Tengo el corazón roto. La historia de heroísmo de Katrina Dawson, quien ha dejado huérfanos a tres niños, todos menores de 10 años, me tiene mal. También la de Tori Johnson, un hombre que murió por defender a otros de un loco que jamás debió salir de la cárcel.
Me cuesta mucho entender cómo funciona la mente de estos desgraciados que descartan vidas inocentes por un supuesto ideal. Solamente pienso en los hijos de Katrina Dawson. En los padres de Tori Johnson y en el resto de los familiares de los rehenes del café que fue tomado por un desquiciado. Lo que pasó es inexplicable.
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Katrina Dawson y Tori Johnson fueron víctimas del terrorista Man Haron Monis, un hombre iraní, quien mantuvo a 17 como rehenes, en un café en la zona de Martin Place, en Sidney, Australia.
Mientras el mundo miraba horrorizado por televisión como iban pasando las horas y esa pobre gente seguía presa del desalmado Monis, la policía austrialiana, en conjunto con el FBI, planificaba como rescatarlos. Al final, algunos de los rehenes se escaparon y fue quedando claro que era un loco, desorganizado, pero muy peligroso.
La tragedia, que duró 16 horas, terminó con la muerte del terrorista Man Haron Monis y de dos de los rehenes, Katrina Dawson, de 38 años, quien usó su cuerpo para escudar a su colega abogada Julie Taylor, quien tiene 19 semanas de embarazo.
Tori Johnson, quien había sido gerente del café durante dos años, falleció al tratar de arrancarle el arma al terrorista. Su muerte precipitó la entrada de la unidad élite de la policía al café.
Durante una misa en la catedral St Mary's, muy cercana al lugar del drama, ocurrido en Martin Place, en pleno corazón de Sídney, al arzobispo Anthony Fisher expresó en referencia a las dos víctimas fatales: "Esos héroes estuvieron dispuestos a entregar sus vidas, para proteger a otros, imitando el sacrificio de Cristo".
Espero que las familias de Johnson y Dawson encuentren consuelo en sus palabras. A menudo me he preguntado qué hace que una persona se desconecte de su instinto de supervivencia para ayudar a otra. Cuando es obvio que fue una acción de amor lo entiendo, pero cuando es algo así, heroísmo puro, se me hace inexplicable desde un punto de vista lógico y no me queda más que pensar que es una reacción. Es su naturaleza. Espero que los hijos de esta madre héroe entiendan su sacrificio.
También me pregunto si yo lo haría. Afortunadamente, nunca he estado en una situación así, por lo que no tengo respuesta y espero no tenerla jamás. Eso sí, gracias a personas como ellos hay muchos inocentes vivos. ¿Quién sabe cuáles eran los planes del terrorista para sus rehenes?
Sin embargo, lo más loco de todo esto es que ese hombre Man Haron Monis era un agitador reconocido en Australia, quien le había mandado cartas horribles a unos 300 militares en servicio activo, estaba en libertad bajo fianza acusado de cómplice en el asesinato de su ex mujer y, como si esto fuera poco, tenía más de 50 cargos por abuso sexual. Una vez más, un hombre peligroso que debió ser monitoreado por la policía, andaba suelto por ahí. Ahora hay tres niñitos huérfanos y un país aterrorizado. ¡Es increíble!
Pero no te quiero dejar solo con lo feo. Las cercanías del café donde pasó esto han sido cubiertas de flores. Durante todo el día (Australia está 12 horas por delante de nosotros) una frase está haciendo tendencia en ese país de mayoritariamente gente buena. Dice #I'llRideWithYou. Significa: Yo iré contigo, en referencia al transporte público. Naturalmente, muchos musulmanes tenían miedo a exponerse en público. La respuesta de la gente fue que los acompañarían, para apoyarlos y protegerlos.
¡Así es como se derrota al terrorismo!
Imágenes vía Getty Images, In loving memory Tori Johnson and Katrina Dawson/Facebook