Gracias a la propuesta de la ONG "Bullyig Sin Fronteras", el 2 de mayo se estableció como la fecha elegida para crear conciencia contra el bullying y el ciberbullying. De esta forma se disminuyen las conductas de acoso y abuso de poder tanto psicológico como verbal que durante mucho tiempo se normalizó en las relaciones humanas, principalmente en los colegios. No se trata de celebrarlo sino de colocar los reflectores en la importancia que tiene la educación emocional y valores fundamentales en nuestros hijos para que no se dejen acosar y tampoco se conviertan en acosadores escolares. Los efectos que esto tiene en el desarrollo emocional de muchos adolescentes puede llevarlos incluso a la depresión o al suicidio, por lo que no es cualquier cosa. Por eso muchos programas de la UNESCO se enfocan en la prevención.
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El acoso escolar es una forma de maltrato que muchas veces es la réplica de lo aprendido en casa. Ojo, que no quiero decir que esto sea una norma. Sin embargo, cuando un niño permite el abuso de poder de otros sobre él, o al contrario, es quien lo comete, en muchas de las ocasiones tiene que ver con situaciones que viene arrastrando de casa.
Es por ello que nuestra responsabilidad como padres es fundamental para que puedan ser personas de bien y actúen siempre en pro del bienestar propio y de otros. Así que hay que observar a nuestros hijos y poner manos a la obra ante cualquier señal. Aquí te comparto algunos consejos que pueden serte de gran utilidad para ayudar a tus hijos a sentirse seguros de sí mismos y con capacidad emocional para enfrentar este tipo de situaciones.
Debes informar a la escuela de lo que está sucediendo.
Sea que tu hijo te lo haya platicado, te hayas enterado por la madre de alguno de sus amiguitos del colegio o porque tú estés sospechando que algo no está bien en la escuela, "debes" dirigirte al centro de estudios y avisar para que en conjunto planteen soluciones pertinentes. Entrevistarte con los maestros es indispensable para que estén en constante observación y coloquen las medidas necesarias para evitar el acoso.
Ayuda a tu hijo a que tenga claras sus habilidades y capacidades.
Cuando tú le reconoces sus talentos refuerzas su autoconfianza y lo guías a que ponga el foco en sus habilidades. Esto lo ayudará a mantener un buen autoconcepto y a estar consciente de que todos los niños tienen capacidades y son buenos en algo. Además, el que tú le manifiestes admiración le dará la fuerza suficiente para impedir que cualquier comentario negativo permee en su autoestima.
Es importante que tu hijo se acerque a sus verdaderos amigos y creen una red de apoyo.
Es sumamente importante que cuenten con una red de apoyo en la que se protejan entre todos. No es una incitación a pelear ni una conspiración de bandos puesto que la idea no es generar más violencia, al contrario, solo es un punto de soporte que les de seguridad para sentirse acompañados. Para ello es muy importante que tu niño afiance la relación con los pequeños con los que se siente cómodo y seguro. Para ello, ya debiste haber hablado con la maestra de colegio.
No caigas en el error de pedirle que se defienda con violencia, esa no es la solución.
Sé que en nuestra desesperación como padres podemos pedirle al niño que responda con la misma agresividad con la que lo tratan. Sin embargo, si tu hijo es vulnerable al abuso de poder y teme por su tranquilidad, no lo va a hacer y aunque pudiera, tampoco es la solución. Si tu hijo aplica la ley del talión estarás llevándolo por el camino equivocado. La idea es que sepa cómo manejar esta situación comprendiendo desde la empatía. Puedes explicarle las posibles causas por la que los niños actúan así y por supuesto hacer énfasis en que el problema es de ellos. Aunque no es justificación, puede comprender pero siempre te lo debe platicar.
Sugiérele que evite todo tipo de contacto con los niños que lo molestan.
Muchas veces los niños que sufren bullying en el afán de sentirse aceptados por sus acosadores intentan agradarles o incluso hacer cosas que los pueden meter en problemas con tal de sentirse aceptados. En este caso lo mejor es que siempre los eviten. Si tú le das la indicación de que se aleje de ellos y busque a su red de apoyo sentirá que tiene opciones ante la situación que está viviendo.
Cuando te platique lo que le pasa en el colegio debes escucharlo con atención, sobretodo si sospechas que algo no está bien.
A veces y sin intención, puedes darle poca importancia a los sentimientos de tu pequeño ante una situación de acoso escolar. Como adulta sabes cómo lo resolverías y piensas que tu hijo también, pero no olvides que es un niño. Primero escúchalo, identifica sus emociones y luego ayúdale a explorar soluciones. Jamás le digas que exagera y permite que él te dé opciones o alternativas en las que haya pensado. Es importante que sienta tu apoyo y soporte. Evita comentarle que hablarás con el colegio ya que esto puede causarle mucha angustia. Te pedirá que no lo hagas con tal de no meterse en problemas. Para que siga confiando en ti omítele esa acción que llevarás a cabo y ponte de acuerdo con los directivos para que tu hijo se sienta apoyado.
Evita una conversación tipo interrogatorio policiaco, se cauta y haz preguntas sutiles para que se vaya sintiendo en confianza.
Ten claro qué sucede. Necesitas indagar sobre el maltrato al que tu hijo está siendo objeto. Es posible que lo estén excluyendo, le quiten la comida, su mochila o pertenencias. Incluso, podrían pedirle que haga cosas que lo metan en problemas chantajeándolo, así lo aceptarán en el grupo de amigos. Para que tu hijo te platique todo esto, es muy importante que no te desesperes y la conversación tenga preguntas sutiles que estén más encausadas a sus emociones. Poco a poco comienza a indagar las formas en las que sufre acoso para que puedas tomar las medidas pertinentes.
Déjale claro que no hay nada malo en él o ella.
Ante las burlas puede sentir que hay algo malo en él o ella. Es por eso que es sumamente importante que le reiteres que quienes están cometiendo un error son los compañeros que se burlan y que no tienen nada de qué avergonzarse, puedes decirle algo así como: Ellos son los que están enojados consigo mismos. Seguramente tienen algún conflicto en casa y se desquitan contigo. No se trata de justificar la conducta inadecuada de los niños que lo acosan pero sí de no crear rencores con los que puede cargar durante mucho tiempo. Tampoco es para que se vuelva permisivo sino que aprenda a ignorarlos sabiendo que el problema viene de afuera y nada tiene que ver con su escencia.
Enséñale a decir lo que piensa y lo que siente sin temor.
Practica con él en casa, es importante que tu hijo se sienta libre de todo juicio cuando te habla de sus sentimientos. Recuerda que también debe estar libre de todo tipo de maltrato psicológico y verbal en el hogar, así que no le pidas congruencia si en casa también recibe algún tipo de maltrato. Permítele dar su punto de vista y escúchalo sin interrupciones. Dale la oportunidad de que sienta que no hay nada malo en expresar sus emociones, dale ese derecho y sabrá utilizarlo. Te lo aseguro. Recuerda que la confianza y seguridad comienza en casa.
Entrénalo a pedir lo que necesita haciendo simulaciones juntos.
Si a todo le dices no e incluso ni siquiera lo escuchas con atención, pensará que sus necesidades no son importantes y reproducirá este pensamiento en sus relaciones sociales. Por otro lado, es importante predicar con el ejemplo por lo que en casa "todos" deben tener y dar ese derecho. Pedir ayuda es algo natural y no es sinónimo de debilidad, debes ser muy clara en ello. Al pedir lo que necesita en casa, no siempre obtendrá lo que quiere sobretodo cuando no se puede, pero al menos tendrá la confianza de solicitarlo sin temor y reproducirá esa conducta sana en su vida social con amigos y maestros. Lo importante es que vaya desarrollando la seguridad desde casa.
Hazle saber que puede contarte lo que sea, que tú siempre estarás ahí para apoyarlo en lo que necesite.
No basta con decirlo, necesita sentir que puede confiar en ti y para ello es importantísimo que no lo descalifiques, que no desacredites sus emociones y no juzgues su forma de reaccionar ante la situaciones. Así que mejor evita el: “no es para tanto”, “esas son tonterías de niños” y frases que impidan que se acerque a contarte. Aunque le digas que estás segura que podrá resolverlo, debes darle las recomendaciones y opciones de cómo hacerlo, siempre preguntándole con cuál se siente mejor y cuál necesita de tu intervención.
Haz un intercambio de roles practicando escenarios reales con la pregunta ¿Que harías si...?
Conviértete en él y enséñale vivencialmente cuáles son las formas adecuadas de ignorar los comentarios molestos de sus compañeros. Si los niños que lo molestan ven que sus frases no le hieren, dejarán de utilizarlas. Si tú eres precisa comprenderá a qué te refieres. No basta con que lo platiques con él, necesita ver las formas adecuadas de responder ante las situaciones. Conviértete en él y luego intercambien roles. De lo que observó en ti pídele que lo repita a su manera para que vayas aproximándolo a sentir seguridad y opciones de respuestas.
Dale algo que pueda despertar el interés del grupo y que de alguna forma lo coloque en un rol de poder.
No se trata de comprarle amigos a tu hijo, se trata de que tu hijo sienta que tiene algo valioso para pertenecer y sentirse con el derecho de ser integrado. En este caso objetos que llamen la atención como un balón o un nuevo juego de mesa pueden ser de gran utilidad. La intención es que sienta que puede formar parte de un juego y que incluso es considerado importante porque es quien tiene el control de la situación a través de dicho objeto. Es una manera indirecta de empoderarlo más en el entorno de sus amigos.
Indúcelo a que ignore los comentarios crueles y que sea indiferente ante ellos.
Seré reiterativa en esto para que no lo olvides. Si pides a tu hijo que responda agresivamente, no le quedará clara la práctica del respeto ya que no podemos pedir lo que no estamos dando. Es una forma de ser congruentes en la vida. Mejor explícale algo parecido a esto: “no le des importancia a sus comentarios. Lo que te dice es porque es lo que piensa de sí mismo y no puede soportarlo. Por eso te lo dice a ti. No lo escuches, muévete de lugar y voltea a otro lado como si estuvieras entretenido en leer tu libro o platicando con tu amigo.
Que se reúna con sus amigos cercanos invitándolos a casa o a una caminata por el parque.
Es importante que supervises de cerca la dinámica y observes en vivo -sin que se den cuenta- las formas en las que tu hijo permite la agresión. Ten en cuenta si su miedo es a hablar, a pedir, a defender su espacio o a exigir respeto de su turno, así practicarás mejores respuestas con él. Si tú detectas las dinámicas de comunicación que tiene podrás ayudarlo de mejor forma. Incluso podrás pedir y consultar la ayuda de un profesional que los oriente como familia en el desarrollo de la seguridad y autoconfianza de tu hijo.
Karina Suárez Fernández es psicóloga clínica, psicoterapeuta de profesión y madre de dos.
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