Estos son los significados de las fantasías sexuales más comunes

Las relaciones sexuales son muy importantes para la estabilidad de una relación o de un matrimonio, pues es una forma de compenetrarse con nuestra pareja y dedicarse tiempo para los dos. Sin embargo, hay casos en que los protagonistas no se conforman con eso y van más allá.

Aunque lo más común es que esos encuentros se desarrollen en la cama y en compañía de la persona que amamos, también es verdad que la mente nos lleva a tener fantasías con nuestra pareja en algún lugar público o que involucra a más parejas, pero … ¿te has preguntado por qué se te antoja esa fantasía en específico? Te damos la respuesta a esa y otras fantasías que pudieras llegar a tener.

Tener relaciones con alguien más en presencia de tu pareja.

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Una de las fantasías más comunes es la que incluye la presencia de una tercera persona, ya sea de nuestro género o del género de nuestra pareja.

De acuerdo a diversos expertos, el imaginarse haciendo un trío tiene que ver con tu necesidad o la de tu pareja de querer experimentar algo nuevo y diferente en su sexualidad. Al igual puede estar relacionado a tus deseos de querer ver a tu pareja en compañía de alguien más.

Asumir el rol de alguien más.

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Otra de las fantasías más comunes es la de ver a nuestra pareja asumiendo otro rol. Ya sea el de enfermera o él el de bombero, hay ciertos oficios o disfraces que despiertan sus más bajos instintos.

Este tipo de fantasía tiene que ver con nuestros gustos o nuestros deseos de ver a nuestra pareja convertido en alguien más allá, pues eso ayuda a desvivirnos y a llevar la relación sexual a otro nivel. A un policía le puedes pedir que te espose, a tu esposo podría dificultársele, por ello la importancia de entrar en personaje.

Hacer las posiciones que vemos en la ficción.

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El cine para adultos se ha convertido con el pasar de los años en uno de los medios de mayor excitación en las parejas, pero también en un medio de inspiración, pues vemos ahí múltiples ideas con las que fantaseamos y que nos encantaría llevar a cabo con nuestra pareja, por más imposible que estas nos parezcan.

Tener relaciones en algún lugar público.

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El tener encuentros con nuestra pareja en nuestra casa o en un hotel son práctica muy comunes, pero que no precisamente están acompañadas de adrenalina, contrario a lo que sucede cuando se está en un lugar público y donde nos sentimos observados.

Aunque algunos se pueden inhibir y huir a este tipo de fantasías, para otros tantos es lo más romántico y excitante que podrían experimentar. ¿Quién dijo miedo o quién dijo peligro?

Entregar el control de la relación en la cama.

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Otra de las fantasías más recurrentes es entregar o asumir el control total de la cama. Es decir, dejar que nuestra pareja nos domine y nos haga lo que él o ella quiera, aunque también existen a los que les encanta dominar y hacerse sentir en la cama.

Dominar a tu pareja puede significar tomar la iniciativa, liderar la exploración sexual y disfrutar de la experiencia de una forma más activa, o bien, ser un claro ejemplo de necesidad de control.

Hacer de las nuestras con algún famoso.

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Una fantasía que cumple a la perfección con la palabra, pues la probabilidad de que se lleve a cabo es mínima, es la de estar en la intimidad con alguna celebridad por todo lo que representa y por lo que nos provoca al verlo a cuadro, además de por todo lo que pasa por nuestra cabeza cuando nos imaginamos a su lado.

Involucrarnos con un desconocido.

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A pesar del riesgo que esta práctica podría traer consigo por varias razones, el tener sexo con un desconocido es otra de las fantasías más recurrentes tanto en hombres, como en mujeres, sobre todo si se lleva a cabo de forma espontánea y dejándose llevar por el momento.

Practicar el voyeurismo.

Voyeurismo
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Muchas de las parejas han tenido la curiosidad de ser o sentirse observadas, una práctica que normalmente se le conoce como voyeurismo, con los más diversos propósitos, siendo uno de los más comunes la adrenalina, pero también la excitación que les provoca saberse observados por alguien más en pleno acto sexual. En muchos casos se queda en una fantasía, pues no todos tienen el valor de llevarla a cabo más allá de lo que pudieran llegar a desear.