Limpiar los electrodomésticos solía llenarme de ansiedad hasta que me organicé y comencé a hacer listas sobre qué aparato atender y cuándo hacerlo. No te estoy hablando de las cosas obvias como las superficies que más se ven, sino las partes de dentro y hasta esas cosas siempre se olvidan.
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Dales atención diaria.
Es fácil que se acumule el sucio en los electrodomésticos, en especial los que tienen que ver con la comida. Una pasadita de un paño húmedo a diario los mantiene no solo limpios, sino funcionando mejor.
El bicarbonato de sodio es un aliado importante.
Es bueno para sacar manchas, hacer que los cristales brillen y que los olores desagradables desaparezcan.
Ten cepillos pequeños a mano.
Los electrodomésticos suelen tener muchas ranuritas, gomas y recovecos. Un buen grupo de cepillos te ayudará a limpiarlos sin demasiados inconvenientes.
Usa productos no abrasivos.
Aunque tengas que esforzarte un poquito más, valdrá la pena para no correr el riesgo de arruinar las superficies.
No te olvides de la parte de atrás.
Una cepillada y aspirada al menos una vez al mes te ayudará a mantenerlos en perfecto estado y a ahorrar energía.
Muévelos de lugar con regularidad.
¡No te tengo que decir la cantidad de sucio que se acumula debajo de las lavadoras, secadoras, neveras, etc!
Acuérdate de las manijas y puertas.
No es fácil estar encima de cada detalle, por lo que ayuda mucho escoger un electrodoméstico para limpiar profundamente cada semana.
Sin embargo, las asas de las puertas debes asearlas todos los días con vinagre blanco o cloro para matar las bacterias.