Si te gusta la pasta y crees que no es buena para incluir en una dieta de pérdida de peso, presta atención. Es cierto que la pasta tiene mala fama para la pérdida de peso, Mucha gente piensa que engorda, y por eso tratan de evitarla. Pero la realidad es que la pasta se puede incluir en cualquier plan de adelgazamiento, siempre en cuando se coma con moderación y de ciertas maneras.
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La pasta en sí aporta muchos beneficios para la pérdida de peso. No contiene casi grasa, ni sodio ni colesterol. Y es una buena fuente de carbohidratos que aportan energía. Descubre aquí algunos trucos para comer pasta y aún así perder peso.
Opta por las pastas integrales. Hoy en día existen en el mercado muchas opciones de pastas integrales. Hay pastas de trigo integral, arroz integral, centeno, cebada, quinoa, semillas de linaza y de múltiples cereales integrales. Estas pastas aportan el doble de fibra que las pastas hechas con harina refinada de trigo. Esto quiere decir que llenan más con menos cantidad, y no ocasionan súbidas drásticas en los niveles de azúcar.
Mide tu ración de pasta. Un punto clave para perder peso con una dieta que incluya pasta es la moderación. Una taza de pasta cocida contiene alrededor de 210 calorías. Esa es la ración que recomiendan la mayoría de los nutricionistas en una dieta de pérdida de peso.
No ignores las calorías adicionales de las pastas frescas. Las pastas frescas son deliciosas, pero pueden contener calorías adicionales, grasas saturadas y sodio. Si decides comer una pasta fresca rellena, como ravioli, toma en cuenta estas calorías adicionales. Lee la etiqueta bien y considera si es conveniente para tu dieta.
Acompaña con 2 raciones de vegetales. Aprovecha tu plato de pasta para comer más vegetales altos en fibra, vitaminas y minerales. Sirve tu pasta siempre con al menos dos raciones de vegetales, tales como brócoli, espinaca, tomates, zanahorias o calabacines. Al hacer esto, puedes comer menos pasta porque los vegetales ayudarán a saciar el hambre.
Prepara tus propias salsas. Las salsas empacadas casi siempre son bien altas en calorías, grasas y azúcares. Es mejor evitarlas y preparar salsas caseras. No tienes que pasar muchas horas preparando una salsa casera. Sofríe un par de tomates frescos con tus especias favoritas, o licúa hojas verdes, como albahaca o espinaca, y mezcla con ajo y aceite de oliva. Si no tienes tiempo para preparar una salsa, come tu pasta con un poquito de aceite de oliva, ajo y hierbas frescas.
Usa quesos bajos en grasa en cantidades mínimas. Los quesos pueden aportar muchas grasas saturadas y calorías que no quieres sumar a tu dieta. Escoge quesos blancos bajos en grasa y úsalos en cantidades bien pequeñas.
Imagen vía Enriqueta Lemoine