucha experiencia usando toallas sanitarias, a las que sólo recurrí luego de mis dos cesáreas. Así que te podrás imaginar si estaría dispuesta a experimentar con las llamadas menstrual cups, o tazas menstruales. Sigue leyendo para que veas de qué se trata.
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No creas que las tazas menstruales son una novedad. Existen desde hace mucho tiempo. Lo que me parece novedoso es que en pleno siglo XXI existan mujeres que las usen. Porque de lo que se trata es de introducirlas en la vagina para que el flujo menstrual se deposite allí. Una vez que el recipiente se llena, se saca, se bota el contenido, se lava y se vuelve a usar.
Ya te imaginarás. No es que la regla me dé asco. Por el contrario, cada vez que me viene me recuerda que soy mujer, que estoy saludable y que puedo concebir y traer hijos al mundo. Tampoco es que me parezca que la regla es algo de lo que una deba avergonzarse y mucho menos la veo como una enfermedad o como un castigo.
Pero si te digo que me parece de terror usar algo que no sea desechable cuando de la regla se trata. Es que me parece que no es nada práctico. Ni siquiera que la copita en cuestión dure 12 horas. Por eso me resulta muy curioso que haya "emprendedores" que estén pensando seriamente invertir en producir las famosas copitas que pueden ser hechas de silicón o de latex.
Entiendo que de esta manera podría salvarse el planeta, la capa de ozono, los bosques del Amazonas. Seguramente existirán mujeres muchísimo más conscientes ecológicamente hablando que yo. Me parece muy bien, pero la que soy yo, no me imagino lavando nada, y mucho menos en un baño público. Es como si tuviera un bebé y me dijeran que tengo que lavar pañales.
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